viernes, 6 de noviembre de 2015

Instantes

Tampoco me importa el mío
¡Pero el futuro ya es pasado! En la entrada anterior a esta -2 de octubre- les decía "viajaré" "recorreré" y tenía una gran expectativa sobre el viaje que haría. Pues ahora debo decir "viajé" "recorrí"...
Aquí estoy, aún tratando de "aterrizar". Todo sucedió tan vertiginosamente que no puedo comprender como es que ya hace una semana que he regresado.
Y tengo miedo de que así, de prisa, se vayan también mis sensaciones y las vivencias de este viaje tan placentero.
En principio, quiero decir que adoré Portugal. Esas callecitas para caminarlas sin rumbo, descubriendo, sino imaginando, que pasa detrás de algunas puertecitas que parecen hechas para liliputienses, pero con una madera tan fuerte que nadie se atrevería a derrumbar. Con sus llamadores de hierro, con los apellidos familiares, o alguna otra referencia sobre quienes son sus moradores, como por ejemplo la "casa do avô", que me derritió de ternura. Los techos de teja, las fachadas azulejadas, los balcones floridos y, particularmente, me enamoré de la tranquilidad y amabilidad de su pueblo.
Si pareciera que, ante tanta paz, hasta las cigüeñas esperan en sus nidos que algún niño vuelva a creer en la magia de llevar bebés colgando de sus picos.
El orden del tránsito aún en Lisboa que es una capital pequeña,en relación a otras, pero no por eso deja de serlo. ¡¡Y los tranvías!!
Y los conductores esperando que los peatones crucen sin ninguna prisa...
La asombrosa "capela dos ossos" cuya existencia descubrí googleando "Evora " pues una amiga me había dicho que, si iba a Portugal, no podía dejar de ir a visitar ese sitio cuyo centro histórico fue declarado "patrimonio de la humanidad" por la UNESCO.
¡Sintra!  Allí además de disfrutar de ese sitio tan pintoresco, fuimos a "Quinta da regaleira" y al "Palacio de Monserrate" ¡Y por supuesto fuimos a "Piriquita" a comer "travesseiros" ¡Excelentes los pasteles y la repostería portuguesa! Y si de dulces hablamos, ¡cómo íbamos a perdernos de probar "Os pastéis de Belém" 
¡Y  que sabrosos los platos típicos! No se si me he fanatizado con este paisito y su gente, pero debo decir que lo único que no me ha gustado de Portugal es ...¡el "bacalhau"! En honor a la verdad, ni siquiera lo probé, pues nunca me gustó ese pez.
Por cierto, fui a la "Livraria Lello" y como "turista cholula" me compré un libro de Fernando Pessoa que bien podría haber comprado aquí en Ushuaia....¡pero leerlo en portugués tiene otro encanto! Hemos asistido a un concierto de fado y, como corresponde, visitamos una de las tantas bodegas de Porto, finalizando con la cata de sus excelentes oportos.
Tanto más podría decir de Albufeira, Silves, las rutas portuguesas, pero seguramente muchos de ustedes ya conocerán y tendrán su visión particular que puede, sin dudas, diferir de la mía. Y a quienes aún no conocen, intenten ir, busquen info, métanse en sus calles con google maps.
Podrá no gustarles tanto como a mi, pero seguramente no permanecerán indiferentes. Lo que, sin lugar a dudas, puso el valor agregado fue mi excelente experiencia con su gente...eso solo puede evaluarse transitando sus pueblos y sus calles.
Y he visto gatos negros por todas partes, hasta en el Palacio Monserrate, lo cual debería cambiar el pensamiento de los supersticiosos porque ¡lo he pasado genial!
No he visto niños mendigando (como en Nápoles) ni gente apiñada en los colectivos y ni necesidad de cuidarse de "cartertistas" (como en Roma)...Si, ya sé, las comparaciones pueden ser odiosas. Prefiero dejar entonces para otra entrada, mi visión de lo poco que conocí y vivencié en Italia.
  


               


Como siempre, gracias por leer mi blog. Espero opiniones, críticas y halagos también ¿Vale? ¡Hasta el viernes próximo! Buena vida.
  Lu
Frases para pensar:
En mi vida, disfruto de mis viajes y disfruto cuando regreso a casa. 
Tagami Kikusha
He descubierto que no hay forma más segura de saber si amas u odias a alguien que hacer un viaje con él” 
Jack Kerouac
Independientemente de cómo se viaje, de los atajos que se tomen, del cumplimiento o no de las expectativas, uno siempre acaba aprendiendo algo” 
Mark Twain
Un viaje es una nueva vida, con un nacimiento, un crecimiento y una muerte, que nos es ofrecida en el interior de la otra. Aprovechémoslo.
Paul Morand
Acá no zafás:
(para eso  me hice “bloggera”, para publicarme...¡así que leé la entrega Nº  184 de la suelta de mis letritas)
Instantes
Viajar en el circunvesubiano es toda una aventura.
Aliento contra aliento, piojos saltando de una cabecita local a una rubia turista londinense, mochilas golpeando las caras de quienes tuvieron ¿la suerte? de viajar sentados, olor a tiempo suplementario seguido de definición por penales, riesgo de quedarte solo con lo puesto y una mochila vaciada entre el tumulto y el traqueteo del tren.
Así las cosas justo en hora pico, recuerdo,  debí subir en Nápoles para viajar hasta Sorrento.
Virgen yo de esa experiencia empecé a preocuparme cuando el aluvión de gentes me metió, sin que yo estuviera segura de querer hacerlo, adentro de un vagón sucio, sin aire y con la turba.
De hecho, en ese trance, perdí a mi amiga con la que viajaba.
Quedé aplastada en medio de la mochila que cargaba en la espalda y la que llevaba sobre el pecho.
Me costaba respirar, no tenía de donde asirme, así que cada tanto y sin querer manoteaba alguna espalda, brazo, rodilla o vaya uno a saber que parte de la anatomía humana.
Nadie decía nada al respecto. Algunos soplaban, otros a pesar de todo reían y conversaban con sus amigos.
Empecé a intuir que esos dos muchachones que se miraban por sobre mis hombros, hacían gestos y hablaban en un idioma para mi inteligible, se estaban mofando de mi cara de sufrimiento.
Luego, en una de las tantas paradas del tren y en medio del reacomodamiento que se produjo, alcancé a ver que uno de ellos estaba descalzo...
Me sentí absolutamente insignificante, presumida y egoísta. “Sufriendo” por viajar en ese imponderable tren, del cual bajaría al fin para ir a un departamento reluciente, cómodo, ducharme vestirme y calzarme a mi antojo.
Pocas estaciones antes de finalizar semejante viaje, sentí que el chico de los pies descalzos y su amigo, se apretujaban sobre mí, y me pareció sentir algún tirón en la mochila que cargaba sobre mis espaldas.
Se detuvo el tren. Con alivio, vi como esos chicos bajaban y yo podía conseguir un lugar más cómodo, al menos con la posibilidad de sostenerme de un sucio y despintado travesaño.
Una estación más, fin del viaje. Bajamos los pasajeros que aun quedábamos, estirando nuestras ropas,  sosteniendo fuerte nuestras pertenencias y en el andén, finalmente, pude volver a reunirme con mi amiga.
-¡Que viaje demencial Lu!
No alcancé a responder, pues en ese instante estaba bajando la pesada mochila de mi espalda y divisé que habían abierto uno de los cierres.
-¡Ay no!, ¡creo que me robaron!
-Uh! Que cagada. Yo estuve todo el tiempo atenta, muchos carteristas aprovechan el tumulto. ¿Pero te falta algo?
Asombrada yo, comprobé entonces que mi billetera, a la vista, estaba intacta. Ni cinco céntimos de euro me faltaban. La máquina de fotos, seguía allí, en el mismo lugar, la tablet también...
           El espacio vacío correspondía a un par de zapatillas que había comprado dos días antes, en Roma, para poder caminar sin que me duelan los pies y pasear a gusto por la Costa Amalfitana.

8 comentarios:

  1. Bienvenida Lu! Me alegro que la hayas pasado lindo.
    Me encantaron las fotos y los comentarios de la turista cholula :)
    y tambien las frases y los instantes... que de esos ultimos espero enterarme mas.
    Te mando un abrazo y beso grandes... ate a proxima! corina

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  2. Hola viajera, ya me diste muchos detalles en persona, pero los que escribiste están magníficos. Pude "ver" Portugal a través de tus ojos y palabras.Las fotos están muy buenas, pero tu relato está mejor que ellas, porque tiene implícitas tus sensaciones de turista. Como dice aquel antiguo aviso de Virginia Slims,has recorrido un largo camino muchacha.Falta mucho por conocer pero tus piecitos han caminado varias veces por el viejo continente.
    El cuento del viaje en tren, muy bueno, las frases me encantaron, espero más para la próxima entrega de tus letritas, besos, Evy

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  3. Cori! Te veo en el super seguramente y conversamos un rato en el medio de las góndolas y con las compras en el carrito!! Gracias amiga por tu buena onda.
    Evy, habrá más, gracias por estar siempre.
    Beso a las dos

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  4. Me ha maravillado tu escrito. A veces es mejor viajar dentro de la mente....
    Maravilloso como relatas cada momento es como que yo estaba ahí con vos.
    Y las zapatillas.
    Con el final inesperado...
    Las Zapatillas

    Sentí la realidad de hambre y dolor en el mundo

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  5. Hola Mucha!
    Gracias por tu comentario tan generoso. ¡Me halagas!
    Particularmente porque veo cumplido el objetivo que quise plasmar en el cuento: el hambre, niños trabajando, pidiendo limosnas etc., no es una exclusividad de las calles de Buenos Aires o, particularmente, del norte argentino. Y no es que esto me de calma, pues como bien dice el dicho "mal de muchos, consuelo de tontos". Pero es cierto que es esta una realidad mundial. Es este mundo de injusticias, donde unos pocos deciden la vida de tantos...
    Creo que está bueno que quienes podemos expresarnos, a través de la palabra, o las artes visuales, el arte en definitiva, podamos reflejarlo...
    Te mando un abrazo, y mañana, con menos sueño que a esta hora de la noche, pasaré a deleitarme con tu nuevo post.

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  6. Volví de tu mano a Portugal, que ya te conté que adoro, y a sus gentes tan amables y educadas.

    Has conectado, Lu, has captado su esencia. Qué rico el Oporto, y como se sube a la cabeza. Aunque prefiero el Vinho Verde con cualquier pescado fresco hecho a las brasas.

    ¿Sabes? cuando visitamos la "Quinta da regaleira" esperaba que de un momento a otro saliera Morticia, divina, pálida y regia y nos hiciera de anfitriona. Es hermoso y decadente ese lugar y algo siniestro.

    Siento que no te atrevieras a probar el Bacalao, Lu, seguro que cambiarías de opinión, yo sólo lo como cuando voy a Portugal o al País Vasco, que ahí también lo bordan.

    Ay, Lu, te imagino en el tren y se me ponen los pelos como escarpias, aunque menudo material literario.

    Uf, menos mal que sólo se llevaron las zapatillas, es que a mí me ven la cara de despiste y hasta en un pais tan seguro como Cuba, me robaron la cartera con todos los documentos dentro.

    La denuncia en La Habana nos llevó dos horas y media de reloj, a ritmo caribeño, empecé llorando y acabé riendo de lo absurdo que era toda la burocracia. No te cuento más.

    Me quedo con la frase “En mi vida, disfruto de mis viajes y disfruto cuando regreso a casa.”

    Me encanta viajar, pero cuando llego a casa entro cual ET: mi casaaaaa, mi camaaaa!

    Un abrazo, Lu

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  7. Tesa!! Coincido en que es una pena no haberme animado con el "bacalhau"...¡Tendré que volver pronto a Portugal para poder probarlo entonces!
    ¡Me gustó también el vinho verde! aunque debo confesar que soy fanática del vino tinto argentino en cualquiera de sus cepas, con preferencia: malbec.
    ¡¡Muy ocurrente tu visión da Regaleira!! Cerré los ojos, imaginé a Morticia paseando por allí y apareciendo imprevistamente y creo que tu visión estuvo muy buena!!
    Respecto a "Instantes", creo que está muy bien logrado, a mi me parece un buen texto (no siempre me agrada lo que escribo) Debo decir que algunas partes del relato son reales...otras son sólo "puro cuento"...
    Besos

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  8. Amiga Lu que bueno que ya estas de vuelta, aun no he leido nada de tus escritos, pero ire con calma saboreando tu magnifico paseo, vengo llegando tambien de una prolongada estadia en casa de mi madre en Viña del Mar, preparandole su cumpleaños nro 80, me ha tenido muy afanada porque vendran mis parientes de distintos lugares de Chile y queremos que todo este muy lindo para este gran acontecimiento, ella está muy bien y queremos que este muy feliz en su celebracion, ya te ire contando con más calma, te comentaré más el dia de mañana, un abrazo feliz!

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