viernes, 25 de agosto de 2023

Cielito lindo

Tampoco me importa el mío

En estos tiempos globalmente "patas pa' arriba", en estos tiempos en que hasta el clima se ha vuelto locamente bipolar he decidido compartir, una vez más, esas buenas noticias que, de tan buenas, apenas si figuran en un pequeño apartado en los medios hegemónicos.
Las voy encontrando gracias a Instagram pues allí sigo a uno de los pocos medios escritos que en verdad comunican las noticias.
Y es por eso que supe que en el distrito de Çankaya, en Ankara (Turquía) los recolectores de residuos fundaron una biblioteca con los libros que iban a parar a la basura que ellos recogían.
Supe también que, en Mar del Plata (Argentina), unas señoras recorren las zonas desfavorables para narrar cuentos a los más pequeños.
Que en Catamarca (provincia argentina) descubrieron construcciones incaicas. 
Que se inauguró Galtec la primera empresa argentina de financiamiento público y privado que investiga la cura contra el cáncer y otras enfermedades autoinmunes.
Que en el primer mundial de fútbol femenino para ciegas las chicas de mi país fueron las campeonas y también que es argentino el mejor alfajor del mundo.
Y que en Talca (Chile), los carabineros rescataron un perro que, en medio de las inundaciones que están sufriendo, su familia humana lo dejó abandonado.
O que en el Reino Unido una mujer de 40 años y con dos hijos le donó el útero a su hermana para que pueda cumplir el sueño de ser mamá. Este suceso ha sido el primer transplante de esas características en el Reino Unido.
Y así, cada día me entero de buenas noticias...
De las malas ¡sobran los medios escritos y audiovisuales que "estallan" con ellas! 
Pero
hoy particularmente quiero contar una noticia que me" infla" el orgullo y es que eligieron al Himno Nacional Argentino como el mejor del mundo.
Estudiantes de un colegio en el condado de Illinois -EEUU- luego de dos meses de escuchar los himnos nacionales de todo el mundo decidieron que el argentino es el mejor por ser 
"una auténtica obra maestra y una absoluta delicia auditiva. Constituye una epopeya con múltiples movimientos que entreteje con elegancia diversos estados de ánimo, secciones y ritmos"(sic)
El himno de Rusia ocupó el segundo puesto y los de India, Uruguay, Brasil e Italia también estuvieron entre los mejores del mundo.
Hasta aquí me parece que es suficiente la extensión de esta intro. 
Pero...no me voy a quedar con las ganas desarrollar esa inmensa noticia de los recolectores turcos que armaron una biblioteca así que lo haré en una próxima edición.
Gracias por pasar. Hasta el viernes próximo, o hasta cuando gusten volver.
    Lu
Esa Musiquita en el recuerdo
NOTA: Va este recuerdo para el gran compositor de tantos temas que dieron la vuelta al mundo, el gran Chico Novarro que ha partido hacia la gira final a la edad de 89 años  (a apenas dos semanas de cumplir los 90) ¡Vuela alto maestro!
                                          Acá no zafás:
(por eso me hice “bloggera”, para publicarme...entrega Nº492 de la suelta de mis letritas)
Cielito lindo
Estupendo amanecer.
Los rosados, fucsias y anaranjados se entremezclan en el cielo- al fin luego de tantos grises- azul celeste.
Paleta de colores que anuncia un día, sin dudas, soleado.
Por cierto, asoma ya ese tibio sol de otoño que pone brillo a la mañana y a mi vida.
Y me divierte pensar que sos mi sol de otoño. Hoy me siento liviana y feliz.
Allí vamos, caminando de la mano, celebrando el cambio de matices celestiales y sonriendo a la vida.
Sé que nosotros somos como nosotros, sé que- como dice Benedetti- “en la calle codo a codo somos mucho más que dos”.
De camino hacia la Bahía compramos un café humeante y necesario para despabilarnos, con dos medialunas para cada uno.
Paramos allí en “El Choconcito”, espacio verde que a ambos nos parece un lujito tenerlo a la vuelta de la esquina, y luego de un beso de “¡Buenos días!” saboreamos nuestro desayuno.
La jornada se pone en marcha. Los perros callejeros, que nunca faltan, "vueltean" cerca nuestro, el recolector de residuos saluda mientras recoge las bolsas de los cestos instalados convenientemente y por doquier en todo el trayecto del paseo.
Entonces…
Despierto sobresaltada. A lo lejos unos perros ladran, la mañana es estupenda, cielo celeste, paleta de colores y tibio el sol de otoño…
Vos no estás.

viernes, 18 de agosto de 2023

Descorchando citas

    Tampoco me importa el mío

Estoy absolutamente dispersa. No sé qué compartir en esta ocasión. Pienso en varias opciones...¡descarto todas!
Entonces...
recurro a mis borradores y rescato un par de frases de autores conocidos, y no tanto, que alguna vez apunté por coincidir con ellas. Veamos que les parecen a ustedes:
Dice Pedro B. Rey :
"¿Dónde queda el que fuimos cuando seguimos siendo?"
Y esa es una pregunta que siempre me hago y que de alguna manera trata el libro de Federico Jeanmaire que estoy leyendo en estos momentos: "Vida interior"
En verdad en esta novela lo que se cuestiona el protagonista es que uno no sería uno si no muchos. Es decir, se va cambiando todo el tiempo, de un día para otro inclusive. Por eso, sostiene entre otras cosas, el amor se acaba de pronto. Porque esa persona de la que alguien se ha enamorado luego deviene en otra diferente.
¡Uff! Ya me fui por las ramas y me estoy enredando. Sólo pretendía presentarles la frase de Rey y que cada quien sacara sus propias conclusiones.
Paso ahora mismo a otra y espero no enredarme nuevamente.
En este caso es Olivier Marchon quien dice:
"Se nos enseña a contar los segundos, los minutos, las horas, los días, los años… pero nadie nos explica el valor de un instante."
A mi me parece un pensamiento magistral y absolutamente real. 
Y, para finalizar, no puedo dejar de compartir algunos de los aforismos de Antonio Porchia, publicados en su libro "Voces" que se constituyó en mi libro de cabecera durante mi adolescencia y buena parte de mi juventud.
Desde sus hojas amarillentas, es edición 1975, transcribo para ustedes:
"El hombre habla de todo y habla de todo como si el conocimiento de todo estuviese todo en él"

"Si no levantas los ojos, creerás que eres el punto más alto"

"Quien ha visto vaciarse todo, casi sabe de qué se llena todo"

"Tenemos un mundo para cada uno, pero no tenemos un mundo para todos"
¡Un Maestro mi querido Porchia! Y más aún si pensamos que la primera edición de "Voces" fue en 1943. Créanme que es un libro atemporal y  que no tiene desperdicio. 
Ya me gustaría seguir transcribiendo aforismos pero sé de "la brevedad de los tiempos modernos" así que acá los y las dejo... espero que pensando.
Gracias por pasar. Hasta el viernes próximo, o hasta cuando gusten volver.
 Lu
Esa Musiquita en el recuerdo
                                          Acá no zafás:
(por eso me hice “bloggera”, para publicarme...entrega Nº490 de la suelta de mis letritas)
NOTA: Luego de tantas reflexiones pensé que sonreír un rato vendría bien y recordé este texto que escribí en 2009. Para ustedes:
Descorchando citas
Todo listo para la cena...
¡Y Damián que no aparece!
El guiso de lentejas humeante, aromático; la mesa puesta; las copas listas: el vino sin abrir...
¡Y Damián que no aparece!
Busca el sacacorchos.
Lo observa como si fuera un objeto aterrizado en su cocina desde alguna lejana galaxia. Descubre esos dos bracitos y se le ocurre un marciano que la mira con un solo ojo. Mete el dedo en ese hueco, empuja hacia abajo...enrosca...desenrosca...espera...
¡Y Damián que no aparece!
Siempre siguió el consejo de Raquel
- "Una dama nunca debe descorchar el vino" Eso es lo que le decía.
Y no va a ser esta vez la que deje de cumplirlo.
Pero, lo sabe, tampoco será esta vez la que deje de tomar su tinto con la cena.
Piensa unos instantes y luego, decidida, marca el número de la remisería para solicitar un auto.
Al oír la bocina, hace señas llamando al chofer, quien intrigado desciende y camina hacia esa mujer que lo invita a pasar, mientras atropelladamente dice, o balbucea casi:
- “...Disculpe UD., le pagaré su viaje...es que Damián no llega y necesito abrir el vino...se enfrían las lentejas... no logro usar este maldito aparato, en fin, lo que digo es... ¿podría descorchar mi vino?...”
Sin salir de su asombro el chofer - devenido en mozo -, sostiene la botella con una mano –la izquierda precisamente- y con la derecha pincha el corcho con la punta retorcida del más común de los sacacorchos, gira, gira el ojo del marciano, se levantan los bracitos hacia el cielo mientras Elisa casi en trance, se da cuenta del calor/color de sus mejillas y se siente transportada a una ceremonia cuasi privada de adoración a Baco.
Y aquel hombre, que digo hombre... ¡genio! Tan viril, tan maestro en abrir botellas de tinto a señoritas que se ahogan en un vaso de vino –perdón, de agua- sigue con su misión solidaria, suelta la botella, toma con cada una de sus fuertes manos los respectivos bracitos elevados al máximo en esa oración – adoración al elixir de la vida y con un empujoncito certero los baja y retira así el sacacorchos marciano justo en el instante que con un triunfal ¡ sblup! acaba de deglutir el corcho...
Vuelve Elisa, aterriza, pone los pies en la tierra, y puede sentir ese aroma a frutos rojos y vainilla, se ubica de nuevo en su simpática y cálida cocina. Suspira y aún ruborizada dice:
-Gracias...disculpe la molestia...
Balbucea casi... ¿Cómo se llama Usted?
Damián, contesta él imperturbable.
-¿Damián?... ¿Cuánto le debo?-
Pues... ¡Un plato de lentejas y una copa de tempranillo!
 

viernes, 11 de agosto de 2023

Andando la vida

                         Tampoco me importa el mío
El 1° de agosto se celebra la fiesta de la Pachamama. 
El término Pachamama es usado tanto en aymara como en quechua y se compone de los vocablos ‘Pacha’ (espacio, tiempo, universo, mundo) y ‘mama’ (madre).
Es una ceremonia que refuerza y restablece el vínculo de reciprocidad entre la humanidad y la madre tierra. 
Este ritual se celebra, principalmente, en los pueblos andinos de Argentina, Chile, Bolivia, Ecuador, Colombia y Perú.
Al respecto dice el  gran e inolvidable Eduardo Galeano
"En los pueblos de los Andes, la madre tierra, la Pachamama, celebra hoy su fiesta grande. Bailan y cantan sus hijos, en esta jornada inacabable, y van convidando a la tierra un bocado de cada uno de los manjares de maíz y un sorbito de cada uno de los tragos fuertes que les mojan la alegría.
Y al final, le piden perdón por tanto daño, tierra saqueada, tierra envenenada, y le suplican que no los castigue con terremotos, heladas, sequías, inundaciones y otras furias.
Ésta es la fe más antigua de las Américas..."
¿Por qué en agosto? Porque los pueblos originarios tenían relación armoniosa con la naturaleza y sabían que, entrando el invierno, las energías de la vida se concentraban en las entrañas de al tierra para poder gestar las semillas que serán sembradas al final de la estación.
Como anticipé el viernes pasado, estas ceremonias ancestrales me parecen apasionantes y por lo mismo quería compartir con ustedes. Espero que sea del agrado de quienes pasan por aquí. Tal vez para quienes están "del otro lado del océano" sea una novedad, no así para quienes vienen a visitarme desde otros pueblos latinoamericanos.
Hay mucha info en internet sobre este ritual, digo por si alguien quiere saber más.
Ya me voy, pero no sin antes contarles que hay otro ritual, muy "de moda" en los últimos años que consiste en tomar en ayunas -el 1°de agosto-3 sorbos de caña con ruda.  
En verdad este ritual es de origen guaraní y se hace para atajar el mal, la enfermedad y la miseria.
¡No sé si así será pero yo cada 1° de agosto lo hago! 😊
Gracias por pasar. Hasta el viernes próximo, o hasta cuando gusten volver.
  Lu
Esa Musiquita en el recuerdo
                                          Acá no zafás:
(por eso me hice “bloggera”, para publicarme...entrega Nº489 de la suelta de mis letritas)
Andando la vida
Estoy
errática
impertérrita
balconeando la vida
pasando las estaciones
reciclando horas perdidas.

Estoy
si voy o vengo
quien sabe
los caminos de la vida
intrincados
siempre son.

Estoy
en este ir o venir,
busco sueños y quimeras
para seguir transitando
la vida
-siempre-
 a mi manera.

Y
 en esos días oscuros
-que son palos en la rueda-
le doy paso a la tristeza
lloro, grito, pataleo
para volver al camino
-orgullosa de mi ser-
sonriente y con más fuerza
como brote en primavera.

viernes, 4 de agosto de 2023

Escondida en mi infancia

  Tampoco me importa el mío
¡Tarde pero seguro! Llegó el invierno de verdad. ¡Ola polar a la vista! ❄❄⛄
Bueno...es lo más parecido al invierno desde su comienzo en este 2023. Ahora hay que ver cuánto dura.
Por si acaso he tomado algunas fotos que aquí comparto. De momento son sólo para que se refresquen- quienes están del otro lado del mapamundi- pues son solamente para dar una idea de cómo ha estado nevando el miércoles 03/07.
He salido a mi jardín del fondo y luego al frente de mi casa y las he tomado. Quiero decir con esto que no son fotos de paisajes bellos y nevados. 
Prometo que si no cambia abruptamente el clima y se lleva la nieve, iré de paseo por distintos sitios de mi bella Ushuaia a tomar mejores fotos y en una próxima edición las compartiré.





Ojalá hayan disfrutado de este pequeño muestreo de imágenes nevadas.
Confieso, antes de irme, que tenia intenciones de contarles sobre el día de la Pachamama. 
Se celebra el 1° de agosto en Argentina y en otros países latinoamericanos. Supongo que lo compartiré en alguna próxima edición pues es muy apasionante la tradición de los pueblos andinos.
Gracias por pasar. Hasta el viernes próximo, o hasta cuando gusten volver.
 Lu
Esa Musiquita en el recuerdo
                                                           Acá no zafás:
(por eso me hice “bloggera”, para publicarme...entrega Nº488 de la suelta de mis letritas)
NOTA: Recurro, una vez más, a mi archivo de relatos breves y me encontré con el que a continuación comparto. 
Escondida en mi infancia
He pasado mi infancia en diferentes ciudades de Argentina. 
No recuerdo haber sentido pertenencia a ninguna de ellas.
Tampoco recuerdo a mi madre intentando ayudarme para que pudiera adaptarme sin tanta pena a cada nuevo sitio.
En Comodoro Rivadavia, como ya conté alguna vez, ella sufría el desarraigo por lo que, como es de suponer, volcaba sus temores y desencanto sobre nosotros. 
Qué si el frío, que si el viento, que si la tierra…todas y cada una de las características de la Patagonia, eran motivos sobrados para que, a mi hermano y a mí, no nos dejara salir a jugar libremente.
Luego, pasé algunos años en Santa Fé. Allí se respiraban aires de algo más de libertad. 
Ni tanto tampoco…no se lo vayan a creer. 
Pero
Al menos podía yo salir a jugar a la vereda o al patio del fondo de nuestra casa. 
Mi hermano, por el solo hecho de ser varón, ya gozaba de algunos privilegios tales como dar la vuelta manzana en bici, o trepar a los frondosos árboles del jardín. Eso para mí estaba vedado pues "no eran juegos de nenas”.
Finalmente, promediando mi infancia, fuimos a vivir a Mercedes.
¡Ay esa ciudad correntina en la que se vivía a ritmo de pueblo, plagado de injusticias respecto a las clases sociales!
Allí se era –se es- “niña/niño bien” o “china/chino” y las castas no debían –ni deben-mezclarse.
Es decir, yo debía juntarme con todas las “Merceditas” “Elenitas” o “Felicitas” y no con “la Ramona”, “la Cármen” y tantas que habían nacido para ser “criadas” o sirvientas.
Entonces
Tampoco allí tuve una infancia soñada. 
Claramente no podía elegir libremente y por afinidad a mis amigas, ni asistir a sus cumpleaños o cualquier otra reunión a la que me invitaran.
Total que un día fue el cumpleaños de Alicita y, como están suponiendo, allí sí que se me permitía ir. 
Recuerdo mis zapatos guillermina blancos, mi pollera corta y plisada, mi blusa blanca con discreto bordado y un paquetito primoroso que llevaba para obsequiar a la cumpleañera.
Luego
El chocolate de rigor, algunas confituras y el permiso para salir a jugar al jardín, cuasi victoriano, de la abuela de Alicia…Cierto; "Alicita"
¡Qué bien me sentía entonces, al fin, lejos de la vista de mi madre!
Así que cuando optaron por jugar escondidas, yo estaba encantada.
Me escondí muy bien. Al menos eso creía yo. De hecho ya habían librado a varias, y a mí no me encontraban, cuando sentí una terrible comezón y ardor sobre mis piernas, por encima de los tobillos…Bajé la vista con una necesidad frenética de rascarme y entendí todo.
¡Estaba parada sobre un hormiguero de hormigas coloradas!
Diminutas y dispuestas a defender su morada, salían en batallón atacando mis piernas flacuchas y moradas.
No recuerdo ahora si sentí más dolor o más vergüenza por ser tan “pacata”.
Sí recuerdo que me sacaron los zapatos, las medias y me zambulleron hasta las rodillas en un fuentón con agua.
Y recuerdo también la sonrisa sarcástica de Toni, el hermano de la cumpleañera, y alguno de sus amigos.
Supe entonces que los “niños bien” a mí no me gustaban y tuve la certeza de que si me hubiera visto “un chino” en la misma situación, se hubiera solidarizado conmigo y me hubiera ayudado sin más.