Tampoco me importa el mío
Es 24 de diciembre y en vísperas de la Navidad me siento a desparramar letritas y tecleo sin pensar y saldrá lo que tenga que salir. Si estuviera escribiendo con lapicera y papel, mis lágrimas hubieran borroneado las frases, pero eso con el teclado no sucede.
Estoy inmensamente triste. Y no tiene que ver con las fiestas, respecto a las cuales, en general soy bastante indiferente. No acelero mi ritmo en estas fechas, ni alucino, ni corro como loca.
En las Noches Viejas me siento feliz porque apuesto a que el nuevo año siempre será mejor que el vivido y renuevo mis ilusiones y proyectos. De hecho, al revés del mundo, es la fiesta que elijo para pasar en familia. ¡Que sensación tan placentera poder abrazarme con mi hiji en el brindis de comienzo de año!
Y este año, hubiéramos abrazado amorosamente también a Tomi, nuestro gatito.
El Tomi, que hacía felices mis días, colándose en mi casa apenas abría yo la puerta, jugando en nuestro jardín, corriendo pajaritos mientras, divertida, lo miraba por la ventana. Tomi, que trepaba por mis escaleras, o se sentaba en un pequeño banco a mi lado y observaba el movimiento de las hojas, de las aves, de la vida misma, mientras yo, aquí en el mismo lugar en que estoy ahora escribiendo, trabajaba.
Pero ahora estoy sola. Hacen 6 dolorosos días presencié, desgarrada, como la jauría que tiene una vecina nueva lo masacraba. Yo parada del otro lado del cerco sin poder hacer nada, y él, luchando tan valiente. Y me miró, no tengo dudas de ello, en esa milésima de segundo que transcurre entre el estar vivo y dejar de estarlo.
Nunca tuve una mascota, de hecho Tomi era de hiji, pero como compartimos los jardines del frente y del fondo, es que él pasó a ser el gatito de la familia. Sólo 3 años tenía. Siempre pensé que una se quedaría triste con la muerte de su mascota, pero nunca que podía doler el pecho, cerrarse la garganta y llorar a cada rato y por tantos días.
Ahora me pregunto: ¿Se puede ser tan irresponsable con la tenencia de mascotas? Si se tienen 4 perros que actúan como manada, con su perro lider y se convierten entonces en un peligro para los demás ¿Cómo es que pueden instalarse en una casa y no amurallarla? Sólo nos separa un alambre tejido. No puedo más estar en mi parque porque ni bien abro la puerta y asomo, se cuelgan del cerco y no paran de ladrar hasta que entro nuevamente a mi casa. Si mis amigas vienen con sus nietos, o las de Agustina con sus hijitos ya no podemos dejarlos jugar libremente en el fondo de casa.
Y este es un barrio de gatos como me dijo una vecinita que presenció, también horrorizada, la masacre. ¿Habría que tener los gatos encerrados en sus casas de ahora en mas porque estos irresponsables se instalaron en el barrio con una jauría? ¿En mi casa, nunca más podremos tener un gatito?
Y para finalizar, quiero decir que hacen 26 años vivo en este barrio donde conviven perros y gatos y jamás tuve que presenciar semejante ensañamiento. Y más aún, por 3 meses no tuve cerco del fondo pues el viento lo había derribado, por lo que los dos perros de la casa que linda, atrás, con la mía, entraban a mi patio y corrían a mi gato y ladraban y él maullaba pero nunca lo agarraron y en definitiva eso sólo eran "correrías típicas de perros y gatos". De hecho, mi gatito también iba a corretear por los techos de esa casa. Lo cual confirma mi hipótesis que los de la casa de al lado, se convierten en perros asesinos al actuar como jauría. Ni siquiera sé como se llaman esos nuevos vecinos. Ya lo voy a averiguar y, pasadas las fiestas, veré los caminos a seguir, si e que ellos no hacen lo que debieran haber hecho antes de mudarse.
Por lo pronto, los dueños de la casa, que fueron excelentes vecinos por 26 años y se fueron de Ushuaia hace un mes, ya se comunicaron con la inmobiliaria para que advierta a estos irresponsables, o responsables de nuestra tristeza y del asesinato de mi gatito, que adopten medidas para resguardar a los vecinos.
Estoy inmensamente triste. Y no tiene que ver con las fiestas, respecto a las cuales, en general soy bastante indiferente. No acelero mi ritmo en estas fechas, ni alucino, ni corro como loca.
En las Noches Viejas me siento feliz porque apuesto a que el nuevo año siempre será mejor que el vivido y renuevo mis ilusiones y proyectos. De hecho, al revés del mundo, es la fiesta que elijo para pasar en familia. ¡Que sensación tan placentera poder abrazarme con mi hiji en el brindis de comienzo de año!
Y este año, hubiéramos abrazado amorosamente también a Tomi, nuestro gatito.
El Tomi, que hacía felices mis días, colándose en mi casa apenas abría yo la puerta, jugando en nuestro jardín, corriendo pajaritos mientras, divertida, lo miraba por la ventana. Tomi, que trepaba por mis escaleras, o se sentaba en un pequeño banco a mi lado y observaba el movimiento de las hojas, de las aves, de la vida misma, mientras yo, aquí en el mismo lugar en que estoy ahora escribiendo, trabajaba.
Pero ahora estoy sola. Hacen 6 dolorosos días presencié, desgarrada, como la jauría que tiene una vecina nueva lo masacraba. Yo parada del otro lado del cerco sin poder hacer nada, y él, luchando tan valiente. Y me miró, no tengo dudas de ello, en esa milésima de segundo que transcurre entre el estar vivo y dejar de estarlo.
Nunca tuve una mascota, de hecho Tomi era de hiji, pero como compartimos los jardines del frente y del fondo, es que él pasó a ser el gatito de la familia. Sólo 3 años tenía. Siempre pensé que una se quedaría triste con la muerte de su mascota, pero nunca que podía doler el pecho, cerrarse la garganta y llorar a cada rato y por tantos días.
Ahora me pregunto: ¿Se puede ser tan irresponsable con la tenencia de mascotas? Si se tienen 4 perros que actúan como manada, con su perro lider y se convierten entonces en un peligro para los demás ¿Cómo es que pueden instalarse en una casa y no amurallarla? Sólo nos separa un alambre tejido. No puedo más estar en mi parque porque ni bien abro la puerta y asomo, se cuelgan del cerco y no paran de ladrar hasta que entro nuevamente a mi casa. Si mis amigas vienen con sus nietos, o las de Agustina con sus hijitos ya no podemos dejarlos jugar libremente en el fondo de casa.
Y este es un barrio de gatos como me dijo una vecinita que presenció, también horrorizada, la masacre. ¿Habría que tener los gatos encerrados en sus casas de ahora en mas porque estos irresponsables se instalaron en el barrio con una jauría? ¿En mi casa, nunca más podremos tener un gatito?
Y para finalizar, quiero decir que hacen 26 años vivo en este barrio donde conviven perros y gatos y jamás tuve que presenciar semejante ensañamiento. Y más aún, por 3 meses no tuve cerco del fondo pues el viento lo había derribado, por lo que los dos perros de la casa que linda, atrás, con la mía, entraban a mi patio y corrían a mi gato y ladraban y él maullaba pero nunca lo agarraron y en definitiva eso sólo eran "correrías típicas de perros y gatos". De hecho, mi gatito también iba a corretear por los techos de esa casa. Lo cual confirma mi hipótesis que los de la casa de al lado, se convierten en perros asesinos al actuar como jauría. Ni siquiera sé como se llaman esos nuevos vecinos. Ya lo voy a averiguar y, pasadas las fiestas, veré los caminos a seguir, si e que ellos no hacen lo que debieran haber hecho antes de mudarse.
Por lo pronto, los dueños de la casa, que fueron excelentes vecinos por 26 años y se fueron de Ushuaia hace un mes, ya se comunicaron con la inmobiliaria para que advierta a estos irresponsables, o responsables de nuestra tristeza y del asesinato de mi gatito, que adopten medidas para resguardar a los vecinos.
Como siempre, gracias por leer mi blog. Espero opiniones, críticas y halagos también ¿Vale? El 1 de enero, no voy a estar. Será entonces hasta el viernes 8 de enero de 2016. ¡¡Buen comienzo!! Buena vida.
Frases para pensar
“Hay dos medios para refugiarse de la miseria de la vida: la música y los gatos.”
Albert Schweitzer
“He estudiado muchos filósofos y muchos gatos. La sabiduría de los gatos es infinitamente superior.”
Hippolyte Taine
Adoro a los gatos. Son de las pocas criaturas que no se dejan explotar por sus dueños.
Umberto Eco
Un gato es el símbolo del hogar porque el gato no vive con nosotros: la casa es de él y nosotros somos uno más de los objetos que gravitan en torno a su pausada elegancia.
Juan José Rodríguez Ramos
“Es una labor muy difícil ganar el afecto de un gato; será tu amigo si siente que eres digno de su amistad, pero no tu esclavo.”
Théophile Gautier
Hoy zafás:
El cielo de los gatitosThéophile Gautier
Hoy zafás:
(Hoy quiero publicar una historia que encontré buscando, en la web, alguna manera de calmar mi angustia y pensar que nuestro Tomi sigue feliz en algún lugar)
Hay un puente que queda entre el paraíso y la tierra, y se llama Puente del Arco Iris.
Cuando un gato que ha sido especialmente amado por alguien aquí, en la tierra, muere entonces va al puente del arco iris. Allí hay valles y colinas para todos nuestros amigos especiales. Para que ellos puedan correr y jugar juntos.
Hay mucha comida, agua y sol, y nuestros amigos se encuentran cómodos y al abrigo.
Todos los gatos que han estado enfermos o que eran ancianos, recuperan su salud y vigor; aquellos que fueron heridos o mutilados recuperan lo perdido y son fuertes nuevamente, tal como los recordamos en nuestros sueños de días y tiempos pasados.
Los animales están felices y contentos, excepto por una pequeña cosa: cada uno de ellos extraña a alguien muy especial, alguien a quien tuvo que dejar atrás.
Todos corren y juegan juntos pero llega un día en que uno de ellos se detiene de repente y mira a la lejanía. Sus brillantes ojos se ponen atentos; su impaciente cuerpo se estremece y vibra. De repente se aleja corriendo del grupo, volando sobre la verde hierba, moviendo sus patas cada vez más y más rápido.
Tú has sido avistado, y cuando tú y tu amigo especial finalmente se encuentran, se abrazan en un maravilloso reencuentro, para nunca separarse de nuevo. Una lluvia de besos cae sobre tu rostro; tus manos acarician nuevamente la cabeza amada, y puedes mirar nuevamente a los confiados ojos de tu mascota, tanto tiempo apartada de tu vida, pero nunca ausente de tu corazón.