Tampoco me importa el mío
Podría hablar de temas varios pero...¡No se me ocurre ninguno!
Es que estoy atravesada por la enfermedad de Morrison.
Les cuento:
Morri es el gatito de una vecina -hay quienes ya lo saben- que empezó a venir a mi casa a pocos días de que un perro mató al mío.
Entonces
un día escucho un gato maullar en mi puerta. Abrí y entró el gato blanco con manchas negras que yo veía jugar con mi Momo.
Estuvo 3 días consecutivos viniendo y oliendo, desesperadamente, los sitios en los que siempre estaba Momito.
Al cuarto día dejó de oler pero nunca más dejó de venir a visitarme.
De esto hacen ya 2 años y medio-octubre 2021-
Pasaba muchas horas del día en mi casa.
Al atardecer yo le ponía comida húmeda en el hall frío y lo despedía hasta el día siguiente. Cerraba la puerta de mi casa y él, luego de comer, se iba a su casa saliendo por la puertita gatera que tengo en el hall frío.
Un día supe que se llamaba Morrison -vino con collar y chapita con el nombre- y tuve la certeza de cuál era su casa.
Así las cosas, Morrison fue quien mitigó mi angustia por la pérdida de Momo. ¡Y pasó a ser mi "compañerito diurno"!
De hecho, tiene sus platos, sus juguetes, su "baño". ¡Todo!
Dicho esto, les cuento que el último día que vino fue el martes 9. Los dos primeros días que no apareció por mi casa -tampoco estaba en la calle- no me inquieté demasiado porque pensé que tal vez no se sentía bien y "su humana" no lo dejaba salir.
Al tercero ya empecé a pensar que algo no andaba bien y así llegué al 6° día sin saber de él y por cierto -alarmista que soy- pensé que lo había agarrado un perro, entre otras cosas así de tremendas.
Finalmente y con la angustia "a flor de piel" me armé de coraje y fui a tocar la puerta de la vecina.
Nunca nos habíamos cruzado, de hecho yo ni siquiera sabía su nombre.
Me atendió, me presenté y ...se le llenaron los ojos de lágrimas.
Me dijo qué sí, que sabía que pasaba tiempo conmigo, que se lo había dicho otra vecina- que vive justo enfrente mi casa y ambas son amigas-. Me invitó a pasar y me contó que tiene cancer en el hígado. Al entrar, lo vi: ¡Flaquitoooo demás!! ¡Mi vida!
La veterinaria le dijo que nada se puede hacer pero...
¡Siempre debe haber una luz de esperanza! Yo la tengo, mi vecina de enfrente también. Ella -la de enfrente- le pasó reiki.
Lo traje, una media hora, a mi casa y ronroneaba muy fuerte, yo lloraba como una condenada...
Para resumir: Pasó bien la noche, me dijo Sol -su "madre humana"- cuando fui a buscarlo esta mañana. Decidió que hoy mismo -miércoles- lo va a llevar a una consulta con otra doctora que le recomendamos.
Ahora mismo, mientras escribo, está durmiendo en su silla de siempre, a mi lado. Está muy cansado, es lógico, pero comió, fue al baño, se limpió y quiso salir.
Total que como el día está muy lindo, le puse el arnés que era de mi Momito y pude sacarlo al jardín ¡Se lo veía contento!
En un rato más lo voy a llevar a su casa y Sol lo va a llevar a la consulta.
Cruzo los dedeos y espero que cuando estés leyendo esto él aún esté luchando con todas su fuerzas para seguir andando y te pido por favor que vos también los cruces.
Así estaba ayer a la tardecita cuando lo traje a mi casa
Así se limpiaba esta mañana -17/04/2024
Y así descansa-agotado- mientras les cuento
Esa Musiquita en el recuerdo
Acá no zafás:
(por eso me hice “bloguera”, para publicarme...entrega Nº549 de la suelta de mis letritas)
NOTA: Hoy sale para peques o, como siempre digo, para alimentar ese niño o niña que llevamos dentro.
Es un poemita de 2019. Hoy esos gatitos ya no están. (Pero vienen otros)
Mi musa fue ese gatito callejero que se metió en mi vida y se adueñó de mi corazón. "Calabaza" alias "Momo". ¡Siempre lo extraño!
La pandilla de mi Gato
En mi parque
hay muchos gatos
Uno es Calabaza
-el gatito de mi casa-
otro, al que llamo Garfield,
es un gato anaranjado.
Uno
-que nos tiene miedo-
es gris atigrado
No se deja hacer mimitos
-nos da pena-
¡es un gato abandonado!
Y también se suma
-a esta comparsa-
Chirlo, negro
con manchas blancas,
con su familia de personas
vive a la vuelta de casa.
En ocasiones
aparece Chimuelo
-el gato de mi hija-
que es tranquilo y casero.
Para completar esta banda
a veces viene
una gata bonita
-en blanco y negro -
parecida a Chirlo
-pero al revés la manchas-
¿será su hermanita?
Se miran, se huelen,
juegan, pelean
y duermen la siesta...
¡Esta pandilla gatuna
-en el parque de mi casa-
arma siempre alguna fiesta!