viernes, 6 de marzo de 2020

Infancia Patagónica

Tampoco me importa el mío
Es un pusilánime pensé en relación a un tipito cercano al entorno de mi hija que, como podrán imaginar, muy en gracia no me cae.
Y
entonces me di cuenta que así, de la nada y por el tipejo ese, apareció en mi memoria ese término: pusilánime.
A partir de ese momento, los vericuetos y laberintos de mi mente me llevaron hacia esa palabrita caída en desuso. Al menos por estos pagos y en mis alrededores. 
¡Pusilánime! Me vi niña, escuchando a mi papá hablando con otras personas...tal vez parientes, tal vez amigos, amigas, o mi mamá, no lo sé, pero si recordé a mi papá diciendo ¡Pero qué pusilánime!
Y seguí divagando, inmersa en el pasado, recordando a mis tíos y tías que vivían en el campo quienes también usaban esa palabrita. 
Palabrita que, en estos momentos, me parece sonora, sentimental y bella. No por su significado, claro está, sino por los recuerdos tibios, suaves, impregnados de ternura que se apoderaron de mí al pronunciarla.
Supongo que es una palabra que traerían incorporada a su léxico cotidiano mis abuelos y mis tíos mayores, inmigrantes españoles venidos a estas tierras que prometían, en esos tiempos, "hacerse la América". Pero este es otro tema.
Vuelvo a "pusilánime", mi gusto por las palabras me lleva a buscar el origen de la misma y aprendo entonces que viene del latín ‘pusillanĭmis’, contracción de la expresión ‘pusillus animus’ y que  significaba ‘de alma o espíritu pequeño’
Y aprendo también que los romanos usaban el término "magnánimus" para referirse justamente a lo opuesto: a aquel que tenía valor y grandeza de espíritu.
Total que, como soy una persona magnánima....
¡soportaré estoicamente al pusilánime!
Gracias por pasar por aquí. Ya saben,  pueden dejar su huella si les parece.
Hasta el próximo viernes, o hasta cada momento en que entremos a "chusmear" ésta, mi casa de letras.
 Lu
Frases: Alejandro Dolina x 3
Cuánto más inteligente, profunda y sensible es una persona, más probabilidades tiene de cruzarse con la tristeza.

Yo tengo mucho cuidado con los pensamientos de orgullo propio porque conozco a tantos idiotas que se creen los reyes del corso que quién me asegura a mí que no soy uno más de ellos.

Cualquier cosa es preferible a esa mediocridad eficiente, a esa miserable resignación que algunos llaman madurez
Acá no zafás:
(por eso  me hice “bloggera”, para publicarme...¡así que leé la entrega Nº 347 de la suelta de mis letritas!) 
NOTANuevamente elijo un relato breve que forma parte de la serie compuesta por varios textos relacionados con mi infancia. Hoy elijo éste porque transcurre  entre mi patagonia amada y el maravilloso tiempo de infancia que pasaba en el campo de mis tíos.
Infancia patagónica 
Éramos niños de ciudad patagónica lo cual en aquellos tiempos (y aun hoy) era todo un tema.
Y más aún cuando, como en nuestro caso,  formabas parte de una familia que no era nyc*, sino que habitaba aquellos “desolados parajes” por cuestiones de índole laboral.
Imaginen entonces, desarraigo, frío, meseta patagónica con fuertes vientos. Chenque** levantando kilogramos de tierra y una “madreamadecasa” educada en otro siglo, con costumbres burguesas y depositada en ese paisaje hostil por obra y gracia del trabajo de su marido, con el dinero justo como para el mate cocido con leche de la mañana y la polenta varias veces en la semana de almuerzo. Ni mencionar la frugalidad de la cena.
¡Que panorama! Si casi lo estoy viendo, a pesar de no recordarlo.
Es decir, estoy situándome en los pensamientos de mi madre por aquellos años…
De hecho, amo la Patagonia, y mi sentir siempre fue y será otro al respecto.
Como antes, como siempre, como ahora, a veces las cigüeñas se meten en la chimenea equivocada.
Y no. No  estoy emitiendo quejas sobre mi familia. ¿Con qué derecho lo haría?
Solamente estoy reafirmando mi condición de “distinta”…Desde  chiquita lo fui.
Lo cierto es que mi hermano y yo, vivíamos encerrados dentro de la casa, y todos los temores maternos, nos hacían muy vulnerables.
No teníamos televisión, no salíamos a jugar afuera, no teníamos una “barra” de amigos ni amigas, no conocíamos insectos, ni gallinas, ni vacas, ni animales del zoológico (que tampoco conocíamos) Así que, nuestra idea de animales salvajes y domésticos, se basaba en algunas figuras vistas en libros de cuentos, perros y gatos de los vecinos y algún que otro caballo que por el fondo de nuestra casa pasaba.
Fue en ese entonces, cuando mis padres decidieron un verano, ir a pasar unos días de vacaciones nada más ni menos que al campo.
Sí, al mismísimo campo, en plena pampa húmeda…a la chacra de mis tíos.
¡Qué revuelo! Descubrir moscas, mosquitos, abejas y toda suerte de insectos…sapos, ranas, vacas, chanchos, aves de corral y cuanto animal pueda imaginarse uno en los campos argentinos, de la provincia de Santa Fe, allá por el principio de los '60.
Y no es que recuerde yo estos hechos, pero con el paso del tiempo, se los escuché contar a mi madre infinidad de veces, por eso lo sé.
Lo único que recuerdo nítidamente, y aún ahora en vez de parecerme un episodio chistoso me genera un poco de melancolía, es la risa dibujada y sonora en esas caras adultas que, en vez de ayudarme, me miraban correr, desesperada, a una gallina blanca de impresionante cresta roja. 
Llevaba, entre mis manitos, una lata vacía, mientras a viva voz y muy colorada por el esfuerzo decía:- ¡Gallina, que sucia!, tenés que hacer caca en la lata. 
Luego llegan confusos los sucesos. Me caí en el intento de atrapar a la cocorita, mi tía me abrazó y alguien decía que no pasaba nada...
Y yo me puse a llorar al darme cuenta de que había otra forma de vida más libre y que no era tan importante ponerse muchos abrigos, quedarse siempre adentro y tener la casa ordenada.

* NYC sigla que se usa en las ciudades patagónicas de Argentina para denominar a los que nacieron y se criaron en el lugar: "Nacidos y criados"
** Cerro ubicado en la ciudad de Comodoro Rivadavia. (La palabra chenque denomina a los cementerios de aborígenes)

12 comentarios:

  1. Hola Lu.
    Hacía tiempo que tampoco oía esa palabra, yo la asocio a alguien apocado, y en cuanto al pusilánime que no te hace gracia, ya sabes... a "tragar" que el tiempo dirá que pasa😉

    Por aquí no decimos que una persona se cree el rey del corso, si el rey del mambo, que hay mucho idiota suelto con unas ínfulas tremendas queriendo demostrar lo que no son.

    Imagino las risas de tu gente corriendo al verte detrás de las gallinas con la lata en la mano 😅
    Parece que nos volvió el frío amiga. Nevó un poquino en la sierra.
    Que tengas un lindo fin de semana.
    Un abrazo.

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  2. Hola, Lu. Gracias por tu buen hacer, por lo ameno de tus historia, pero sobre todo por la narrativa que utilizas en las mismas. Es una gozada leerte.
    Del maravilloso artículo de tu "infancia patagónica", me gustaría en esta ocasión destacar esa frase que dice:
    "con el dinero justo como para el mate cocido con leche de la mañana y la polenta varias veces en la semana de almuerzo. Ni mencionar la frugalidad de la cena.", porque además de ser muy buena, es que creía que estabas hablando de mi casa, de cuando yo era pequeño, en esta ciudad de Sevilla donde no corren fuertes vientos pero, "disfrutamos de nueve meses caniculares, que no se los deseo ni a mi peor enemigo.
    Un fuerte abrazo, amiga Lu.

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  3. Qué bueno conocer una palabra nueva, "pusalanime", yo no la conocía, y como dicen un refrán nunca te acostaras sin haber aprendido algo nuevo.

    Y es que hay palabras que suenan dulces y emotivas.

    Un beso enorme y feliz noche, querida Lu.

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  4. Lau hola
    Amiga, gracias por pasar y...¡bien lo dices! "a "tragar"que el tiempo dirá que pasa" o, como decimos por acá, "agua y ajo" (aguantarse y a joderse)
    También usamos por estos sures "rey del mambo"

    Abrazo y ¡buena semana!

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  5. Manu!! Ya casi te has ganado el puesto de "Mi mejor amigo" jajajaaj

    En serio Manuel, gracias. Se agradece la buena onda y, ciertamente, es bueno saber que alguien disfruta tanto de mis relatos.
    Es, como dije en otra ocasión, una fuerte motivación para seguir por este sendero de letras.

    ¡Nueve meses caninculares! Ni siquiera en aquellos tiempos lo hubiera resistido...¡Menos ahora que me convertí en una "señora entrada en años"!
    Por algo elegí, hacen ya 38 años, venir a vivir al sur del sur.

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  6. María!
    Gracias por dejar tu huella.
    Creo lo mismo que vos: Cada día es una nueva oportunidad de aprender algo.
    Sólo hay que estar alerta, con todos los sentidos listos para descubrir, explorar, y la avidez por saber un poquito más siempre.
    En lo profesional, en lo cotidiano, en la vida misma....
    Engancho acá con "el rey del corso" o "el rey del mambo"
    Conocerás también, como cada uno de nos, muchas personas que van por la vida como si ya no les quedara nada por saber, como si ya llegaron al límite de los conocimientos.
    ¡no existe ese límite!
    Vamos por más
    Abrazo y que tengas una semana bella

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  7. Holalú!

    Por acá no está en desuso la palabra pusilánime, aunque sí está en fase de “poco uso”. He mirado el diccionario de Sinónimos y Antónimos de Sáinz de Robles y para pusilánime indica los siguientes: miedoso, encogido, cobarde, tímido, apocado, corto, meticulosos, ñoño, mandria, mirmidón. Yo añadiría un palabro que no recoge el Diccionario de la RAEL pero que para mí explicita mucho mejor el concepto de pusilánime y que se utiliza sobre todo en Andalucía: “desaborío”.

    En cuanto a tu delicioso relato patagónico te diré que en mi caso fue al revés. Yo me crié en Tánger entre moscas, escarabajos, tortugas, luz, alegría. A mis 14 años nos trasladamos a Madrid y pasé años añorando las moscas, los escarabajos, las tortugas, la luz, la alegría de mi querida Tánger. Por eso viajo con frecuencia al sur para llenarme de moscas, tortugas, escarabajos, luz y alegría.

    Beso.

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  8. Bueno, que sigo llegando tarde a los comentarios, pero esta vez tengo justificado el atraso ya que estuve ocupada preparando el pequeño festejo de mi cumpleaños que fue muy lindo porque el clima nos permitió estar afuera de la casa.
    Pusilánime: « Persona que muestra poco ánimo y falta de valor para emprender acciones, enfrentarse a peligros o dificultades o soportar desgracias.» Tal es la definición del diccionario. Conozco varias personas que deben ser catalogadas con ese adjetivo ya que por diversas razones no afrontan como es de esperar situaciones comprometidas o difíciles.
    Tu relato del encuentro con la naturaleza campestre es por demás simpático ya que esa situación se sucede con los chicos de Tierra del Fuego cuando viajan por primera vez al continente y se encuentran con especies naturales no vistas en la isla, por ejemplo hormigas en pleno traslado del sustento para el invierno. Sobre todo años atrás cuando la televisión y el cine no llegaban hasta la tierra fueguina como llegan hoy. Recuerdo que mi hijo quedó sumamente impresionado al viajar en tren desde Buenos Aires a Mar del Plata a los seis años. No así del vuelo que nos trajo a la capital del país.
    Con respecto a los NYC de aquella zona, nacidos y criados como bien describes, también estamos los VYQ, venidos y quedados, somos los que nos fuimos de nuestro lugar de origen y nos enamoramos de la Patagonia austral y ya no volvimos por acá. Las cosas del querer que le dicen. Besos, Evy

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  9. Diego, ciertamente no conozco Tánger personalmente.
    Las fotos y más que he visto me parecieron estupendas...
    Pero
    imagino calor húmedo y solamente intentaría ir a conocer-cuando gane la grande de algo- entre los meses de enero a marzo.

    Y si no hay moscas, mosquitos y toda clase de insectos...¡mucho mejor!
    Es que a pesar de haber vivido también en el norte de mi país, al fin y al cabo... ¡soy patagónica 100%!

    Va abrazo sureño...que por aquí es de clima frío y el norte es caluroso.

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  10. Evy, hola.
    Tan cierto eso de que los niños y niñas de Tierra del Fuego están absolutamente familiarizados con los viajes en avión...
    Y en el norte, son muchas las personas,no solamente niños y niñas, que jamás han subido a uno.
    Cada quien por cierto vive de acuerdo a su realidad, a su cotidiano del que aprende más que de los libros...me parece.
    Abrazo va

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  11. Hola, Lu, me ha encantado tu relato de infancia. Tienes el talento de hacer que los que te leemos vivamos ese momento, me vi persiguiendo a la cocorita...

    ...Y sentí esa "tragedia" de descubrir todo lo que te estabas perdiendo. Y es que para los niños cada suceso es extraordinario, para bien o para mal.

    Pusilánime es una palabra que todavía uso, en el sentido de "flojo", pequeño de miras, de alguien que no aguanta nada. Como mi estómago en sentido figurado que no soporta ningún exceso.

    A mí me da mucha penita, Lu, cuando veo que hay palabras que van desapareciendo, sí ya sé que el idioma está vivo y eso que dicen... pero creo que también tiene que ver con que se lee menos libros.

    Todas las frases de Dolina me parecen sabias y geniales.

    Un abrazo grande, Lu, otro para Carmen, espero que lo paséis genial en el encuentro literario y nos cuentes.

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  12. Querida Lu, genial el cuento de infancia, creo que es mejor no haber viajado, me he sentido fatal, mucho dolor de cabeza y un poco de miedo por el famoso virus, aqui se ha puesto todo color de hormiga, porque todos deberiamos hacer cuarentena, por lo menos dos semanas hasta que pase esta crisis que nos vino como balde de agua fria despues del estallido social, en fin, hay que tener paciencia y espero todo se recomponga para el segundo semestro sino pake como dicen los lolos aqui en Chile, te mando un abrazo y espero que este pseudo resfrio se me quite pronto

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