viernes, 2 de octubre de 2015

Amor en pausa

Tampoco me importa el mío
Amigos y amigas, visitantes de ésta, mi casa de letras, colegas, apasionados y apasionadas de la vida, hoy quiero contarles que es éste un post de "hasta pronto". 
Me voy de vacaciones, las que no pude tomar durante el largo invierno 2015. Me voy ahora, justo cuando los días son soleados, reverdece el bosque, los trinos se ensamblan unos a otros y el coro de aves suena magnífico. Me voy justo ahora, cuando tengo ganas de quedarme...
¡Siempre tan a contramano! Es que por lo mismo no planifico nunca nada. Cuando debo hacerlo, casi por obligación por un tema meramente económico, luego me sucede que ya no tengo ganas de hacer lo "planificado". Pero ya saben como funciona esto, al menos en Argentina; o se compran los pasajes anticipadamente o luego no hay dinero que alcance para comprarlos, pues los costos son muy elevados. 
No es una queja, por suerte aún puedo viajar y disfrutar de la vida. 
Lo que digo, es que mi personalidad es inquieta, cambiante. Que nunca se lo que voy a hacer mañana, y para mi eso es muy bueno. Es la manera de no atarme, de sentirme libre.
Me gusta ir adonde el viento y las circunstancias me lleven, pero claro...eso no siempre es posible si una no pertenece al poder político o económico. Si una es docente "egresada del sistema", escritora y adora recorrer los caminos ávida de adquirir nuevos conocimientos, nuevos amigos y sentirse habitante del mundo, debe comprar los pasajes al menos con 5 meses de anticipación....¡Una vida! 
Como sea, luego me lo paso genial, y mis expectativas son superadas ampliamente. 
Mi manera de viajar habitualmente es muy "sui generis" pero esta vez, como no viajo sola, será más "tradicional"motivo por el cual, supongo, estoy bastante inquieta. 
Voy con una amiga con la que fuimos juntas al cole secundario. Ella vive en Buenos Aires.  Recorreremos Portugal, y el sur de Italia. En Lisboa vive una amiga que conocí justamente viajando. Ella me alojó en su departamento de París, en 2012 y luego se alojó en mi casa, el año pasado, cuando vino a conocer Ushuaia. ¡Uhhhh!¡vaya que me he extendido contando una historia muy personal! No era la idea, sino más bien empecé esta intro, pensando en que me gustaría saber, si tienen ganas de contarme, como se llevan ustedes con eso de planificar. ¿Son de las personas que planifican que van a comer cada día de la semana, que organizan como dos meses antes que harán en noche buena, navidad, año nuevo etc? ¿Planifican sus viajes con un año de anticipación? Eso por citar ejemplos, pero espero comprendan el concepto. ¿O son, como mi caso, de los que apenas tienen un panorama de los próximos 3 días y ya?
Sostengo que la vida es hoy...Conocí gente que se la pasó planificando que haría, por ejemplo al jubilarse, en vez de disfrutar el día a día y se murió pocos meses antes de lograr la jubilación. ¡Y tantos otros casos similares!
En fin, que como casi siempre, me he puesto demasiado verborrágica y ya es hora de decirles que estaré ausente todo el mes de octubre. Seguiré leyendo de tanto en vez a mis amigos y amigas bloggers,  pero  no dispondré de tiempo para publicar. Espero volver con el alma henchida y la vista atiborrada de bellas imágenes para poder plasmarlas en mis escritos.
Como siempre, gracias por leer mi blog. Espero opiniones, críticas y halagos también ¿Vale? ¡Hasta noviembre! Buena vida.
   Lu
Frases para pensar:
Los cedros son tan erguidos, rectos y bellos. Querría que los corazones humanos crecieran de esa manera...” 
Yasunari Kawabata
Lo que para una persona puede ser una distancia prudencial, para otra puede ser un abismo
Haruki Murakami
Mi necesidad de transformar la realidad era una necesidad urgente, tan importante como las tres comidas diarias o dormir.” 
Yukio Mishima
El que cambia su opinión demuestra con ello que su mente no es de piedra.” 
Natsume Soseki
Acá no zafás:
(para eso  me hice “bloggera”, para publicarme...¡así que leé la entrega Nº  183 de la suelta de mis letritas)
Amor en pausa
Al fin viajaría a Barcelona. A pesar de vivir en Madrid, adonde llegó exiliado desde Buenos Aires a fines de los 70, nunca había podido ir. Algo acontecía cada vez que planeaba un verano a orillas del Mediterráneo.
Feliz preparó su mochila. Serían 5 días. Suficientes para pasear por las ramblas, perderse en las callecitas del barrio de Gràcia, sin olvidar el Parc Güell por supuesto, echarse en la Barceloneta, salir de tapas y disfrutar de ese paisaje tan acogedor que, tan minuciosamente bien, describía para él su prima Elena en extensos mails que dejaban entrever, entre líneas, la necesidad de un reencuentro por parte de ambos.
Elenita, como le decían cuando ambos eran  adolescentes  y vivían en Vicente López.
Se amaban entonces, pero eran tiempos difíciles. Difíciles para los que pensaran distinto, difíciles para los inteligentes, difíciles para los que se salían del molde y tenían pensamiento propio... ¡Eran los desaparecidos de entonces! Eran los que los adultos, amazacotados y asustados, sostenían “algo habrán hecho” justificando así sus muertes.
A ella, la mandaron los padres a estudiar a Barcelona.Estaban aterrorizados porque él no sólo era el primo, sino porque –lo peor de lo malo- “era comunista”.
Él siguió, hasta la noche que tuvo que escaparse por los techos, yendo a la facultad de ingeniería, militando clandestinamente, leyendo libros “prohibidos”...
Esa noche fue el fin y el principio. Logró que un cuñado de su tía Lola que trabajaba en Ezeiza, lo embarcara hacia Madrid.

Fue duro el comienzo. Se juntó con expatriados y generaron vínculos a partir de la desgracia compartida  y, comunitariamente, reconstruyeron la argentina en un barrio madrileño. Luego el devenir de los días, todos y cada uno fueron aquerenciándose, siempre con el mate en la mano, las pizzas nocturnas y algún picadito de hombres donde se podía.
Se casó, tuvo un hijo, construyó desde la nada, vivió intensamente cada día, amó, sufrió, como cualquier mortal, con el valor agregado de remontar el desarraigo
Celebró  el retorno de la democracia, y regresó  a Buenos Aires para abrazar a los viejos, pero ya no era tiempo de volver a empezar.
Así fue como Juan, se quedó en Madrid, se separó, cambió de trabajos, pintó y esculpió logrando varias y buenas exposiciones.
Así fue como pasaron treinta y seis  años casi sin que se diera cuenta.
Treinta y seis años intercambiando novedades con su prima, primero correo postal, alguna llamada telefónica. Luego mails, skype, y cuanto adelanto tecnológico pudiera acercarlos a pesar de la distancia física.
¡Treinta y seis años en que el amor entre ambos estaba en “pausa”!
Y a punto de subir al tren que lo llevará hacia Barcelona pero también, y primordialmente, a Elena se pregunta si no le quedará chica la mochila...Intuye que podría quedarse bastante más que cinco días...
Piensa, excitado, que tal vez haya llegado el momento de poner “play” y reanudar el amor.