viernes, 12 de junio de 2015

Primera soledad (Armando Tejada Gómez)

Tampoco me importa el mío
Y porque los años agudizan la sensibilidad, tal vez, o porque los días tan breves como oscuros me encuentran nostalgiosa, o porque, como ya dije, estoy hastiada de tanta información pre electoral, "desinformación" las más de las veces, con campañas mentirosas, o porqué si nomás vuelvo en una introspección veloz a mis días de infancia. 
A las fotos en blanco y negro, a los juegos en la vereda, a la soga y el elástico en la escuela.
Recuerdo que nos sentábamos con mi hermano en la vereda de nuestra casa, y jugábamos al cine. La gran pantalla era la medianera y la película, las luces y sombras proyectadas sobre la misma, al caer la tarde y encenderse las primeras luces de la calle. Era un tiempo sin tiempo, salvo el de ir a la escuela. Era un tiempo sin televisor en mi casa. Entonces, esperábamos ansiosos que unos vecinos nos invitaran a tomar la leche. Nosotros felices, más que por comer torta de chocolate y beber cascarilla de cacao, porque era nuestro momento de ver, en blanco y negro, Lassie, o Los 3 chiflados. Mi marciano favorito, El Llanero Solitario o la pequeña Lulú y no recuerdo que más.
¡Entonces sí que poníamos a prueba nuestra imaginación! Entonces sí que la infancia era tiempo de inocencia...
Y no. No quiero decir con esto que todo tiempo pasado fue mejor. Pero me atrevo a decir en todo caso, que fue más calmo, más seguro, más pasito a paso, un peldaño tras otro, sin saltearnos ninguno.
Seguramente quienes sean cincuesesentones y lean estas lineas, se identificarán con alguno de mis recuerdos, pues no creo que sus vivencias de infancia sean muy diferentes a lo que cuento.
Mencioné las fotos en blanco y negro..¡pero olvidé las fotos pintadas! Y no puedo decir esto, sin subirlas hoy a esta intro...Es posible que las personas jóvenes, nunca hayan visto una "foto antigua" de verdad. Digo esto porque, en ciertos lugares turísticos, te sacan fotos con filtros y entonces parecen antiguas, pero en verdad no lo son.
Pueden reírse si quieren..pero seguramente también habrá quienes se reconozcan en esos cortes de pelo.
               
En la "pintada" tendría unos cuatro años y estoy con mi hermano. En la segunda tenía siete y es la típica foto que nos sacaban en la escuela.
Creo que voy a salir a buscarme...Voy a ver si encuentro por allí a esa niña que fui. Voy tras mi niña interior así que, como siempre, gracias por leer mi blog. Espero opiniones, críticas y halagos también ¿Vale? ¡Hasta el viernes próximo! Buena vida
 Lu
Frases para pensar:
"Yo soy una parte de todo aquello que he encontrado en mi camino"
Alfred Tennyson
"En el rostro está todo. Está tu historia, están tu padre, tu madre, tus abuelos y bisabuelos, tal vez incluso algún tío lejano del que ya nadie se acuerda"
Susanna Tamaro
Sólo dos legados duraderos podemos dejar a nuestros hijos: uno, raíces; otro, alas.
Hodding Carter
Hoy zafás:
Hoy me dieron ganas de publicar un sensible y magnífico poema de Armando Tejada Gómez, como  para seguir hablando de infancia...
 Primera soledad
Hoy mi madre no me quiso.
La he rondado horas enteras 
vestido de capitán, de mago, 
de marinero, pero nada, 
no me quiso ni me ha pegado siquiera.

Salgo a morir al baldío 
volteando todas las puertas.
Arde el sol en el silencio 
amarillo de la siesta.

Ni gatos ni vigilantes.
Sólo la calle desierta.
¿Cómo me voy a morir 
sin que mi madre me vea?

Armando Tejada Gómez - Cosa de Niños (1991)

1 comentario:

  1. Hola, qué linda se te ve en esas fotos con el corte taza que yo también usé. Y eso que contás de jugar con la imaginación, es algo que los pibes de hoy se pierden. Mi hermano hacía sombras chinas sobre la luz que el farol de la calle daba sobre una pared así como ustedes se inventaban un cine. Con mi mejor amiguita de la infancia hacíamos tortas de arena en un viejo molde de lata que mi mamá no usaba más, y le poníamos florcitas de un árbol que se llamaba transparente, en lugar de grageas. No he encontrado ese árbol ahora que volví a mis raíces. Jugábamos a las muñecas, les dábamos de comer, las vestíamos y hasta las poníamos en penitencia. También le leíamos cuentos, porque sabés, jugamos a esas cosas hasta casi los 12 años. No sé si el tiempo pasado fue mejor, pero era lindo.
    Me encantó el poema. Escribía muy bien don Tejada. Besos, Evy

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