viernes, 26 de marzo de 2021

Escondida en mi infancia

Tampoco me importa el mío
Cada 24 de marzo es imposible hacerse el distraído con el pasado, es entonces cuando el pasado me importa porque creo que, a partir de él, deberíamos reconstruir diariamente nuestra historia como colectivo social. Creo que deberíamos repensarla y enlazar cada hecho, cada suceso como una pieza de rompecabezas para comprender porqué se llegó a esa oscura época y entender que no debemos cometer los mismos errores.
Entonces
como mis palabras andan escapadas corriendo a las musas y las musas andan escapadas huyendo del "bicho" y el día de conmemoración conocido como "Memoria, verdad y justicia" es para no olvidar, es para concientizar y saber lo que no queremos NUNCA MÁS, tomo prestadas palabras de otros y otras que pueden expresar los sucesos acaecidos y mis sentimientos con mucha más claridad.
Así recuerda el golpe de estado la Biblioteca Nacional Mariano Moreno
A 45 años del golpe de estado la APDH recuerda el horror y reivindica de este modo la lucha por Memoria, Verdad y Justicia
Este año, ante la imposibilidad de marchar debido a la pandemia, la convocatoria  fue "Plantamos memoria"
Gracias por pasar. Hasta el viernes próximo, o hasta cada momento en que entremos a "chusmear" ésta, mi casa de letras.
 Lu
Música en tiempos de covid-19
Acá no zafás:
(por eso me hice “bloggera”, para publicarme...entrega Nº 391 de la suelta de mis letritas)
NOTA: Recurro, una vez más, a mi archivo de relatos breves y me encontré con el que a continuación comparto. Ojalá llegue el mensaje que intenté plasmar en él. 
Escondida en mi infancia
He pasado mi infancia en diferentes ciudades de Argentina. 
No recuerdo haber sentido pertenencia a ninguna de ellas.
Tampoco recuerdo a mi madre intentando ayudarme para que pudiera adaptarme sin tanta pena a cada nuevo sitio.
En Comodoro Rivadavia, como ya conté alguna vez, ella sufría el desarraigo por lo que, como es de suponer, volcaba sus temores y desencanto sobre nosotros. 
Qué si el frío, que si el viento, que si la tierra…todas y cada una de las características de la Patagonia, eran motivos sobrados para que, a mi hermano y a mí, no nos dejara salir a jugar libremente.
Luego, pasé algunos años en Santa Fé. Allí se respiraban aires de algo más de libertad. 
Ni tanto tampoco…no se lo vayan a creer. 
Pero
Al menos podía yo salir a jugar a la vereda o al patio del fondo de nuestra casa. 
Mi hermano, por el solo hecho de ser varón, ya gozaba de algunos privilegios tales como dar la vuelta manzana en bici, o trepar a los frondosos árboles del jardín. Eso para mí estaba vedado pues "no eran juegos de nenas”.
Finalmente, promediando mi infancia, fuimos a vivir a Mercedes.
¡Ay esa ciudad correntina en la que se vivía a ritmo de pueblo, plagado de injusticias respecto a las clases sociales!
Allí se era –se es- “niña/niño bien” o “china/chino” y las castas no debían –ni deben-mezclarse.
Es decir, yo debía juntarme con todas las “Mercedita” “Elenita” o “Felicitas” y no con “la Ramona”, “la Cármen” y tantas que habían nacido para ser “criadas” o sirvientas.
Entonces
Tampoco allí tuve una infancia soñada. 
Claramente no podía elegir libremente y por afinidad a mis amigas, ni asistir a sus cumpleaños o cualquier otra reunión a la que me invitaran.
Total que un día fue el cumpleaños de Alicita y, como están suponiendo, allí sí que se me permitía ir. 
Recuerdo mis zapatos guillermina blancos, mi pollera corta y plisada, mi blusa blanca con discreto bordado y un paquetito primoroso que llevaba para obsequiar a la cumpleañera.
Luego
El chocolate de rigor, algunas confituras y el permiso para salir a jugar al jardín, cuasi victoriano, de la abuela de Alicia…Cierto; "Alicita"
¡Qué bien me sentía entonces, al fin, lejos de la vista de mi madre!
Así que cuando optaron por jugar escondidas, yo estaba encantada.
Me escondí muy bien. Al menos eso creía yo. De hecho ya habían librado a varias, y a mí no me encontraban, cuando sentí una terrible comezón y ardor sobre mis piernas, por encima de los tobillos…Bajé la vista con una necesidad frenética de rascarme y entendí todo.
¡Estaba parada sobre un hormiguero de hormigas coloradas!
Diminutas y dispuestas a defender su morada, salían en batallón atacando mis piernas flacuchas y moradas.
No recuerdo ahora si sentí más dolor o más vergüenza por ser tan “pacata”.
Sí recuerdo que me sacaron los zapatos, las medias y me zambulleron hasta las rodillas en un fuentón con agua.
Y recuerdo también la sonrisa sarcástica de Toni, el hermano de la cumpleañera, y alguno de sus amigos.
Supe entonces que los “niños bien” a mí no me gustaban y tuve la certeza de que si me hubiera visto “un chino” en la misma situación, se hubiera solidarizado conmigo y me hubiera ayudado sin más.

viernes, 19 de marzo de 2021

Mi abuelita es biónica

 Tampoco me importa el mío
Que difícil. 
Que difícil es volver, transitar este duelo, entender.
Hablo desde los sentires, desde la emotividad. 
No hace falta oír razones. Las conozco, las entiendo, las acepto, las comparto... ¡Cuando se trata de que los dolientes son los otros o las otras!
Sé que pasará y entiendo la necesidad de transitar el duelo para lograrlo. 
Así que, tranquila, hago lo que puedo y no me angustio por "nadear" en estos días.
Estuve en Comodoro Rivadavia, improvisé de un día para otro el viaje, tuve suerte, conseguí pasaje y fui a la ceremonia de echar a volar sus cenizas al mar. Lo hicimos el sábado 06, en un día muy patagónico, como lo fue ella. No faltaron los fuertes vientos, el oleaje embravecido, el frío y los grises del cielo.
Dicho esto, como para que comprendan si mis crónicas no salen del modo habitual, les cuento una noticia, para mi, muy buena, interesante y que puede ayudar a recargar mi energía.
Tengo una amiga muy teatrera. 
Adriana es su nombre y siempre ha sido seguidora de mis relatos breves. Casi, podría decirse, es una fanática de ellos...
¡Lo que puede lograr la amistad incondicional! 😊
Lo cierto es que, fanática o no, desde hace un año; poco más o menos, venía gestando la idea  de trabajar en la improvisación teatral de mis cuentos.
Entonces lo propuso en su grupo de teatro, "Leneas", la idea fue aceptada con mucho entusiasmo, decidieron trabajar en ello y...
Finalmente 
llegó el momento concretarlo.
No voy a asistir al estreno, pero ya lo haré en alguna próxima presentación. 
Les dejo este enlace, por si les interesa leer algo más sobre este proyecto.
https://lamirada.com.ar/20710-improcuento-en-cafe-latino-2.html 
Gracias por pasar. Hasta el viernes próximo, o hasta cada momento en que entremos a "chusmear" ésta, mi casa de letras.
 Lu
Música en tiempos de covid-19
Acá no zafás:
(por eso me hice “bloggera”, para publicarme...entrega Nº 390 de la suelta de mis letritas)
NOTA: Hoy sale para peques. Y para quienes siempre creemos en la magia de la niñez.
De mi archivo, este cuento lo escribí basándome en los divertidos relatos de Quiti cuando regresaba de algún viaje. Siempre sonaba en los aeropuertos...Desde los 70 años tuvo prótesis de cadera.
Mi abuelita es biónica
Hace muchos, muchos años, cuando yo era más o menos así de alta, como ustedes, a mi abuelita le decían “La abuela biónica”  y por ese entonces, yo no entendía muy bien porqué.
Recuerdo que cuando se lo preguntaba a mi mami, me decía sonriendo: “es una broma que le hacemos, pero no es nada, sólo chiste”...
Así las cosas, imaginaba yo mil y unas historias, que siempre concluían en lo mismo: Mi abue era una súper mujer maravilla, ¡Una heroína!
Y por eso nomás, yo estaba feliz y orgullosa de ser su nieta.
Y un día, no me aguanté más mi secreto y decidí contárselo a todos mis compañeros y compañeras de 2º grado. Entonces, muy seria y emocionada, tal cual la circunstancia lo ameritaba, los reuní en un recreo y les dije que estaba a punto de revelarles un gran secreto. No sé qué pensó mi divertida cabecita de niña, pero sí sé que ante la mirada sorprendida de mis amigos, me sentí el centro del universo. 
Me agrandé entonces contando una historia en la que no faltaron detalles románticos y de mil colores, pero lo cierto es que dejó a mis oyentes con la boca así de grande abierta al enterarse de que yo, la cuatro ojos, tenía una... ¡ABUELA BIÓNICA! que con solo extender su mano podía detener un tren.
De cualquier manera y como siempre pasa, con los niños y niñas de más o menos 8 años, se formaron dos bandos. 
Uno, los que me creyeron a pie juntillas y 2, los que no creyeron ni un poquitín de mi historia. O sea, el bando de “ojos muy abiertos de sorpresa y admiración”, y el bando de “lo muertos de risas y carcajadas burlonas”
Así las cosas, yo iba feliz y contenta a la escuela, hasta que un día de acto escolar (los que por alguna razón hasta hoy los detesto), al que fueron mi mamá con mi abuela para verme bailar un candombe de la patria, vestida de negrita se armó un terrible zafarrancho. .
Antes de que pudiera siquiera empezar la celebración, esos chicos que nunca faltan, los “muertos de risa y carcajadas burlonas”, hicieron un cordón humano, se amontonaron, como veía amontonarse a mi hermano y sus amigos cuando jugaban al rugby, y corrieron, con tal velocidad y fuerza a enfrentarla, que en menos de un abrir y cerrar de ojos, mi pobre abue quedó desparramada en el piso.
¡El revuelo que se armó! Mi mamá pedía auxilio; la señorita corría llamando a la directora; la directora corría intentando atrapar a “esos salvajes” (según escuché que decía); “esos salvajes” corrían por entre la gente que estaba llegando para compartir el acto, tratando de no ser atrapados por la directora, con caritas de mucho susto, los cachetes colorados y soltando frases más o menos así:
-Te dije que no era biónica.
-No, yo lo dije primero.
-Mi papá me va a matar.
¿Y mi abuela? Logró incorporarse un poco, de modo tal que quedó sentada en el piso, desde donde observaba divertida la escena y esperaba que se calmaran los ánimos, para pedir que alguien la ayude a pararse, mientras decía:” ya, ya, si no me lastimé, está bien, tranquilícense, que no pasa nada. Fue solo un susto, pero está bien. Siento que la prótesis de mi cadera sigue intacta y en su justo lugar. Sigue allí, tan bien ubicada, que esta noche cuando me acompañen al aeropuerto, van a oírla sonar en el mismísimo instante en que pase por los controles de seguridad...”
¡Y entonces me di cuenta de porqué le decían Mujer biónica. Es que en esa operación que le habían hecho, cuando se rompió unos huesos al caerse en el hielo, le habían puesto unos “clavos” para unírselos de nuevo. Esos clavos eran los que al pasar por los controles de seguridad activaban las alarmas y por eso, en broma, le decían mujer biónica.
Bueno, no sería una heroína, ni una mujer maravilla, ¡pero siempre fue la mejor abuela cuenta cuentos del mundo! 

viernes, 5 de marzo de 2021

Para Quiti

 Hoy si me importa el mío 
Mamá Quiti
Marzo de 1980. Entonces nos conocimos...
Veintidós años tenía yo...50 cumpliste vos.
Fuiste mi primer directora, siempre divertida, creativa
solidaria y también
-cuando no podías con tu alma-
 cascarrabias.
Inteligente, madraza y trabajadora, independiente, 
contra los molinos de viento luchaste 
-y a mi me sirvió de ejemplo-
Tus  hijos varones 
-los 3-
aun dependían de vos 
-las dos mujeres ya no-
cuando 
-por circunstancias que nunca entendiste-
del padre, de los 5, tuviste que separarte.
Pero...
luchaste a brazo partido,  saliste adelante
y aun con tanto laburo
bajo tus alas me cobijaste
Pasaste a ser una mamá amiga y confidente
¡Que maravilla de tiempo 
aquel en que viví en tu casa!
Aun con nuestras penas, 
con Malvinas estallando,
aun a pesar de todo
lo pasábamos regiamente
tu casa era esa casa amiga
que siempre juntaba a la gente
¿Y las tiradas de cartas?
¡Merecen capítulo aparte!
Y llegó ese triste día
en que me fui de Comodoro 
la situación no era buena, ya no podía quedarme
pero el vínculo nuestro
estaba consolidado 
¡Te elegí como mami y vos, obvio, me aceptaste!
Vinieron tiempos difíciles
-cuando contraje ese cáncer-
Hiji apenas  tenía siete
vos no dudaste ni un instante
subiste al primer vuelo posible
y hasta Ushuaia llegaste.
No sé el tiempo que estuviste
tomando las riendas del carro
en tanto fue necesario

Luego los 15 de hiji, 
la presentación de mi libro
a veces venir sin más motivo
que compartir nuestros días
Agus  diciéndote abuela y yo 
-orgullosa de vos-
te presentaba a mis amigas
¡Fueron tiempos tan felices!

Celebramos tus 89 
no pude estar en los 90
que fueron en 2020
al comienzo de la pandemia
Y aun no entiendo como
se me vino el techo abajo...

Te enfermaste en diciembre...
pude viajar a verte
compartimos los abrazos
chismes y 
-también-
la mirada  triste
sabiendo 
-las dos por igual-
que el de esa vez
era el abrazo final.
Ahora que vuelas alto
Quiti de mis amores
se acabaron ya
-por suerte-
tus penas y tus dolores
¡Hasta siempre y por siempre!

Quiti: 13/04/1930     02/03/2021      




Cerrado por duelo hasta el 19/03. 
Necesitaba contarles y compartir las fotos de algunos de mis momentos con ella
Gracias por estar y entender.