Tampoco me importa el mío
Por eso hoy me acuerdo de una frase que leí por allí de un tal Jerome Klapka Jerome, quien dijo:
"Me gusta y me fascina el trabajo. Podría estar sentado horas y horas mirando a otros cómo trabajan."
Y -discúlpenme los trabajadores y trabajadoras de verdad- pero a medida que transcurre el tiempo, cada vez más tengo la infeliz sensación de que, al menos en Ushuaia, los empleados y las empleadas del estado, incluyendo en este género a quienes cobran un sueldo estatal, se han aprendido de memoria la frase en cuestión. Vale decir, muchos ingenieros y pocos obreros, o muchos caciques y pocos indios, que expresa en mi humilde opinión lo que veo frecuentemente en estos lares. Escucho a docentes que se quejan de los niños, médicos que se quejan porque "no duermen una noche de guardia", administrativos que arrastran un pie y luego de mirar extasiados la nada, arrastran el otro. Veo también colas de gentes esperando ser atendidos,en cualquier ventanilla de atención al público, mientras unas cuantas mujeres gordas miran el último catálogo de venta de ropa interior, entre otras miles de cosas que podría mencionar aquí y que -esto lo digo categóricamente- nadie puede desmentirlo. ¡Y viene a mi memoria la siempre recordada"empleada pública" que tan bien representaba el genial Antonio Gasalla. Suerte la de él, que podía ironizar, contar, reírse y hacernos reír con éste y tantos otros patéticos personajes extraídos sin duda de la realidad cotidiana. Suerte digo, porque no tengo esa capacidad, y me pongo de muy mal humor ante esta situaciones. A propósito de empleados públicos, qué decir de la directora de la defensa de los derechos del consumidor, de ésta mi ciudad. ¿Recuerdan que hace un año inicié un reclamo a la concesionaria Chevrolet? No voy a volver a relatar los sucesos, pero para quienes no leyeron esos post, abrevio que el reclamo era porque CLARAMENTE alguien se estaba quedando con los beneficios de la 19640. Luego de meses y con errores groseros de parte de la directora aludida en el manejo de la situación, no tuve más alternativa que quedarme en casa rumiando mi bronca, pues en esa oficina nadie se ocupó de averiguar nada y le dieron la razón al abogado de la agencia de automotores. Pues...que al fin a quienes iniciaron juicio con un abogado (alrededor de 500 personas) han tenido finalmente fallo favorable.
Si les interesa, pueden verlo en autos-tierradelfuego.blogspot.com
Quiero decir con esto, que si bien no fue ni será un tema fácil (mucho dinero en juego) los empleados públicos, con funciones ejecutivas, de la oficina de defensa de derechos del consumidor, no mueven demasiado el culo de su silla y les quedó mucho más fácil cerrar mi expediente antes de quemarse la única neurona que tienen habilitada. Necesito aclarar para ser justa, que las chicas que atienden en la mesa de entradas han sido muy respetuosas y atentas en su trabajo específico: recepcionar las quejas y dar sencillas explicaciones a los damnificados.
En definitiva, muchos salarios que podrían ahorrarse, o puestos que podrían dejarse libres para que los ocupen quienes realmente se pongan la camiseta y laburen, que para eso cobran un sueldo.
¡Uf! me parece que otra vez me enredé un tanto. Da para ampliar el tema de los trabajadores, que uní con el tema de la Ley 19640, que no voy a ampliar porque en el link que les dejé más arriba está todo claramente explicado. Pero, me quedé con temas varios que me atraviesan y, casi seguro que puedo unirlos con los empleados públicos. Por ejemplo, "Fútbol para todos".Tengo la sensación de que es una magnífica manera de entretener al pueblo, de modo tal que no pueda pensar y quede hipnotizado detrás de la pelota que gira, se eleva, rueda, vuela por los aires, como nunca jamás volarán las mentes de tantas personas porque las políticas de estado no se lo permiten.
Como siempre, gracias por leer mi blog. Espero opiniones, críticas y halagos también ¿Vale? ¡Hasta el viernes próximo! Buena vida
Lu
Frases para pensar:
Llorar, sí; pero llorar de pie, trabajando; vale más sembrar una cosecha que llorar por lo que se perdió
Alejandro Casona
"Algunas personas sueñan con el éxito... mientras otras se despiertan y trabajan duro para lograrlo"
Anónimo
"La televisión es el espejo donde se refleja la derrota de todo nuestro sistema cultural."
Federico Fellini
Acá no zafás:
(para eso me hice “bloggera”, para publicarme...¡así que leé la entrega Nº 141 de la suelta de mis letritas )
Esquemático
Siempre tan
rutinario, tan programado, tan predecible, tan peinado, tan prolijo, casi aséptico,
podría decirse.
Esquemático, puntual.
Todo era exacto en su vida, funcionaba como un reloj, con un pensamiento
matemático, como si fuera un perfecto ingeniero de las rutinas.
Ni un segundo más, ni
un segundo menos, siempre absolutamente siempre, salía de su casa a la misma hora,
mismos minutos, mismos segundos. Subía al auto, y partía.
Infaliblemente
puntual, llegaba al primer semáforo justo cuando éste le abría paso al
encenderse verde y esperanzador. En cada
uno de sus actos cotidianos, funcionaba del mismo modo, con la misma precisión.
Así era mi amigo
Ignacio.
¡Y que buen tipo! Muy apreciado por sus colegas, querido en el
barrio, amado por su grupo de amigos y amigas. Lo bancábamos así de pesado con
las sincronizaciones, porque así era, y es, también con su sentido humanitario,
su solidaridad y buena onda, y con el abrazo apretado y afectuoso
Así era, hasta que una
mañana, impredeciblemente resbaló sobre la fina capa de hielo que cubría las
veredas y calles de Ushuaia, como cada invierno. Por más que intentó mantener
el equilibrio, terminó con todo su cuerpo sobre el escarchado suelo. Y fue a partir de esa
bendita mañana, que comenzaron a cambiar alocada y desestructuradamente algunas
cosas en la vida de mi amigo Ignacio.
Se desestabilizó,
salió de su eje esa, para él, fatídica mañana, pues la caída lo demoró un par
de minutos, de modo tal que cuando llegó al primer semáforo, asistió con
desesperación al cambio de amarillo a rojo. Y mientras calculaba mentalmente
las posibilidades de acelerar la marcha, para llegar tal vez al próximo semáforo al segundo de cada
día, la vio.
Despeinada,
somnolienta, bostezando, al volante del auto que se detuvo justo a su lado.
Seguramente fue insistente en la mirada porque, ella, cortó su bostezo amplio,
giró la cabeza hacia él y le dedicó una sonrisa traviesa. Justo entonces, el inoportuno
semáforo les abrió el paso.
A partir de entonces,
las rutinas de Ignacio, comenzaron a cambiar…A partir de entonces, empezamos a
verlo más relajado, sonriente, despreocupado. Siempre trabajador y eficiente,
pero ya no llegaba a la mismísima hora minutos y segundos, como había sido su
costumbre de siempre.
Los amigos lo
cargaban, las amigas estábamos contentas con su cambio, y en el trabajo todo el
mundo sorprendido. Él, sonreía, se hacía el distraído, negaba la diferencia de
minutos entre un día y el otro en cada una de sus rutinas.
Tanta presión ejercimos
sobre él para saber el porqué de cambio tan notorio, que finalmente, el primer
día que llegó 5 minutos tarde al trabajo, lo confesó abiertamente.
“Tiene
que ver con la chica del semáforo, ¿se acuerdan? Pues…traté de encontrarla cada
mañana, pero no fue fácil… ¡Ella no tiene horarios exactos y sincronizados! Por
eso mis cambios, hasta que finalmente la vi entrando a la oficina de turismo
que queda al lado del “Café de la Esquina”…Entré, me acerqué con el pretexto de
averiguar sobre un posible viaje, luego la invité a almorzar, y empezamos a
vernos con frecuencia….
Y si me
atrasé 5 minutos es porque, cada mañana me resulta más difícil soltarme de su
abrazo y despedirme hasta las 18 horas, 10 minutos y 4 segundos exactamente.”
