viernes, 1 de noviembre de 2019

Un lector apasionado

Tampoco me importa el mío
Ommm...Ommm. No, no estoy repitiendo la edición del viernes pasado. 
Es solo que necesito seguir respirando. Muchos aconteceres en lo personal y en lo colectivo.
Algunos, como el triunfo de Alberto Fernández, me ponen de muy buen talante otros, relacionados a esta sociedad argentina y a mi vida personal, me desestabilizan y, en ocasiones, me arrancan un lagrimón.
Lo de mi vida personal, pues no es momento de hablar de ello. Sólo decir que he decidido dejar de "nadear" y tomar el toro por las astas.
LLamé a mi psicóloga y tengo una cita en menos de 24 hs.
En cuanto a lo social, quiero decir que este país sigue con cabeza militarizada, con personas que tienen ideas fijas sobre "como se debe ser, vestir, actuar, amar..." Y ni hablar de que si sos morocho y con ojitos achinados ya te miran mal porque si nomás o,  lo que es peor, por "portación de rostro". Esto para no entrar en otros detalles. 
Respecto a lo laboral creen que los patrones deben ser los pocos elegidos de esos círculos privilegiados, los que tengan el poder, los que esclavizan a sus empleados. Por lo tanto opinan que los sindicatos no deberían existir y mucho menos los derechos laborales. ¿Y qué decir sobre políticas de seguridad de la mano de Patricia Bullrich? 
En estos pocos renglones hay mucho para desmenuzar y discutir, pero obviamente solo estoy dando un pantallaso  de mis sentires respecto al 40% de la sociedad. 
Y no es caprichoso el porcentaje. Es, el porcentaje de votantes que logró MM en la elección definitiva. Obviamente no lo votaron por su mal gobierno, o por las condiciones económicas en que deja el país, el desempleo, la pobreza, etc. Lo votó, en parte, ese sector que odia a los peronistas visceralmente, que los odia familiarmente, que lo trasmiten de generación en generación. Y los odian desde Perón y Evita porque fueron quienes pusieron sobre el tapete, justamente los derechos laborales y quienes sacaron "los negros" a la calle dándole derechos que antes no tenían.
En fin, pero no es de esto de lo que quería hablar. Me fui por las ramas, o no, porque en verdad lo que quería contar era solamente lo que pasó con ese joven presidente de mesa que fue duramente criticado y subestimado en las redes sociales porque el día de los comicios se presentó a realizar su trabajo con gorra. Entre otras cosas, lo trataron de "pibe chorro"
En definitiva, como ya me extendí con la previa, los remito al siguiente enlace para que lean los aconteceres en relación a ese joven llamado Brian Gallo.
La otra opción es googlear su nombre y van a encontrar la noticia en diferentes portales. Podrán entonces escoger el que más les simpatice. 
En todo caso, recomiendo que la busquen y lean. Este es uno de los acontecimientos que por estos días me arrancó un lagrimón.
Y, obviamente más de uno, la imagen de A F con la gorra del pibe y diciendo:
"Para que todos entiendan como es la historia...Una gorra no cambia nada"
(En este caso las lágrimas de pura emoción, aclaro aunque resulte obvio)
Gracias por pasar por aquí. Espero opiniones, críticas y halagos también ¿Vale? Hasta el viernes próximo. Buena vida y BUENA VIBRA.
 Lu
Frases: 4 de Eduardo Galeano
«Yo escribo para quienes no pueden leerme. Los de abajo, los que esperan desde hace siglos en la cola de la historia, no saben leer o no tienen con qué».

Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo.

Los delincuentes pobres son los villanos de la película; los delincuentes ricos escriben el guión y dirigen a los actores.

El mundo se divide, sobre todo, entre indignos e indignados, y ya sabrá cada quien de qué lado quiere o puede estar…
Acá no zafás
(por eso  me hice “bloggera”, para publicarme... ¡así que leé la entrega Nº 334 de la suelta de mis letritas!)
Un lector apasionado
Siempre estaba allí. Con su pelo corto prolijamente peinado, su camisa celeste gastada por el paso del tiempo y un viejo jean. Destilaba pulcritud el hombre.
Venido del norte, pensaba yo. Sus rasgos lo delataban, su timidez y la vista baja permanentemente también.
Cada vez que lo encontraba, en la sala de lectura, parecía inmerso en su libro. Semanas enteras con el mismo. Y eso me llamaba la atención. 
Recorría con su dedo índice cada renglón, parecía detenerse en cada letra…
“Chicato”, pensaba yo y me preguntaba porqué no usaría anteojos.
Hasta que, aquella tardecita en que entré a devolver un Cortázar, lo vi mirándola…
El libro abierto, su dedo índice apoyado azarosamente en cualquier rincón de cualquier hoja y la vista, por primera vez en este tiempo" bibliotecológico" compartido, clavada lejos del suelo, lejos del libro reposaba en la nunca de Olguita, la bibliotecaria, que en ese momento gentil y sin desperdiciar palabras, fiel a su estilo, registraba la devolución en mi ficha…
Me volteo curiosa para verlo nuevamente y el hombrecito aquel, al darse cuenta de que lo estaba mirando, bajó la vista y siguió leyendo. Entonces observé que en verdad el libro que sostenía entre sus manos estaba "patas arriba" o, mejor dicho, "letras al revés"...

Todos estos recuerdos vienen a mí ahora, que entro a un aula de la escuela para adultos donde tomé unas horas de lengua. Ahora, que lo veo a él con su pelo corto prolijamente peinado, su camisa celeste gastada por el paso del tiempo y un viejo jean. Pulcro, como siempre, y sobre el pupitre los cuadernos con sus primeras letras garabateadas...

3 comentarios:

  1. Ohmmm, Ohmmm, me uno a tu conjuro para la calma, Lu. Lo bueno de las malas rachas es que también se terminan.

    Pasa la tormenta lo mejor que puedas, pensando en cómo vas a disfrutar en cuanto escampe y salga de nuevo el sol. Ánimo, Lu.

    Nunca he entendido, y menos a estas alturas en que tenemos tanta información, que se juzgue a las personas por cómo van vestidas, peinadas... o por su color o etnia. Qué atraso, y que falta de empatía, humor y cosmopolitismo.

    El incidente del chico de la gorra...

    Imagina, Lu, que el chico es rubio de ojos azules, lleva un polo celeste y la misma gorra... A los mismos intolerantes que se burlaron de este chico les hubiera hecho gracia, todo lo más habrían hecho un comentario gracioso de el pibe confundió la mesa electoral con una terracita en la playa.

    Me quedo con todas las frases de Galeano, las necesio como terapia más que nunca.

    Muy bueno el relato, Lu, redondo con ese final. Y tierno, que enlaza con la primera parte del post...

    El amor nos iguala, seas del norte, del sur, sepas o no leer.

    Un abrazo grandote.

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  2. Querida Lucía, voy a empezar por el último porque te debo varios comentarios, a modo de disculpa te diré que ando haciendo algo que vos hacés siempre y yo no tanto, el chequeo anual de salud. Gracias a Dios o a quien corresponda anda todo bastante bien, salvo las T que hay que corregir loe mg. y un poquito de arritmia (debe ser de tanto amor Jajajaja) va todo bien de acuerdo a mi alma (naque jajajaja).
    Yo también estoy muy contenta con el resultado de las elecciones, lo lamentable es que MM nos deja un país en ruinas y no me gustaría estar en los zapatos de Alberto Fernández ni de Kicillof. Menuda papa caliente le tiran en las manos, pero, siempre hay que tener esperanza. Con respecto a los dos millones de votos que recuperó MM en esta fecha, es verdad que ha primereado el odio ancestral al peronismo. Sobre todo en Córdoba y capital federal, es la gente que odia al negraje, que no soporta un pibe morocho con gorrita, como dice Tesa si hubiera sido un rubio de ojos celestes hasta le hubieran sonreído. ¡Qué asco! Me quedo con todas las frases de Galeano. Te dejo esto:

    LOS NADIES
    Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.

    Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.

    Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos.

    Que no son, aunque sean.

    Que no hablan idiomas, sino dialectos.

    Que no profesan religiones, sino supersticiones.

    Que no hacen arte, sino artesanía.

    Que no practican cultura, sino folklore.

    Que no son seres humanos, sino recursos humanos.

    Que no tienen cara, sino brazos.

    Que no tienen nombre, sino número.

    Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.

    Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.

    Seguro que ya lo conocías pero me vino a cuento por todo lo que escribiste.
    Me gustó mucho, pero mucho el cuento breve y hermoso. Besos, Evy

    P.D. Sigo con el anterior.

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  3. Hola Evy, ¡la comentarista más antigua y fiel de este blog!
    Sé que, aunque sea varios días después de cada publicación, no dejás de pasar por acá.
    Tristemente real "Los Nadies". Si, claro que lo conozco desde hace años. De hecho, un par de veces lo publiqué en esta casita de letras.

    ¡Eduardo Galeano y su don de decir las verdades de los pueblos de manera poética!
    Abrazo amiga

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