Tampoco me importa el mío
Hoy sí seré muy breve y publicaré un relato un tanto más extenso de los que habitualmente publico.
Sólo decirles que Ushuaia es el resumen de todas las postales del mundo. ¡Lujuriosos están sus paisajes nevados! Lamento no haber salido a sacar fotos, atravesada que estoy por el problema de falta de agua en mi casa.
Intentaré tomar imágenes en el transcurso de esta semana.
Comparto, de momento, unas tomadas de la página de turismo de la Municipalidad de Ushuaia:
Hoy, de casualidad, topé con este poema que mi memoria tenía guardado en algún rinconcito y me pintaron ganas de compartirlo con ustedes para finalizar esta sección de mi casita de letras:
BENDICIÓN DE DRAGÓN
Esa Musiquita en el recuerdo
NOTA: Y como un pensamiento trae otro, y otro, y otro más, recordé "DESIDERATA". En la voz de Roberto Vicario. Apuesto a qué muchos y muchas de ustedes también recordarán este poema y esa versión.
¡Qué disfruten de esta que acabo de encontrar en YouTube!
¡Qué disfruten de esta que acabo de encontrar en YouTube!
Acá no zafás:
(por eso me hice “bloguera”, para publicarme...entrega Nº555 de la suelta de mis letritas)
Tormenta eléctrica
Estábamos en Villa Carlos Paz, en la provincia de Córdoba.
Mi hija, que con sus trece años se "las sabía todas", estaba bastante molesta por tener que compartir unos días de vacaciones con su mamá.
Entonces
Muy paciente su mamá, o sea yo, ponía la mejor onda a esos bellos días de enero, comprendiendo que tenia una hija adolescente y que, por suerte, emocionalmente era una niña muy sana por lo qué no era de extrañar esas conductas propias de la edad.
Por eso
Había previsto también la compensación para "tal tortura" por lo que luego iríamos a pasar tiempo al pueblo donde vivían sus primas y las amigas de las mismas, que formaban un grupete de "niñas en crecimiento veloz" de entre trece y quince años.Así las cosas
Hiji "soplando" y yo proponiendo ideas para divertirnos juntas, a las que en ocasiones respondía: "Vieja, ¿no te das cuenta que ya soy grande?"
Por eso
Aquella noche de estrepitosa tormenta eléctrica, resolví que me iría a dormir temprano, falta me hacía descansar un poco, y cuando fui a darle el consabido "besito de las buenas noches", la encontré, literalmente, pegada a los ventanales del balcón.
Los rayos y relámpagos iluminaban, bellamente, la oscuridad de la noche. El viento, la lluvia y los potentes truenos, completaban la escena nocturna.
Mi "niña grande", se dio vuelta para mirarme a los ojos y me dijo
-Ma, y ¿si salimos al balcón para ver un poco más?
-¡Agus! respondí con una amplia sonrisa, es solo una tormenta eléctrica.
Fue entonces cuando clavó su mirada, firme y penetrante, en mí y respondió
-Yo jamás vi una
Y fue entonces también cuando me di cuenta de que mi hija, nacida y criada en Ushuaia, no tuvo oportunidad de presenciar tan bello espectáculo habida cuenta que, por estos lares, no sucede dicho fenómeno meteorológico.
Comprendí de inmediato que esa niña, que se sentía adulta, tenía miedo a la vez que fascinación por dicho evento y necesitaba, aún mas allá de su postura, que su mami, o sea yo, la acompañara.
Total
Nos pusimos capas para guarecernos de la lluvia y, hasta que se nos empezaron a caer los párpados, nos quedamos charlando sentadas en un rincón bastante protegido del balcón...
Casi como si estuviéramos en la primera fila de una gran platea para presenciar esa bella obra de la naturaleza.
Casi como si estuviéramos en la primera fila de una gran platea para presenciar esa bella obra de la naturaleza.
Casi como si mi hija hubiera zanjado sus "diferencias generacionales", disfrutando del espectáculo visual y -¡por fin en esas vacaciones!- disfrutándonos mutuamente.