viernes, 18 de marzo de 2016

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Tampoco me importa el mío
Estoy nuevamente con tiempo muy acotado esta semana. Pero al fin he podido empezar a poner distancia entre el conflicto sociopolítico que estamos viviendo en la provincia y mi vida personal. Es que no he estado haciendo otra cosa que seguir los acontecimientos, en la radio, en la prensa escrita que no dice nada, escribiendo mails de opinión, etc. hasta que me di cuenta de que estaba dejando "mis otros yo" en ello y que, como siempre, en algún sitio ya está determinado como van a continuar y finalizar estos sucesos, y no importa lo que yo haga, todo seguirá su curso.
Lo que sí voy a continuar, como medida de apoyo a la lucha por supuesto, será el participar de las marchas nocturnas que cada día son más y más numerosas. La verdad es que emociona ver, esta vez sí es cierto, al pueblo en la calle. Las marchas convocan a ciudadanos de todos los sectores, profesiones, oficios, empleos. Hay ciudadanos embanderados con algún sindicato y otros muchos que vamos de manera independiente. Hay también antiguos pobladores, tanto como los llegados hace poco tiempo, y se pueden ver personas de distintas posiciones partidarias, culturales y sociales. Hay tanto jóvenes, como adultos, y los niños que van de la mano de sus padres. Hay estudiantes y profesores... En fin , que se cumple a raja tabla, me parece, lo de " olelé olalá si este no es el pueblo, el pueblo dónde está..."
Y tan inmersa en esos tópicos he estado que no me di cuenta de que el otoño se asoma con pazos de gigante.
Las luz del día pierde brillo, se opaca el sol, amanece más tarde y a las 20:30 la oscuridad indica que llegó , en silencio, la noche. Si consideran que en diciembre por aquí oscurece recién a las 23:30 y sin que el cielo se torne negro como una emboscada, podrán imaginar las diferencias y la velocidad con que se instala el cambio de estación. Así de veloces también pasan mis días y me pregunto, en más de una ocasión, si a esa misma velocidad pasarán para todas las personas.
Y si sigo reflexionando sobre estos aconteceres, caigo en la cuenta de que, con ese mismo vértigo, me pasan los años...Y no lo creo, no me parece, no sé quien me mira desde el espejo, si yo sigo vagando libremente por la vida, con mi aspecto "hippie" y mis pelos al viento....Pero por las dudas nomás, me quito del espejo y voy a escudriñar en mis fotos...¡Ohhhhhh! Sí que pasa el tiempo...Y eso que solo estoy mirando unas fotos tomadas al azar hace apenas un año...¿Quién dice que estoy igual? ¿Igual a quién? 
Como siempre, gracias por leer mi blog. Espero opiniones, críticas y halagos también ¿Vale? ¡Hasta el viernes próximo! Buena vida.
  Lu
Frases para pensar
Creer inteligente al que sabe muchas cosas de memoria es como considerar sabio al que tiene en su casa una gran biblioteca.” 
Carlo Dossi
“Si le das cachetadas al león primero te dirán el valiente, después te dirán el manco.” 
Alfonso Lanzagorta
“Cuando yo tenía cinco años, mi madre siempre me decía que la felicidad es la clave para la vida. Cuando fui a la escuela, me preguntaron qué quería ser cuando fuera grande, escribí feliz. Me dijeron que yo no entendía la pregunta. Les dije que no entendían la vida.” 
John Lennon
Tiene usted mala cara. ¿De qué? De realidad
                                                                                                 Carlos Ruiz Zafón
Acá no zafás:
(por eso  me hice “bloggera”, para publicarme... ¡así que leé la entrega Nº 199  de la suelta de mis letritas)
Imágenes
Estoy realmente feliz. Esta noche volveremos a encontrarnos, luego de 30 años, los cumpas del cole. 
Hace una semana que no dejo de pensar en ello, imagino los abrazos, nuestras risas, esos rostros amados, pero mi imaginación queda en blanco si trato de visualizar nuestros cuerpos...
Hace una semana que pienso en qué vestido ponerme, como peinarme y trato de recordarme de 20 años. Logra mi memoria una imagen y revolviendo, no sólo en los recuerdos sino en un baúl de "prendas para disfrazarse",encuentro una camisola que usaba por aquel entonces. Se ve impecable, y como no he engordado demasiado y es amplia, me la pruebo pensando que será muy divertido llegar a la cita con esa prenda que seguramente todos recordarán.
Voy hacia el espejo gigante que instalé hace unos años en el interior de la puerta de mi placar. Compruebo que esa camisola en verdad aún me sienta bien...levanto la vista, y algo sucede. No comprendo quien es esa señora cincuentona que me mira con extrañeza.
Me distraigo, cierro la puerta pensando que tal vez con tanta emoción estoy un poco mareada, o algo así. Dejo pasar un rato, hablo por teléfono con una de las chicas, que me llama para confirmar el horario del encuentro
Vuelvo al espejo, terca como una mula, con la convicción de que visualicé una imagen irreal, pero....allí está de nuevo esa señora. Yo no soy esa, pues si lo fuera, ¿quien es la que piensa alocadamente? ¿Esa que tiene sentimientos a flor de piel y la sangre ardiente? ¿Esa que siento bullir dentro de mi cada día? ¿Soy yo? ¿Soy la que fui? ¿O soy ésta, la señora seria del espejo? 
Cierro lentamente la puerta del placar y me quedo pensando que tal vez mañana llame al vidriero de mi barrio, para decirle si no quiere llevarse un magnífico espejo, un espejo que devuelve una fiel imagen. Que se lo regalo, que no lo dude.
Lo que no voy a contarle es que ese maldito espejo a veces miente. No voy a decirle que es un espejo embrujado...

2 comentarios:

  1. Qué bueno que hayas podido separarte un poco del conflicto sin dejarlo de lado del todo. Participar, esa es la palabra, pero seguir con la vida de siempre. Las soluciones llegarán de algún modo. No todo depende de una. El otoño llega allá y aquí el verano ha vuelto. Son las dos de la mañana y hay 25 grados. Me gustó mucho el relato. Esa señora cincuentona, sigue teniendo dentro a la chica hippie que fuiste. No la ignores. Sacala a pasear de vez en cuando. Ah. No regales el espejo. Hace falta para ver lo linda que sos hoy. Y lo mejor es que la camisola aún te queda bien. Besos, Evy

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  2. Querida Lu, como soy tan corta de vista, la verdad es que si no me pongo gafas no veo mis arrugas y si, con 59 años me siento una joven madura feliz, ah por cierto los espejos siempre mienten, porque al fin de cuentas, en algo tienen que entretenerse. Me encanto tu relato, un abrazo cariñosito!

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