viernes, 28 de mayo de 2021

Noche/Día

  Tampoco me importa el mío
No sé cuanto podré contar hoy porque ...
¡Tengo las ideas congeladas!
El invierno adelantado y prepotente llegó sin pedir permiso al otoño, bajaron entonces las temperaturas, nos atraviesa una ola polar, la nieve se presenta y nos cubre con su manto de belleza.
Luego de tres días de soportar temperaturas por debajo de cero, el sol asoma tímido y como pidiendo permiso.
Y de pronto me encuentro pensando que también en la naturaleza se presenta una batalla, precisamente entre estas dos estaciones.
Como no quiero dejarme llevar por estos pensamientos que me rondan sobre luchas de potencias, de clases, de países dominantes y países dominados, de miseria extrema y riqueza exacerbada, de la falta  de empatía...
Como no quiero liarme más en temas que no puedo resolver elijo hoy recordar la leyenda - mitología griega- de las cuatro estaciones.
En la Antigua Grecia se tenía la creencia que la llegada previa del otoño y posteriormente el establecimiento del invierno se debía a una leyenda: Perséfone, considerada la reina del inframundo, hija de Deméter (diosa de la fecundidad y fertilidad de la tierra) y Zeus (dios del rayo y padre de los dioses y los humanos), abandona a su madre para reunirse con Hades, dios del inframundo. Durante otoño e invierno se entiende que esta joven dama abandona el mundo de los mortales para estar al lado de su esposo y gobernar con él durante 6 meses. La llegada de la primavera y del verano indica que Perséfone ya se encuentra entre nosotros y trae la felicidad de los campos y cultivos, debido a la felicidad de su madre por tenerla cerca.
Fue a modo de recordatorio y por eso tan resumida. La idea es contar un par de leyendas  argentinas sobre las estaciones.
Así que sin más cháchara va la primera, que responde al interrogante de ¿Por qué el invierno dura tres meses?
Según cuenta una leyenda tehuelche, la razón por la que el invierno dura tres meses involucra una acalorada discusión, entre una mara* y un choique**.

Esta historia sucedió antes de que existieran las estaciones: en esos días, nunca se sabía cómo iba a ser el clima. Una mañana hacía frío, a la tarde un calor tremendo, después granizaba. Y la vida se hacía muy complicada.

Elal, el heróe mitológico de los tehuelches, su creador y benefactor, decidió arreglar el problema. Por eso, invitó a todos los animales a una reunión con el objetivo de determinar la duración del invierno.

Como no se ponían de acuerdo, Elal decidió retirarse y les dijo que le avisaran cuando llegaran a una decisión

La mara, que se dice que en esos tiempos ostentaba una cola larguísima y esponjosa, dijo que el problema era el invierno. Y que el invierno, en definitiva, debería durar tres meses, para que todos estén contentos.

El choique no estuvo de acuerdo: “Doce lunas de frío –declaró–, que en el sur sea todo invierno y en el norte, todo verano”. De ese modo, el que quería calor podía irse al norte, y, cuando se cansara del sol, volver al sur. La comitiva se escandalizó y se armó un lío tremendo ¡Pero si se iban a morir de hambre y de frío! Intentaron convencer al choique, le suplicaron, pero no había caso.

La mara se dio cuenta de que el choique no iba a cambiar de opinión y decidió tomar las riendas del asunto. Se dio vuelta y corrió lo más rápido que pudo hasta Elal. 

Cuando llegó junto a Elal, él le preguntó: “¿Cuántos meses?”. “¡TRES!”, gritó la mara. “Serán tres y que no se hable más del asunto”, sentenció Elal.

El choique estaba furioso. La mara se volvió a lanzar a la carrera y esta vez, justo antes de que pudiera entrar en su madriguera, el choique la alcanzó y le pisó la cola contra el suelo. La mara tiró tan fuerte que la cola se cortó y logró esconderse en su cueva.

Desde entonces, se dice, las maras no tienen cola y el invierno dura tres meses.

   
* Mara, también conocida como "mara patagónica" es el roedor más grande de la Patagonia y uno de los más grandes del mundo. ** Choique , también conocido como "Nandú patagónico" es un ave nativa de Sudamérica.
El par prometido pasó a ser una sola porque no quiero cansarlos. Espero que hayan disfrutado de esta historia y si gustan de leyendas tal vez en otra edición comparta una hermosa leyenda Ona sobre  el otoño.
Ciertamente con el encabezado de este editorial queda claro- me parece- que por estos pagos que habito el invierno dura más de tres meses lo que estaría dando por tierra la leyenda tehuelche.
Ya me voy, pero antes les dejo algunas fotos improvisadas que tomé el lunes 25 -¡Feliz Aniversario Argentina mía!- desde mi jardín de entrada y en jardín del fondo de mi casa.

Gracias por pasar. Hasta el viernes próximo, o hasta cuando gusten volver.
 Lu
Música en tiempos de covid-19
Acá no zafás:
(por eso me hice “bloggera”, para publicarme...entrega Nº 399 de la suelta de mis letritas)
NOTA: De mi archivo comparto este poemita que encontré revisando los más antiguos que guardo.  
Noche/Día
Regresando
sobre mis pasos,
o tras tus huellas,
la noche
me atrapa
silenciosa
me abraza
me envuelve
me arrincona
en su negrura
junto al espejo
opaco
que me mira mirarme
que me ve envejecida
y se regodea en mis dudas...
Enciendo las luces
una a una
me duermo
sin temores
iluminada
la noche desde afuera
se torna clara
el espejo refleja
una luna llena
Mañana volveré a la vida.
Regresaré sobre mis pasos...
¡a enterrar tus huellas!

viernes, 21 de mayo de 2021

Entre humo y nieve

 Tampoco me importa el mío
Estuve buscando material, para pensar hoy en voz alta y letritas desparramadas, sobre la empatía. Sobre ser o no empático o empática, sobre algún no tan buen vecino que me ha tocado en suerte -cero empático- y siguiendo ese hilo ya casi tenía la crónica para este viernes pero...
Encontré sin querer -buscando el relato breve que publico en "Acá no zafás- una crónica que escribí en enero de 2012 y me resultó tan divertida la manera en que presenté el tema "Amantes", particularmente por el final que le di, que se me ocurre que también ustedes podrán sonreír al leerla más allá de las conclusiones o posturas que cada quien tenga al respecto.
Obvio que entre líneas, y no tanto también, pueden leerse mis pensamientos al respecto.
Entonces, copio y pego y dejo para otra edición el tema de la empatía.
Amante: Según el diccionario de la RAE: 
1. adj. Que ama. U. t. c. s.
2. adj. Se dice de las cosas en que se manifiesta el amor o que se refieren a él.
3- m. pl. Hombre y mujer que se aman.
4- com. querido  ¡Perdón la palabrita! Más obsoleta aún me parece esta definición:
1. m. y f. Hombre, respecto de la mujer, o mujer, respecto del hombre, con quien tiene relaciones amorosas ilícitas. 
Me pregunto ahora...¿Y si son 2 hombres que se aman o dos mujeres?
Y respecto a "querido" ¿Qué serían relaciones amorosas ilícitas?  ¿Moralmente ilícitas? ¿y quién las apunta con el dedo? ¿legalmente ilícitas? ¿y qué juez lo dictamina?
Hay mil variables, pero la realidad es que socialmente ya sabemos a quien se llama "amante" ¿Se acuerdan, cincuentones y cincuentonas que me están leyendo, de ese poema que recitaba Sandro? Decía, entre otras cosas:" No dirán, es su marido... dirán por mi ¡el amante !"
Y es posible que una persona no ame a su compañera/ñero de techo y que ame a otra. 
No es cierto que un hombre es solo para una mujer y una mujer solamente para un hombre durante toda la vida. De hecho la vida misma no es estática y se crece, se avanza, se cambia permanentemente. 
En este caso no comparto la mentira y me parece que sería mas noble aclarar los tantos, preparar la mochila y partir hacia esos otros brazos que abrazan y contienen.
Y también es posible que ame a la persona con la que comparte el techo, aunque allí mis neuronas se limitan y se enredan porque entonces no comprendo cual es la necesidad de relacionarse amorosamente con alguien más. 
Me pregunto y les pregunto: ¿Puede alguien en el mismo momento que estalla de amor con su pareja, necesitar un "doble estallido"?
Bien, que no puedo explayarme hoy sobre este temita, da para letras y letras y cada quien podrá tener su opinión formada al respecto y podríamos seguir debatiendo el asunto durante todo el año y no agotaríamos la discusión creo.
Lo que sí, mujeres, recuerden que en los 10 mandamientos, según me lo enseñaron las monjas a mi, el 9º decía "No codiciarás a la mujer de tu prójimo"...
Pero
nunca me dijeron de la existencia de alguno que rezara: "No codiciarás al hombre de tu prójima" 
Así que, si les pasó, o les está pasando...y fueron a colegio de monjas o tomaron la comunión vestiditas de blanco: ¡La culpa es de los 10 mandamientos! 
Una nota al pie: 
Verán que dije en su momento: "Cincuentones y cincuentonas". Vale recordar, por si acaso, que pasaron casi diez años desde el momento que lo escribí a hoy.
Gracias por pasar. Hasta el viernes próximo, o hasta cuando gusten volver.
 Lu
Música en tiempos de covid-19
Acá no zafás:
(por eso me hice “bloggera”, para publicarme...entrega Nº 398 de la suelta de mis letritas)
Nota: Este es el relato breve que buscaba. Es un cuento que escribí sobre mediados del 2011
Entre humo y nieve...
Fumaba en su jardín nevado. 
Hacía un par de años que había declarado que su hogar sería ambiente libre de humo.
Disfrutaba del silencio nocturno.
A metros de su casa la Laguna del Diablo resaltaba, aún más, el paisaje blanco y resplandeciente por esa luna inmensa cuando sintió los disparos.
Aullaron en canon los perros del barrio.
Se asustó…el silencio ya no le pareció interesante ni sobrecogedor.
Buscó la llave en su bolsillo, no pudo acertar a la cerradura...temblaban sus dedos…los disparos eran cada vez más nítidos.
Sintió sirenas, oyó voces desde su colchón blanco y frío…tan frío y patético como la muerte.
Pudo pensar que no se veía mal la nieve roja y, desde algún lugar, percibió nuevamente voces. Esta vez como ecos, repitiendo: bala perdida...orificio de salida...sangre.
Dejó de sentir.
Y, con ella, se fueron sus secretos.

viernes, 14 de mayo de 2021

Cielito lindo

Tampoco me importa el mío
Se dice que no hay que dejar para mañana lo que se puede hacer hoy...
Pero  
Ya saben, soy procrastinadora así que siempre hago exactamente al revés de lo que indica el dicho popular.
Tan así que tuvimos durante la semana unos amaneceres de "Cielitos lindos" increíbles que nunca fotografié.
Y esta mañana -día jueves- que había planificado levantarme más temprano para salir con mi cámara a registrar tal belleza... ¡No hubo cielito lindo!
Nobleza obliga a contar que los bellos amaneceres arrancan pasadas las 8:30 de la mañana, hora en que apenas empieza a clarear.
A las nueve pueden verse los cielos más lindos del mundo mundial.
Por cierto he perdido mi oportunidad de compartirlos en esta edición porque ya no tengo margen de tiempo.
Entonces, además de contarlo en el relato breve, hoy que "salen fotos" comparto algunos amaneceres de hace exactamente un año atrás; es decir mayo pero del 2020. 
¿La diferencia? es que en estos días las montañas aun no están con su manto blanco. La paleta de colores ¡la misma!

Y para que no queden con esa sensación de "gusto a poco", les cuento que el sábado 08 del corriente; sobre el mediodía, mi amiga Moni "me hizo gamba" llevándome en su vehículo para que pueda sacar unas fotos  desde "la ruta de arriba". La ruta 3 en el tramo llamado "Héroes de Malvinas"
Vamos de paseo ahora para apreciar los colores de este otoño, las calmas agua de la Bahía y...

¡Lo contenedores que se apilan no solo en el puerto sino también en la zona fabril!
Es todo por hoy, espero que hayan disfrutado del mini paseo y del relato breve, que llegó así como "de repente" mientras miraba el maravilloso azul celeste del cielo zambullirse en las aguas de la Bahía.
Gracias por pasar. Hasta el viernes próximo, o hasta cuando gusten volver.
 Lu
Música en tiempos de covid-19
Acá no zafás:
(por eso me hice “bloggera”, para publicarme...entrega Nº 397 de la suelta de mis letritas)
Cielito lindo
Estupendo amanecer.
Los rosados, fucsias y anaranjados se entremezclan en el cielo- al fin luego de tantos grises- azul celeste.
Paleta de colores que anuncia un día, sin dudas, soleado.
Por cierto, asoma ya ese tibio sol de otoño que pone brillo a la mañana y a mi vida.
Y me divierte pensar que sos mi sol de otoño. Hoy me siento liviana y feliz.
Allí vamos, caminando de la mano, celebrando el cambio de matices celestiales y sonriendo a la vida.
Sé que nosotros somos como nosotros, sé que- como dice Benedetti- “en la calle codo a codo somos mucho más que dos”.
De camino hacia la Bahía compramos un café humeante y necesario para despabilarnos, con dos medialunas para cada uno.
Paramos allí en “El Choconcito”, espacio verde que a ambos nos parece un lujito tenerlo a la vuelta de la esquina, nos quitamos los barbijos y luego de un beso de “¡Buenos días!”, saboreamos nuestro desayuno.
La jornada se pone en marcha. Los perros callejeros, que nunca faltan, vueltean cerca nuestro, el recolector de residuos saluda mientras recoge las bolsas de los cestos instalados convenientemente y por doquier en todo el trayecto del paseo.
Entonces…
Despierto sobresaltada. A lo lejos unos perros ladran, la mañana es estupenda, cielo celeste, paleta de colores y tibio el sol de otoño…
Vos no estás.

viernes, 7 de mayo de 2021

Instantes

Tampoco me importa el mío
Si me faltaba tema para esta entrada me salvó una amiga hace instantes cuando llamó para decirme: 
-Lu quiero ir a Procida, ¿sabés que allí ya no tienen covid?
Obvio le dije que también querría estar allí, que tuve el placer y la suerte de conocer esas islita hace 5 años atrás. 
Antes de compartir la novedad busqué info al respecto para cerciorarme de que la noticia era real. Ya saben que en estos tiempos, redes sociales mediante, circulan cientos de noticias falsas.
Copio y pego un fragmento de la noticia contada por "Clarín"
La isla de Procida, en la región de Campania, sur de Italia, es la primera en ser considerada "libre de covid" en el país al haber vacunado al 90 % de su población (7.500 personas) en pocos días, gracias a la llegada de la vacuna de Johnson&Johnson que necesita una única dosis.
"Procida puede efectivamente ser declarada la primera isla libre de covid", anunció Antonio D'Amore , director general del departamento de Sanidad, Napoli 2, al que pertenece la localidad, una importante meta turística.
Y me quedé pensando que no es menor la data, al menos para mi que siempre veo el vaso medio lleno.
Ya sé que es una población muy pequeña pero si ellos pudieron ¿Porqué no tener esperanza de que en un futuro no muy lejano también en nuestras respectivas ciudades podremos lograrlo?
De acuerdo, de acuerdo...¡Ya sé que es necesario una gran dosis de cordura y conducta social! Ya sé que los y las "covidiotas" más "covistúpidos" abundan pero...
¡Me emocioné al leer las declaraciones del intendente de Procida, Dino Ambrosino! 
Según la nota de "Clarín" él dijo: "el resultado en Procida es el signo de la esperanza que se reaviva y que volverá a colorear nuestro mundo. Me sorprendió la presencia numerosa y disciplinada de los jóvenes a pesar de los miedos y escepticismos".
Ese es el punto, en ese pueblo de pescadores, en ese pueblo donde cultivan los limones que dan el más exquisito "Limoncello" y donde se ocupan maravillosamente de cada turista que por allí asoma; en ese pueblo, todos y todas se pusieron del lado de la salud y del compromiso con el prójimo.
Y como una cosa trae la otra no quiero cerrar esta crónica sin llevarlos por unos instantes de paseo a Procida.
                  
Por ahora, paseo virtual, pero los que quieran ir "dendeveras" a ese paraíso, más temprano que tarde, que levanten la mano. 
¿Me están viendo? ¡Ya la he levantado!
Vamos amigos y amigas, vamos que soñar no cuesta nada. Los invito a un sueño comunitario y les dejo con ese soñar.
Por cierto la comunidad de italianos e italianas, que por aquí asoman semanalmente, si quieren agregar algún comentario para enriquecer esta crónica con gusto serán bien recibidos.
Gracias por pasar. Hasta el viernes próximo, o hasta cuando gusten volver.
 Lu

Música en tiempos de covid-19
Acá no zafás:
(por eso me hice “bloggera”, para publicarme...entrega Nº 396 de la suelta de mis letritas)
NOTA: Buscando en mi archivo di con este texto que no recordaba. ¡Vaya sorpresa la mía cuando empecé a leerlo! Más adecuado para esta edición no sería posible. 
Instantes
Viajar en la Circumvesuviana es toda una aventura.
Aliento contra aliento, piojos saltando de una cabecita local a una rubia turista londinense, mochilas golpeando las caras de quienes tuvieron ¿la suerte? de viajar sentados, olor a tiempo suplementario seguido de definición por penales, riesgo de quedarte solo con lo puesto y una mochila vaciada entre el tumulto y el traqueteo del tren.
Así las cosas justo en hora pico, recuerdo, debí subir en Nápoles para viajar hasta Sorrento.
Virgen yo de esa experiencia empecé a preocuparme cuando el aluvión de gentes me metió, sin que yo estuviera segura de querer hacerlo, adentro de un vagón sucio, sin aire y con una turba humana.
De hecho, en ese trance, perdí a mi amiga con la que viajaba.
Quedé aplastada en medio de la mochila que cargaba en la espalda y la que llevaba sobre el pecho.
Me costaba respirar, no tenía de donde asirme, así que cada tanto y sin querer manoteaba alguna espalda, brazo, rodilla o vaya uno a saber que parte de la anatomía humana.
Nadie decía nada al respecto. Algunos soplaban, otros a pesar de todo reían y conversaban con sus amigos.
Empecé a intuir que esos dos muchachones que se miraban por sobre mis hombros, hacían gestos y hablaban en un idioma para mi inteligible, se estaban mofando de mi cara de sufrimiento.
Luego, en una de las tantas paradas del tren y en medio del reacomodamiento que se produce, alcancé a ver que uno de ellos estaba descalzo...
Me sentí absolutamente insignificante, presumida y egoísta. “Sufriendo” por viajar en ese imponderable tren, del cual bajaría al fin para ir a un departamento reluciente, cómodo, ducharme vestirme y calzarme a mi antojo.
Pocas estaciones antes de finalizar semejante viaje, sentí que el chico de los pies descalzos y su amigo, se apretujaban sobre mí, y me pareció sentir algún tirón en la mochila que cargaba sobre mis espaldas.
Se detuvo el tren, con alivio, vi como esos chicos bajaban y yo podía conseguir un lugar más cómodo, al menos con la posibilidad de sostenerme de un sucio y despintado travesaño.
Una estación más, fin del viaje, bajamos los pasajeros que aun quedábamos, estirando nuestras ropas, sosteniendo fuerte nuestras pertenencias y en el andén, finalmente, pude volver a reunirme con mi amiga.
-¡Que viaje demencial Lu!
No alcancé a responder, pues en ese instante estaba bajando la pesada mochila de mi espalda y divisé que habían abierto uno de los cierres.
-¡Ay no!, ¡creo que me robaron!
-Uh! Que cagada. Yo estuve todo el tiempo atenta, muchos carteristas aprovechan el tumulto. ¿Pero te falta algo?
Asombrada, comprobé entonces que mi billetera- a la vista- estaba intacta.
Ni cinco céntimos de euro me faltaban. La máquina de fotos, seguía allí, en el mismo lugar, la tablet también...
El espacio vacío correspondía a un par de zapatillas que había comprado dos días antes, en Roma, para poder caminar sin que me duelan los pies y pasear a gusto por la costa amalfitana.