De aromas y feromonas

Tampoco me importa el mío

A pocos días de llevarse a cabo, en distintas provincias del país, la marcha nacional con el lema "Ni una menos", volvió a suceder un asesinato. La víctima, en este caso, una joven de apenas 25 años, madre de dos niños, de 1 y 5 años respectivamente. Nilda Núñez, vivía en Tolhuin. Estaba embarazada y, aun a pesar de la orden de restricción, su ex pareja la asesinó y descuartizó.

No voy a hablar sobre femicidios nuevamente. Lo que pienso al respecto, quedó plasmado en la entrada del 5 de junio de 2015 de este blog.

Sólo busqué frases de profesionales que se ocupan del tema, como disparador para que todos podamos reflexionar una vez más sobre este horror que, debemos asumir, ocurre en nuestra sociedad y puede pasar al lado nuestro si creemos que no tenemos nada que ver con ese asunto, que les pasa a "las que se lo buscan" (otra frase que deviene del machismo imperante, y que aún muchas mujeres sostienen), que "sólo pasa con gente inculta" o que "es gente de clase baja", entre otras tantas incoherencias que aún se dicen por aquí y más allá.

Eso sí, funcionarios del estado provincial y municipal salieron, luego del espanto, a "lavar" sus culpas. Todos "hicieron lo que tenían que hacer" La policía, los juzgados competentes, desarrollo social etc. El nene de 5 años, concurría al jardín de infantes. Me pregunto...¿Nunca percibieron nada extraño sus docentes? 
Si todos hicieron  lo que tenían que hacer, ¿porqué Nilda está muerta y sus hijos en una situación de desprotección total? ¿Y que será de ellos en su vida adulta, luego de la violencia vivida y la masacre de su madre? ¿Y cómo procesarán lo vivido desde sus sentimientos?  No es que estén en la calle, por cierto. Están, de momento, con una familia sustituta. Viajaron desde Formosa el abuelo materno y tía de los pequeños...Pero, ¿no será un poco tarde para proteger a esas víctimas tan inocentes como pequeñitas? 

En este link pueden leer, si les interesa, una carta de opinión, a la que yo llamaría "Crónica de un femicidio anunciado" 

http://minutofueguino.com.ar/nilda-sufria-sufrimos-todos/

Triste, muy triste mi intro de hoy, pero no por eso menos real. Sucede en este aquí y ahora. Mientras tanto, se siguen gastando sumas extraordinarias en programas "para"...Mucha cháchara, mucha hipocresía y mucha inacción. Se me ocurre que, tal vez, ocuparse de los más vulnerables no suma votos...

Como siempre, gracias por leer mi blog. Espero opiniones, críticas y halagos también ¿Vale? ¡Hasta el viernes próximo! Buena vida.

 Lu

Frases para pensar

“El maltrato psicológico es el que destroza completamente a las personas. O el acoso, el sentirse vigilado, el sentirse no querido. Es también muy doloroso un silencio, una mirada fría, una mirada despectiva” 

María José Rodríguez de Armenta

“Me sigue produciendo estupor que haya personas, seres humanos como nosotros, que sean capaces de, con absoluta consciencia y de forma deliberada, hacer daño de forma continua y sistemática."

María José Rodríguez de Armenta

“No es una violencia fortuita. El factor riesgo es ser mujer. El mensaje es la dominación: o te mantienes en tu lugar o tendrás que temer..."

Lori Heise

No todos los machistas son maltratadores, pero sí todos los maltratadores son machistas

                                                                                      Ana Isabel Gutiérrez Salegui

“Ante las atrocidades tenemos que tomar partido. El silencio estimula al verdugo” 

Elie Wiesel

NOTA: Cabe aclarar que Elie Wiesel , quien acaba de fallecer -2 de julio- a los 87 años, fue un escritor rumano, superviviente de los campos de concentración nazi. Sin embargo incluí su frase pues no creo necesario desglosar la violencia y hacer un tratado sobre la tipología de la misma. El odio hacia los semejantes, que genera tanto horror en el mundo, parte siempre desde el mismo sitio: la psiquis de seres humanos

Acá no zafás:

(por eso  me hice “bloggera”, para publicarme... ¡así que leé la entrega Nº 207 de la suelta de mis letritas)

De aromas y feromonas

Saldría, solo, a tomar unos tragos.

Su mujer, tan bella, sensual y estridente había salido a cenar.

Cena de trabajo, le había anticipado.

Le dio un beso cuasi de cine y salió, dejando la estela de su perfume.

Ella usaba una fragancia que a él, nada más percibirla en el ambiente, lo excitaba de un modo casi adolescente.

Se esmeró el hombre por mejorar, aún más, su imagen ante el espejo y luego, como siempre, se roció con su fragancia favorita que tenía notas de sándalo y musk blanco. Aromas que, al decir de los entendidos, atraen sexualmente.

De recorrida por los bares de San Telmo, tomó varias cervezas intentó alguna cita ocasional y estuvo a punto de caer ante los encantos de una travesti.

Un tanto decepcionado, cerca de las 3 de la mañana, decidió que volvería a su casa pero no sin darse la última oportunidad de atraer, con sus encantos y su aroma, a alguna noctámbula  y solitaria mujer...

Acordes de jazz escapaban por las ventanas de ese piano-bar, en penumbras, tan típico como los maníes que no faltaban en ninguna mesa.

Buscaba un lugar para sentarse, y la vio. En la barra. Sentada sola, tan bella, sensual y estridente.

Se dirigió entonces hacia ella y a medida que se acercaba, ese afrodisíaco aroma a ylang ylang con un toque cítrico, se le colaba por la nariz y sentía como su excitación aumentaba.

- Hola...Necesito hacerte una pregunta... ¿Sos mi mujer, tomando un trago, o estoy alucinando? En todo caso ¡juro que no me di con nada!

-Hola precioso! No, no estás alucinando. ¿Qué tal si volvemos a casa?

Acercó sus labios a los de él, y demoró el beso tan solo para sentir ese aroma a hombre, esa presencia subliminal de testosterona que aceleraba, aún más, su deseo sexual.

Salieron del bar caminando, como si nada, tomados de la mano.

Las  pocas cuadras que tenían que recorrer para llegar a su departamento, las hicieron muertos de risa, desnudándose mientras corrían, amparados en la soledad nocturna del barrio.

Luego de más de dos horas de tener sexo apasionado,se durmieron abrazados, felices y exhaustos diciendo ¡Ahh las feromonas!