jueves, 1 de marzo de 2012

La mudanza del abuelo

Tampoco me importa el mío
Y por eso hoy, voy a agradecer en este año de "bloggera", el haber podido desparramar mis letras, desnudar mi alma a veces, mostrar distintas caras de una misma moneda, plantear temas que en el devenir cotidiano suelen pasar desapercibidos y la felicidad que me provoca, más allá de las circunstancias, el estar escribiendo para ustedes y por mi. Porque me da placer hacerlo, porque me mantiene "alerta", curiosa , inquieta...
¡Y mil gracias a ustedes por estar allí!
A hiji porque fue por muchos meses mi "correctora oficial" y ad honoren...
A  quienes comentan, a quienes mandan mails, a quienes cuando me cruzan me recuerdan que les gustó tal o cual cuento,  a quienes me leen aunque no me lo hagan saber...¡Silvina y Eva se llevan medalla de honor por ser las infaltables comentaristas! 
Si bien, como ya dije, no quiero que esto pase a ser un diario íntimo, es cierto que hay días que la situación que me atraviesa es imposible de dejar de lado, pero también es cierto que hay lectores y lectoras que se sienten identificados en algunas ocasiones y les sirve saber que alguien más pasa por lo mismo.
Ahora quiero contarles que estoy preparando un vasto informe sobre los feminicidios en Argentina...¡Gracias Marcelo por mandarme un mensaje al respecto!. Estoy en eso, sí se que hubo muchas  mujeres quemadas por  sus  parejas  en los  ultimos 3 años, que es lo que me comentaste, y creo que el próximo jueves voy a poder publicarlo.
Como siempre,gracias por leer mi blog. Espero opiniones, críticas y halagos también ¿Vale? ¡Hasta el jueves próximo! Buena vida
  Lucía 
                                                    La frase para pensar: 
Siempre hay un motivo, si encuentras el modo de sentirte vivo, a pesar de todo.
Eladia Blazquez
Acá no zafás:
(para eso  me hice “bloggera”, para publicarme...¡así que leé la entrega Nro 55 de la suelta de mis letritas)
La mudanza del abuelo
Difícil, me dijo Fabián. _Difícil Kari. No sé como podremos zafar de tanta burocracia.
No tenemos tiempo, le recordé entonces a mi marido
En dos días tenemos el vuelo a Ushuaia y, eso es porque se nos terminan las vacaciones. Imagino que no se te olvidó el detalle le dije y, sin darle tiempo a abrir la boca siquiera, continué: _ Para empezar, pensemos las medidas aproximadas del material que necesitamos. Y allí mismo puse manos a la obra
Fabi hizo de modelo. Ancho de caderas, hombros y contorno de cabeza. Listo, con esto es suficiente, le dije.

Compramos fibrofácil y en el tallercito de tío Jacinto pusimos manos a la obra.
El tío nos miraba con ojos desconfiados, y nosotros seguíamos cortando y armando sin mirarlo por las dudas y hablando sin parar para distraerlo.  Llamamos a Abril, también, (que en ese entonces tenía 6 años) y la mandamos al jardincito del fondo de la cuidada casa serrana de tío Jacinto y le pedimos que juntara flores hasta armar un pequeño pero colorido ramito.
Recuerdo que era un apacible y soleado día de marzo y el aíre cordobés y serrano nos devolvía pureza y oxígeno que se sentía en algún lugar de nuestras almas. Estábamos alegres y felices.
Terminado el trabajo, saludamos a tío que seguía dudando de nuestro accionar, y salimos los 3, (Abril con las flores, nosotros con nuestra obra terminada) rumbo a la morada del abuelo, que ya nos habían advertido, estaba vencido el plazo del alquiler y no se renovaría, tal lo estipulado desde un primer momento. Es decir, hace unos 25 años atrás, poco más o menos. Allí fue fácil. Fabían firmó unas planillas, hicimos lo que debíamos hacer y salimos entonces los 4.
El problema tal vez se presentaría al subir al colectivo que debíamos abordar para llegar al nuevo destino del abuelo. Si bien nuestra obra no era demasiado voluminosa (de hecho la transportábamos cómodamente entre Fabi y quien suscribe) parecería necesario un espacio extra.
Fabián, que para ese entonces estaba totalmente relajado, me dijo: _ Mirá Gorda, le decimos al chofer que pagamos otro boleto y ya, seguramente no nos harán problemas.
Y eso es lo que hicimos al subir. Dijimos que íbamos hasta mas o menos el kilómetro 13 y pedimos un boleto de más.
El chofer, cordobesazo el hombre, nos dijo con su tonada cantarina que no. Que como íbamos a pagar uno boleto de más, que no hacía falta y que podíamos poner la caja a su izquierda, en ese espacio que quedaba entre la ventanilla y su asiento.
Recuerdo que Abril, cómplice en nuestra aventura, no se aguantaba la risa fresca de niña pícara, cuando en cada frenada, o en cada curva la caja se bamboleaba y parecía a punto de abrirse. Entonces, nosotros, decíamos cualquier pavada como para justificarla y ella seguía revoleando sus ojitos y sosteniendo el perfumado ramito de flores, armado con sus pequeñas manitas.
Cuando vimos la arboleda típica y las primeras cruces, nos acercamos al asiento del chofer, retiramos nuestra obra y dijimos al unísono: ¡Parada! Fue un flash, un instante apenas. El chofer nos miró, y luego, miró la caja de madera y mientras descendíamos, justo en la entrada del cementerio y crematorio, nos gritó ¡¡¡Culeadooooooooossssssssss!!!
Y yo, muy divertida, lo miré y respondí antes de que arranque en medio de palabras irreproducibles y la mirada atónita de los pasajeros: ¡Nosotros quisimos pagarte el boleto del abuelo!…

3 comentarios:

  1. LUCIA : LA INTRO MUY SENTIDA Y ADAMAS , ESTA SEGUIDORA NOCTAMBULA, TE AGRADECE TU MENCION .....
    EL RELATO, MA GES TUO SO !!!! A MI ENTENDER, MUY BIEN LOGRADO .
    BESOS YYYYYYYYYY FUERZA EN ESTE SEGUNDO AÑO !!!!
    LA UBALDON

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  2. La intro de hoy está muy buena y esperaré la próxima semana para ver que nos decís de ese tema tan horrible como actual.
    El cuentecito, ¡impagable!, me sorprendiste una vez más. Eso es bueno.
    Tu incondicional comentarista y seguidora, Evy

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  3. Jajajaja.... Lucia, me encantó tu cuento, hacia un tiempo que no entraba en tu blog... pero siempre vuelvo. Te mando un beso grande. Me encanta leerte

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