viernes, 20 de abril de 2018

Recuerdos estudiantiles

Tampoco me importa el mío
Hace una semana, mientras desparramaba mis letritas, los pensamientos se empujaban y enredaban tanto que pensé, entonces, que debería delinear una segunda parte de "reflexiones sobre el buen  humor y las risas".
Intentaré hacerlo ahora y ya veremos que sale habida cuenta que al no haberlos dejado salir en esa oportunidad, pareciera que hoy están de huelga.
Antes quiero contarles, para quienes vienen siguiendo la historia de mi salud, que finalmente estuvieron los resultados finales de biopsia y transcribo aquí la conclusión: "DIAGNÓSTICO: CUATRO GANGLIOS  LINFÁTICOS DE AXILA IZQUIERDA LIBRES DE TUMOR"
Ahora sí, respecto a la risa, voy a retomar el tema. Decía la semana pasada que, me parece a mi, el sentido del humor en la gente ha ido cambiando con los tiempos. 
Lo que, seguramente, no cambia es lo contagioso de la risa. ¿O no les pasa que si están con alguien que ríe estrepitosamente, disfrutando de ese instante, también ustedes comienzan a reír?
En lo personal sigo riendo, hasta llorar, con "Los 3 chiflados", "El gordo y el flaco","Yo quiero a Lucy" o, como ya dije, "La niñera" (por citar algunas a modo de ejemplo) series que, con el paso del tiempo, han sido devaluadas y poca gente las recuerda. 
Tengo la impresión de que en la actualidad a la gente joven ese tipo de humor no los atrapa. (Y no solo a los jóvenes en verdad).
A mi me pasa que si voy al cine, a ver una comedia, cuando la sala estalla en carcajadas yo apenas emito una leve sonrisa y sigo esperando alguna escena más divertida. Cuando al fin aparece yo río a más no poder y me doy cuenta de que soy la única que lo hace en ese instante. 
Tal vez, se deba a que adoro las sutilezas, que lo demasiado explícito y cargado de palabras burdas o soeces a mi no me causa risa. 
En fin, como sea cada quien se ríe de lo que verdaderamente le causa gracia. No sé si habrá una explicación científica sobre porqué tal o cual suceso o palabras provocan la risa en determinadas personas.
Lo qué sí me hace reír, y creo que en este caso es una risa bastante común, son las caídas. Tanto mías como de otros/otras. Es algo que no puedo evitar. Desde adolescente lo recuerdo. Obviamente si quien se haya caído no sufrió golpes severos, pues en ese caso se cambiaría mi risa por preocupación y sentido solidario.
Aunque, debo admitir, una vez en que tendría yo unos 16 años, se cayó una "vieja" (sin dudas esa señora tenía muchos años menos de los que yo tengo ahora) al trastabillar en la escalera del edificio. A mi me dio tanta risa que me escondí en el incinerador de residuos (en aquellos tiempos existían) mientras mi otro yo me decía "Sale,ve a ver si se lastimó esa pobre mujer" pero la verdad es que no podía hacerlo pues me parecía peor ir a intentar ayudarla y reírme en su cara a carcajadas.
En fin. Por suerte a la señora en cuestión no le pasó nada pues escuché, desde mi escondite, que se lo decía a otro vecino que, solícito, salió en su ayuda.
Gracias por pasar por aquí. Espero opiniones, críticas y halagos también ¿Vale? Hasta el viernes próximo. Buena vida y BUENA VIBRA.
 Lu
Frases: 3 de Katharine Hepburn
"Mi mayor fortaleza es el sentido común"

Ser madre y ama de casa es el trabajo más grande del mundo, pero si no te interesa, no lo hagas. Yo habría sido una madre terrible.

"Cuando podemos empezar a tomar nuestros fracasos sin seriedad, quiere decir que estamos dejando de temerles. Es de enorme importancia aprender a reírnos de nosotros mismos."
Acá no zafás:
(por eso  me hice “bloggera”, para publicarme... ¡así que leé la entrega Nº 272 de la suelta de mis letritas!)  
Recuerdos estudiantiles
Finales de los 70. Tiempos difíciles se vivían en mi país. 
Maldito gobierno de facto, recuerdo por si alguien anda distraído o distraída.
No obstante ello estaba finalizando los estudios para recibirme, al fin, de Profesora de Nivel Inicial. 
O sea  Maestra Jardinera como, popularmente, se nos llama desde todos los tiempos.
Imagínense, una veintena de mujercitas veinteañeras. Hormonas estallando, amores frescos y un caluroso noviembre en Buenos Aires. 
Varias mirando por los amplios ventanales que daban al frondoso parque del profesorado. 
Nuestro común denominador, además de la carrera elegida, eran las risas y el buen humor.
Entonces
Entró, al aula bulliciosa, el profe de biología. Uno de los poquísimos hombres del plantel docente , por ese entonces, del Instituto Superior de Profesorado de Educación Inicial "Sara C. de Eccleston"
Lo recuerdo ahora como un pobre hombre que nunca supo muy bien como estar a nuestro lado. Tendría unos 40 años y cero atractivo para nosotras. 
Lo peor para él, yo creo, era cuando alguna de las chicas, en tono jocoso, le hacía alguna consulta sobre los órganos sexuales. 
Total
en ese día tan particular, no tuvo mejor idea que amenazar con tomarnos una evaluación.
Bettina, tan sensual y graciosa como siempre le dijo
-Sobre qué tema? 
-Sobre leucocitos, señorita.
-Ah! usted quiere saber más sobre mi anatomía.
-Qué dice señorita? Síentese y saque una hoja para la evaluación.
-Pero...¿no es lo mismo leucocito que "el cosito" de Lew?
Remató Bettina y todas estallamos en carcajadas.
En medio del revuelo y antes de tomar sus cosas y salir del aula el profe respondió, colorado y transpiradísimo:
-Señorita Lew! ¡No sea insolente!  

Y esa fue la única vez en el año que la llamó por su apellido.

6 comentarios:

  1. A Cada uno le hacen gracia distintos tipos de chistes, Lu. Eso es cierto. Cuando alguno me gusta, lo repito hasta el cansancio... recuerdo que el de “Bond, James Bond. _Olo, Man Olo” lo dije hasta hartar a todos. Y los chicos le rogaban a mi cuñada: Tía, renovarle el repertorio a mamá porque nos tiene podridos... Cada vez que oyen un chiste infantil y obvio, llaman a la tía y se lo cuentan como adecuado para mí...lo que nos causa mucha gracia a las dos. Buen fin de, Lu, y buena semana.

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  2. ¿Qué sería de los pingüinos si no tuvieran sentido del humor? Un abrazo desde el Mediterráneo hasta los confines del mundo en el que habitas.

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  3. Lo primero: ¡Bien por ese diagnóstico! Estaba casi convencida de que sería así. Pero sé lo mal que lo has pasado hasta llegar aquí.

    Confieso, querida Lu, que ya hace tiempo que tomo mis fracasos y algún éxito también sin nada de seriedad. Me río bastante de mí misma y eso me salva y me alivia siempre en los malos trances. Y en los buenos, me da perspectiva.

    Por eso de las frases, me quedo con la última, aunque las tres son sabias.

    Risas: me río como tú a destiempo en el cine, en el teatro y hasta en los espectáculos infantiles. Prefiero la ironía, me río mucho con los dobles sentidos y me encantan los chistes tontos, como se dice por acá, esos que la mayoría suelen tachar de "malos" El humor explícito y burdo no me va.

    Me reído tanto en clase que más de una vez me han echado al pasillo castigada por mi risa escandalosa y contagiosa. Así que me encantó tu historia, Lu. Seguro que el profe no podía nombrar a Bettina por su apellido sin pensar en su "cosito" y que le subieran los colores.

    Un abrazo,

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  4. Es muy difícil que todos coincidamos en las cosas que nos hacen gracia. Vos sos selectiva, tanto como yo que odio los dobles sentidos en los que se usa la grosería y lo chabacano. Por ejemplo, el humor de Les Luthier, hay poca gente que lo entiende porque tiene una sutileza tan grande que deja que la imaginación sea la que ponga el toque sin decir absolutamente nada. Muy bueno el cuentito del profesorado. Besos, EVy

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  5. Me ha encantado este cuento y recorde un profe muy parecido, muy gracioso y si me encanta reir, de las cosas simples y sutiles de la vida, un abrazo feliz!

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  6. "Cuando podemos empezar a tomar nuestros fracasos sin seriedad, quiere decir que estamos dejando de temerles. Es de enorme importancia aprender a reírnos de nosotros mismos."
    Muy buena reflexión, un poco de humor hace bien. No hay que tomarse tan en serio las cosas de la vida.
    Lindo blog.
    Abrazos.

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