jueves, 28 de noviembre de 2013

La Galleguita - Investigadora idónea.

Tampoco me importa el mío
Y por eso hoy por segunda semana consecutiva, lamento decir que no tengo mucho para contar. No puedo pensar más allá de la audiencia con la Chevrolet, y como mediadora la oficina de Defensa de los derechos del Consumidor, que será el jueves, día de publicación de este post.
El problema es que SIENTO QUE VOY AL MATADERO...No me siento representada por quienes están cobrando un sueldo para hacerlo...Lo malo en tal caso, no es ir al matadero...sino saber QUE TENGO RAZÓN, que mi reclamo es justo, Y SIN EMBARGO, voy sola a pelear con los molinos de vientos. Bueno, es una manera de decir, si nada sucede antes del jueves a las 14 horas, los planetas no chocan, o los intereses creados no terminan de unir sus fuerzas, NO VOY A IR SOLA. Hoy tuve una entrevista con un letrado, que estaría dispuesto a acompañarme. Sólo para recuperar la dignidad de reclamar lo justo, ante un monstruoso poder económico. No espero recuperar el dinero que me corresponde, porque sé que no puedo contra el monstruo, pero si, espero recuperar la dignidad de reclamar mis derechos, de demostrar que tengo el poder que da la palabra, y la mirada altiva, que sólo podemos tener las personas que vamos por la vida como buenas gentes, con el orgullo de ser honestas y nada más.
Y lo malo también es que me siento como si fuera yo la que va al banquillo de los acusados, cuando en realidad es justamente a la inversa. Si pensamos que hacen ya más de tres años, diferentes concesionarias de automóviles, fueron demandados a través de un estudio jurídico que representa a un grupo considerable de personas, y a la fecha no lograron nada...¡Que puedo esperar yo, desde mi pequeñez y sin haber contratado los servicios de un abogado particular!
Bueno, disculpen...pero no pude evitar este tema.
¡¡Finalmente llega el desenlace de "La Galleguita"!! Ojalá se sorprendan...eso me haría pensar que puedo, pasito a paso, empezar a intentar escribir una novela. Si logré interesar a mis lectoras, a quienes agradezco los comentarios vía mail, o sobre el blog, si logré a través de cuatro capítulos, que no pierdan el entusiasmo y barajen posibilidades de desenlace para la historia de Yuan, creo que puedo ir avanzando sobre historias un poco más extensas.
Como siempre, gracias por leer mi blog. Espero opiniones, críticas y halagos también ¿Vale? ¡Hasta el jueves próximo! Buena vida.
 Lu
La frase para pensar:
“No estoy de acuerdo con lo que dices, pero hasta con la vida defenderé el derecho que tienes de decir lo que piensas.” 
 Voltaire
Acá no zafás:
(para eso  me hice “bloggera”, para publicarme...¡así que leé la entrega Nº  118 de la suelta de mis letritas )

Investigadora idónea

Salí entonces detrás del muchacho oriental, en tanto que no podía dejar de sentirme como Laura Holt en "Remington Steele"...
Imagino que recuerdan esa serie ochentosa, donde lo detectivesco se mezclaba con lo romántico…Bueno, claro…me faltaba esta última parte, ningún “Remington” compartiendo mis elucubraciones, pero lo cierto es que estaba hechizada, así como segura, con mi actividad de pesquisa.
Apuraba los pasos él, apuraba yo los míos. En tal cantidad de gente circulando en ese horario por el aeropuerto, estaba segura de que nadie podría darse cuenta de mi actitud de “perseguir la presa”.
Llegamos –yo a unos pocos metros detrás del susodicho- al hall de arribos.
Él miraba ansioso hacia la puerta de salida de los pasajeros, pero aún nada a la vista. Seguramente, pensaba yo, estarían recién llegando al sector de retiro de equipajes.
Finalmente, luego de interminables minutos, lo veo levantar la mano y sonreír. Busqué entonces a la persona receptora de esa sonrisa y saludo, pero no logré ver gente alguna de rasgos orientales en el tumulto. Tampoco divisé si alguien, de entre los pasajeros que arrastraban ya sus maletas hacia la salida, devolvió el gesto.
Me acerqué aún más, mientras pensaba que mi ansiedad podría traicionarme…estaba segura de que en ese encuentro a punto de producirse encontraría, sino la madeja desenredada, al menos la punta del ovillo…
Fue entonces, cuando vi como una mujer muy joven, de cabellos negros sueltos cayendo sobre su espalda, arrastrando una gran valija roja y “arrastrando” también de su mano una pequeña niña, se acercaba hacia Yuan. Hermosa niña, de enormes ojos negros, que apretaba un peluche con su mano libre…Mis ideas se atropellaban…imaginé, en esos pocos segundos que se sucedieron hasta el abrazo interminable, una historia de amor casi salida de un libro de cuentos…Imaginé un oriental enamorado de una mujer occidental…imaginé una lucha de familias al estilo Capuletos y Montescos…imaginé un embarazo oculto por esas razones familiares…un exilio…
Lo que no imaginé siquiera, es que allí encontraría la respuesta “oficial” del nombre del supermercadito chino y, como “tesis final” para recibirme de “Investigadora idónea”, resolvería también el misterio de las interminables charlas telefónicas en la vereda de “La Galleguita”.
Pero lo real es que, luego del abrazo interminable, oigo a Yuan intercambiando palabras en su lengua natal, con la bella mujer (que lo hablaba al parecer tan bien como el muchacho, a pesar de que claramente  no era oriental) y luego, ella dirigiéndose a la niña, con un acento típicamente español, le dijo: -“Amparo, hija, dale la mano a tu papá, nos vamos a casa”. Y vi la felicidad en los rostros de “mis tres personajes”, particularmente, en los ojitos de Yuan, que parecían sonreír a pesar de alguna lágrima que aún se escapaba, mientras caminaba de la mano de su hermosa Galleguita…
Lo demás, tal vez haya sido puro cuento…

jueves, 21 de noviembre de 2013

La Galleguita- Pistas certeras

Tampoco me importa el mío
Y por eso hoy, miércoles, con una temperatura de 2.6°C  y una sensación térmica  de  - 4.8 °C, nieve cayendo de forma intermitente desde anoche, debo decir que  no tengo demasiado humor. A lo cual se suman infinitos problemas de conexión a internet, por lo que me está costando demasiado tiempo y pocas posibilidades de avanzar con esta intro.
De hecho, ahora estoy en la netbook, pues en la PC de escritorio no logro conectar a la red.
¡Es demasiado para mi!
La parte buena, es que el 3er capítulo de La Galleguita, ya lo tenía resuelto y pasado al blog. Al menos, espero que les despierte un poco más de intriga...Prometo un final a toda orquesta para el próximo post.
La otra buena noticia, es que , ¡se viene el festival provincial de teatro! A partir del 21 y hasta el 24 inclusive, 3 (tres) funciones diarias. Las entradas, para ver a los grupos que participan como muestra, son sin cargo, y las entradas para las obras en competencia, tienen un valor de apenas $ 20. Creo que es esto magnífico, y ojalá en los sucesivos años se vaya superando el nivel. Hay que decir que, en esta ocasión y POR FIN, se juntaron entes estatales y privados. Cultura municipal, cultura provincial, Teatro del Hain, Instituto nacional del teatro y, aunando esfuerzos, pareciera que el resultado va a ser brillante.
Una vez más apelaré al remanido y trillado dicho LA UNIÓN HACE LA FUERZA,  porque  creo que es  ésta una buena oportunidad para demostrar la veracidad de esas palabras.
Como siempre, gracias por leer mi blog. Espero opiniones, críticas y halagos también ¿Vale? ¡Hasta el jueves próximo! Buena vida.
  Lu
La frase para pensar:
"Nunca me han interesado ni el poder ni la fortuna,lo que admiro son las flores que crecen en la basura"
Fito & Fitipaldis
Acá no zafás:
(para eso  me hice “bloggera”, para publicarme...¡así que leé la entrega Nº  117 de la suelta de mis letritas )   
La Galleguita -Pistas certeras-
A pesar de que, la noche anterior, Elvira y los chicos me “tomaron para el churrete” seguí con el convencimiento de que algo en La Galleguita” sucedía…algo oculto, intrincado y relativo a los sentimientos, pensaba yo.
Apenas me quedaban dos días más para estar en la ciudad de Rosario. Tendría que acelerar el curso de mi investigación…
Esa mañana, volví a entrar al mercadito. Me arrimé a la verdulería, con intenciones de intentar averiguar algo con la verdulera, que en principio, al menos en público, era la única hispanohablante.
-¡Buenas! El otro día llevé unos papines. Muy buenos salieron. ¿De donde los traen?
-Buensssdisss mamacita- Has visto son buenosssslos papinesss. Lostraen de aquicito nmás…Allá en Bolivia se cultivan mejor puesss, perossstos nosstan malosss.
-¿Hasssvenido ahorita por masspapass?
-Ehhhh…noo. No Mejor hoy dame uvas. De esas rosadas que se ven buenas…Unas pocas nomás...
Y mientras la mujer pesaba las uvas, atiné a decirle:
-¿Le pasó algo al muchacho chino? Digo, porque siempre que paso por aquí lo veo y hoy no está.
- ¿Yuan? No quelevapassaraessse. Missmito ahora debesstar en el aeropuerto…
-¡Buen día Margarita! ¿Me va a atender esta mañana o va a seguir de charla? Dijo una mujer intentando ser graciosa, pero con voz firme y autoritaria. Tan así que, Margarita, (supe entonces que así se llamaba mi “amiga”) me pasó las uvas y me dejó con más expectativa que antes, para dedicarse de lleno a atender a la vieja impaciente.
A punto de atravesar el umbral, vi a la mujer mayor, “la supervisora” y, como en aquella otra oportunidad, casi sin pensarlo estaba preguntándole: ¿Qué colectivo me lleva al aeropuerto?
-Monticas. Parada plaza Sarmiento.
-¡Muchas gracias! Hasta mañana, respondí y decidida apuré el paso. Estaba apenas a dos cuadras de la plaza que, según entendí,  era la parada del colectivo.
Llegué justo a tiempo para subir al de las 12:40. Tuve suerte, me dijo una señora, porque el próximo pasaría recién a las 17:30 hs.
¡Todo se alineaba, cada hecho en si era relevante y se enlazaba con el siguiente! Entendí que eran signos de buena señal. Que iba por buen camino y el universo, al fin una vez, estaba de mi lado.
Luego de aproximadamente 30 minutos, interminables para mi, el ómnibus se detuvo en el aeropuerto. Podría decirse que me “arrojé” del mismo y apuré el paso hacia la entrada de la estación aérea.
¿Por dónde empezar? Confiando en mi buena estrella, decidí dirigirme a la cafetería ubicada en el sector comercial, a la cual tenía acceso el público en general, sin necesidad de ser pasajero en tránsito hacia algún vuelo.
¡Increíble! La suerte seguía de mi lado. Allí estaba Yuan…Tomaba un café y parecía ansioso.
Me ubiqué en la barra, desde donde podía verlo, sin ponerme en evidencia.
Pedí un café, pagué inmediatamente, pues pensé que debería estar presta para salir detrás del oriental de mis intrigas en cualquier momento.
Y antes de que pasara una hora, infinitos minutos durante los cuales hojeé un diario cualquiera,  él se levantó, justo al finalizar un anuncio de un arribo de Aerolíneas Argentinas…
Continuará

jueves, 14 de noviembre de 2013

La galleguita- Según mi sobrino...

Tampoco me importa el mío
Y por eso hoy voy a contar que mi mas nueva amiga, Vitoria de Maceió, se dejó contagiar por mi entusiasmo bloggero, y a poco tiempo de mi visita a su casa,  se lanzó a la aventura. Escribe en portugués por supuesto, y a veces en francés   por   darse   un   gustito   nomás, pero las personas del mundo hispanohablante de todas maneras, entendemos perfectamente el idioma de nuestros hermanos brasileros. ¿O no? ¡Seguramente todos y todas alguna vez nos encontramos hablando "portuñol"! Por lo tanto, si les interesa, pueden darse una vueltita por:
Escribe textos breves, pero muy asiduamente. En ellos habla básicamente de los intrincados sentimientos humanos  también cuenta sus aventuras y sus lides con el amor...Lo hace con mucha maestría, se los aseguro. En fin, que mi amiga es una "autofilósofa de la vida". En su último post escribió una vez más sobre el amor, entre otros decires, apunta que:“E o amor,para mim, é outro grande mistério. Mas a ele não renuncio.” Frase a la que adhiero 100%. 
Tantas veces me he encontrado pensando en lo misterioso de este sentimiento que un día aparece y se instala en nuestra mente, en nuestro corazón, en nuestra piel, en nuestro sexo….y así también y sin pedir permiso, -tal como llegó- un día se retira, se esfuma, se evapora…Y confieso que en más de una ocasión me ha estallado el cerebro tratando de dilucidar adónde va, dónde queda tanto amor, donde se instala tanta energía puesta en ese sentimiento.
¿Se recicla el amor, se transforma? Me parece importante aclarar, que estamos hablando de amor de pareja, de ese amor que transitado con el otro/otra en ese compartir los latidos es magnífico. ¿y qué pasa cuándo eso no pasa? es decir...¿Qué pasa cuando el amor no se da en una correspondencia biunívoca? ¿Porqué se siente lo que se siente por esa persona a la que no le interesamos, al menos en el terreno del amor sexual, del amor de pareja? Creo que es cierto que es un tema que no tiene respuestas desde lo teórico, desde la lógica, ni aún con especialistas en la materia. Creo también que cada quien transita como puede, como sabe o como lo dejan por este intrincado camino amoroso.Y me parece que a los hombres -como género digo- ni siquiera se les ocurre pensar en estas cuestiones y mucho menos leer sobre ellas. Tal vez, a las mujeres de determinada franja etaria, tampoco, lo cual no les impide leer temas que versan sobre el amor. Pero, lo que sí es cierto es que habemos algunas que, no importan los años que tengamos, seguimos creyendo en el amor a pie juntillas. Creemos en ese sentimiento que nos permite ser con el otro/otra sin dejar de ser nos mismos/mismas. Y seguimos apostando a que en algún momento llegará a nuestras vidas para no esfumarse más. Entre esas mujeres, nos encontramos mi amiga Vitoria y quien suscribe.
Como siempre, gracias por leer mi blog. Espero opiniones, críticas y halagos también ¿Vale? ¡Hasta el jueves próximo! Buena vida.
  Lu
La frase para pensar:
Vestime de amor que estoy desnuda.
Gioconda Belli
Acá no zafás:
(para eso  me hice “bloggera”, para publicarme...¡así que leé la entrega Nº  116 de la suelta de mis letritas )   
La Galleguita- Según mi sobrino...
Esa noche, mientras mi prima preparaba la cena, comenté como al descuido lo extraño que me parecía el nombre del supermercado. Esperaba que ninguno de los presentes notara la intriga que ese hecho me había generado. No quería parecer una jubilada con aspiraciones de detective. Imaginaba que a ellos, que vivían en Rosario desde hace una punta de años, lo que para mi era un misterio y me tenía en suspenso desde hacía un par de días, ni siquiera les despertaba la mínima curiosidad.
De hecho, mi prima dijo
– La verdad, es que me parece un nombre más. Bien sencillo. Tal vez los chinos estuvieron antes en España, tal vez fue lo primero que se les ocurrió, y como ni siquiera pueden hilar tres frases en español, así lo dejaron. Y mientras hablaba, seguía preparando las ensaladas, y controlando las milanesas que había puesto en el horno.
Y yo…desesperaba. Buscaba cómplices para mi investigación y no los hallaba. Todo parecía estar en su justo lugar, todo parecía simple. Elvira no me dejaba margen para que siga dudando. Pero mi cerebro estallaba  revolucionado.
No podía ser así de simple, no me parecía una ecuación sencilla ni algo tan matemático como decir dos  mas dos es cuatro.
Entonces apareció Eze, justo para lavarse las manos y sentarse a comer. (Eze es el hijo de Elvira, tiene más de 30 años y es un encanto de persona, además de ser un joven inteligente, y con cabeza de “ingeniero”)
Lo cierto es que hubiera preferido que él no se enterara de mis desvelos, pero, entre copa y copa de vino, Elvira fue aflojando las tensiones del día y soltando la lengua, hasta que lo dijo:
-Che, “la Lucía” está buscando trabajo de investigadora privada. Y para probarse, intenta averiguar porqué los chinos le pusieron “La Galleguita”, al supermercado.
-Ah no!  Dijo Ezequiel, mientras apuraba el último bocado de una milanesa napolitana que su madre le preparó especialmente para él. ¡No me digas Lu que no te diste cuenta porqué ese supermercadito se llama La galleguita!
-No, no me di cuenta. ¿Qué es lo que debería saber y no lo sé aún?
Para ese entonces, él y Jorgelina, su pareja, con miradas cómplices y sonrisa estallando en sus jóvenes rostros, dijeron a dúo  ¡Porque es muy chiquito y de barrio para ser La Gallega!
- ¡Viste que era simple! Saltó mi prima chocando sus palabras con las de Eze. -Está bien que tampoco pensé en ello, pero es seguro que los chicos tienen razón
-¡Y si ma! Pero no creo que sea tan simple.  Seguramente los chinos, que no tienen un pelo de tontos, sabiendo que La Gallega es la cadena más importante de supermercados de Rosario, le pusieron adrede ese nombre al mercadito como una cuestión de marketing.
A esa altura de los acontecimientos, y descubierta que fue mi intriga, relaté lo que veía cada mañana cuando pasaba por la puerta de La galleguita. Pero claramente, esa noche, nadie pensaba tomar en serio mis elucubraciones y, por el contrario, fui la diversión a la hora de los postres. 
También me reí mucho con las ocurrencias de Eze y Jor, que pasaron desde el recuerdo de la película de Sebastián Borensztein “Un cuento Chino”, hasta el chiste más pavo de: - ¿cómo se dice náufrago en chino? -¡Chin chu lancha!  
Y todos desmayados de la risa casi. No se si por el vino que habíamos tomado, o porque realmente los chistes eran buenos, o porque sí nomás. Por lo que haya sido, fue una feliz y divertida noche.
Sin embargo…
Continuará

jueves, 7 de noviembre de 2013

La Galleguita -Intrigas-

Tampoco me importa el mío
Y por eso hoy atravesada por una respuesta que recibí ayer de la Dirección de defensa de los derechos del consumidor , por mi reclamo ante el no cumplimiento de la Ley 19640 por Comercial del Sur SRL, no tengo mucha onda para contar.
O mejor dicho, no puedo hablar de otra cosa que no sea esta sensación que se repite cíclicamente en mi vida, y que es la de salir a "boxear la vida". Esta sensación de vulnerabilidad que me hace verdaderamente mal. Creo que, en lo personal, me sucede exactamente al revés que a la mayoría de las personas. A mí me asombran, me producen impotencia, rabia, cada vez con mayor intensidad las situaciones de injusticia, tanto sea para conmigo, como para con los otros. Y digo esto porque, cuando era más joven, arremetía contra los molinos de viento y nada me importaba. Tal vez por eso, no me dolían como ahora tantas injusticias vividas. O tal vez porque era crédula y pensaba que verdaderamente el bien siempre triunfaba sobre el mal.
Quizás muchos y muchas piensen que a esta altura, debería ya haber aprendido como son los hechos en la vida real y correrme a un costado para que la pared no se me caiga encima y ya.
¡Pues es eso justamente lo que no puedo hacer! Ahora que ya no creo el cuento de que el bien siempre triunfa sobre el mal, la verdad sobre la mentira, la justicia sobre la injusticia, de todos modos SIGO APOSTANDO A QUE ASÍ SEA. Y por eso nomás, sigo reclamando lo que creo que es justo. Pero claro, ahora me agobio fácilmente, y me dan ganas de encerrarme en una cuarto a jugar solitario spider y comer kilos de chocolates por horas y horas, esperando que llegue al fin el justiciero y las historias terminen como creo que debiera ser, es decir " ganando  la buena gente"
Como nada de eso sucede, luego de rumiar mi bronca y sin justiciero alguno que me acompañe, me "desencierro", dejo los chocolates, tomo aire y allá voy, de nuevo a por otra batalla...
¡Tal ves, alguna vez en mi vida antes de morir gane la guerra!
Como siempre, gracias por leer mi blog. Espero opiniones, críticas y halagos también ¿Vale? ¡Hasta el jueves próximo! Buena vida.
  Lu
La frase para pensar:
El día que seas capaz de llorar de impotencia ante una injusticia, ese día seremos compañeros.
Ernesto "Che" Guevara
Acá no zafás:
(para eso  me hice “bloggera”, para publicarme...¡así que leé la entrega Nº  115 de la suelta de mis letritas )   
La galleguita - Intrigas-
“La galleguita” es el nombre del supermercado por el que pasé cada día de los 15 que estuve en la ciudad de Rosario
Supongo que es un nombre bastante común para un negocio de venta de esas características, pero…
Siempre hay alguna razón para que lo cierto se transforme en incierto, lo seguro en inseguro, lo dado por hecho, en deshecho. O, como le gustaba decir a mi amigo Sergio, nunca nada es del todo algo.
Y he aquí el motivo de mi duda: Cada día de los que pasé por allí, a excepción de los dos últimos, estuvo en la vereda, recostado en la pared, un muchacho de unos 30 años, hablando por teléfono, rapidito, entrecortado, suspirando a veces, llorando en ocasiones y hasta, me pareció un día, suplicando…¿Y porqué el "pero"? ¿Qué es lo extraño?
¡Pues que el muchacho en cuestión era chino!  Y bastaba mirar hacia el interior del supermercado, para darse cuenta de que “La galleguita” era un supermercado chino.
Uno de esos días, y de puro curiosa nomás, entré al supermercadito que, a esa altura, ya se había convertido en un imán para mi frondosa imaginación.
Pocos empleados, 2 mujeres en las respectivas cajas, un repositor, en la góndola de los jugos y aguas, una mujer mayor, que supuse sería la encargada de controlar al resto de los empleados, todos de rasgos orientales, a excepción de la señora que atendía la verdulería, que sin dudas, por su vestimenta, su aspecto físico y su tonada era boliviana.
Poca concurrencia de clientes. Eran las 10:30 de la mañana.  Bastante silencioso el lugar, alcancé a oír un intercambio de palabras entre la verdulera y una clienta que averiguaba sobre los precios de la rúcula y el berro. También en el fondo, sonaban voces en ese indescifrable -para mi- idioma oriental en un tono que parecía más bien una discusión. Me asomé, llevada por una sensación irresistible mezcla de misterio e intriga, y vi al “muchacho del teléfono”  y la “supervisora” –que se me antojó a mi lo era- efectivamente discutiendo. Deducción que pude hacer por el tono de las voces, los gestos la mirada de la mujer y el color de la ira en los no cachetes de su interlocutor.

-“Loss papiness mamacita, llévatelos quehan venido buenosss y ahoritastán de ofertass”, acertó a decirme entonces la mujer boliviana, que tal vez haya visto mi actitud de “espía” y por eso nomás me ofreció papines.
Por lo que haya sido, confieso que sentí un poco de vergüenza y desconcierto. Tanto así, que compré dos kilos de papines que no necesitaba, habida cuenta que almorzaba en casa de mi prima, o en algún restaurante aprovechando los económicos, sabrosos y completos menús ejecutivos que ofrecen prácticamente todos los bares, restó y pubs  en los mediodías rosarinos.
Lo cierto es que hecha la compra, no me animé a preguntar ninguna otra cosa que no sea el precio de mi mercancía y, luego de pagar, salí sin emitir sonido del local
Ya en el umbral, atiné a decir –hasta mañana-, y partí sin mas, con la sensación de que ese saludo era premonitorio puesto que fue espontaneo y por algo habría yo saludado de esa manera. 
Sin dudas, debería volver allí al día siguiente. Tal vez, encontraría la punta del ovillo, para develar los misterios que se sumaban en mi imaginario, pues para ese entonces, no solo me intrigaba saber el porqué de ese nombre, “La Galleguita”, sino también quién era ese muchacho, con quién hablaba, lloraba, suplicaba telefónicamente cada mañana, porqué lo hacía en la vereda, afuera del negocio y no desde adentro del mismo, entre otras dudas que, por el momento, me parecían “menores”
Continuará