viernes, 28 de febrero de 2020

Pequeña duda

Tampoco me importa el mío
El coronavirus avanza, ya hay al menos un caso en Brasil, o sea que "está acá a la vuelta".
Los hielos antárticos se derriten...
Varias especies animales están en peligro de extinción: el oso polar, el atún rojo, ¡paren de comer sushi!, los koalas y canguros por el aumento de temperatura y destrucción de su hábitat, solo por mencionar algunos.
Es probable que haya un tsunami en Tierra del Fuego...
Inundaciones, incendios forestales en distintas regiones del mundo y muchos desastres naturales -o provocados- más.
La lista -que parece infinita- no es de una novela de ciencia ficción, suspenso o terror.
Es la realidad que prácticamente nadie quiere ver y de la cual nadie se hace cargo.
En medio de esta modernidad y avances científicos y tecnológicos la naturaleza sigue siendo la dueña y señora de nuestras vidas. 
Y la humanidad, en su conjunto, en vez de rendirle homenaje la maltrata.
¡Uhhhh! Otra vez mi Yo disperso y sin inspiración ...
En verdad solo quería decir que como el coronavirus ya tiene su primer caso en el país vecino, he pensado que debería irme hacia la Antártida como para protegerme del virus. 
Y entonces me di cuenta de que los hielos se derriten y una cosa trajo la otra y miren donde fui a parar.
Con tanta realidad puesta sin anestesia, creo que mejor dejo de preocuparme por si tengo cuatro o cinco kilos de más, como lo que se me de la gana y hago de mi vida un festival. 
Que total, tarde o temprano, de una u otra forma, todos y todas nos vamos a extinguir.
Al menos que, cuando sea el momento, no tengamos nada de que arrepentirnos ni nada para lamentar por no haberlo hecho. 
Disculpen la torpeza y desprolijidad de este editorial. 
Me voy a comer una pizza doble mozzarella acompañada por unas buenas birras. Y un cuarto kilo de helado para no quedarme sin el postre.
Gracias por pasar por aquí. Ya saben,  pueden dejar su huella si les parece.
El viernes próximo traeré novedades. Hasta entonces, o hasta cada momento en que entremos a "chusmear" ésta, mi casa de letras.
 Lu
Frases: 
«Convertid un árbol en leña y arderá para vosotros, pero no producirá flores ni frutos para vuestros hijos»
                                                                                                          Rabindranath Tagore
«Dos cosas me llaman la atención: la inteligencia de las bestias y la bestialidad de los hombres»
                                                                                                                    Flora Tristán
"La tierra proporciona lo suficiente para satisfacer las necesidades de cada hombre, pero no la codicia de cada hombre»
                                                                                                             Mahatma Gandhi
Acá no zafás:
(por eso  me hice “bloggera”, para publicarme...¡así que leé la entrega Nº 346 de la suelta de mis letritas!)  
NOTA: Nuevamente recurrí a mis archivos y, en esta ocasión, elegí un relato breve que forma parte de una serie compuesta por varios textos relacionados con mi infancia.
Es una historia divertida y espero que sonrían...Digo, por si a alguien le pareció la "intro" de hoy muy densa.
Pequeña Duda
Recuerdo ese colegio en el que pasé tantas horas de mi infancia correntina.
Pero, extrañamente, lo recuerdo sin sentimientos, de manera casi impersonal diría.
Llegan desde algún lugar vagas imágenes, distorsionadas tal vez, del espacio físico que ocupaba el patio y las galerías, pero no logro recordar las aulas ni las monjas que fueron mis maestras.
A la única que tengo presente, vaya una a saber el motivo, es a la Hermana Elizabeth.
Y del grupete de niñas de siete años, además de"la Carmen", me acuerdo de "la Chela" y de su hermana Betty.
Betty tenía un año más que nosotras, pero siempre se unía a nuestro grupo en los recreos.
Y recuerdo, particularmente, a las mellizas Quetglas.
¡Tan bonitas con sus ojos color esmeralda!...Así las recuerdo.
Y veo a una de ellas... ¿Sería Emilse? O tal vez Malena. No puedo saberlo luego de tantos años transcurridos.
Sé que una era más tranquila, la otra más "pizpireta “y muy divertida.
Seguramente fue esta última, la protagonista en aquella mañanita soleada y rutinaria. Mañana en que, como cada día, en la inmensidad de ese claustro un "rebaño” de niñas permanecíamos atentas y sumisas, pienso ahora, escuchando a la maestra que, ese año, era la hermana Elizabeth.
Ni una mosca volaba, ni una tos traviesa, ni un cuchicheo...nada de nada.
Entonces
la melli empujó su pupitre, se paró y salió corriendo hacia el frente del salón.
Se tiró de panza al piso frío y reluciente y, sin que pudiéramos entender lo que sucedía tal la velocidad de estos aconteceres, levantó la sotana de la monja al tiempo que decía:

-Hermana, ¿Usted no tiene piernas?

viernes, 21 de febrero de 2020

Jaque mate

Tampoco me importa el mío
Estoy a menos de 24 horas de publicar y en medio de una nebulosa fatal, mente en blanco, cero idea o como quieran llamar a este estado de "parálisis creativa"
Tal vez tenga que ver con una época de cambios y "revolución" personal que estoy viviendo. 
Ya hablaré de ello próximamente...por ahora sigo "rumiando".
Lo cierto es que, pensando en qué podría compartir con ustedes, me desperté muy temprano y me di cuenta de que tenía mucho frío.
Lo que implica que tal vez no me desperté por la inquietud de qué contaría sino por el frío que estaba sintiendo...
Como sea, otra vez mi atención dispersa me llevó hacia pensamientos sobre la temperatura, la estación del año en que estamos, los cambios climáticos y más.
Y justo entonces, a pesar de la oscuridad reinante, tuve ganas de levantarme a cambiar el cubrecama.
Es que a menos de 10 días que cambié el de invierno por el de verano...¡zas! ¡Volvió el frío!
Podrán decir que ya no era momento para cambiarlo, podrán decir que- si hacía calor- debería haber dejado el cubrecama de abrigo hacia un costado y ya....podrán decir que habiendo pasado más de la mitad del verano, ningún sentido tenía el cambiarlo...
Vale aclarar, para quienes no lo saben, que en Ushuaia el verano sigue siendo fresco y que -ocasionalmente- tenemos temperaturas que podrían decirse "veraniegas".
Es lo que acontecía en el momento que a mi se me ocurrió cambiar el cobertor porque por las noches ¡despertaba acalorada!
Lo cierto es que no es el primer año que me pasa, independientemente de si el verano está en sus inicios, promediando o a finales, cada vez que cambio el cobertor, cada vez, apenas uno o dos días después...¡empieza a hacer frío!
Entonces, vuelvo al punto de lo que ustedes podrán decir...¡Podrán decir lo que les plazca! Yo digo que la Ley de Murphy es infalible.
Y al fin, cuando ya acaba casi esta editorial, me doy cuenta de que "la ley de Murphy" hubiera sido un buen tema para compartir y reflexionar...
Creo que es divertido y que, no tengo dudas, todos y todas quienes por aquí pasan, tendrán más de una anécdota al respecto.
Ahora mismo está sucediendo...cuando se me ocurre un tema ya no me queda espacio.
Gracias por pasar por aquí. Ya saben,  pueden dejar su huella si les parece.
El viernes próximo traeré novedades. Hasta entonces, o hasta cada momento en que entremos a "chusmear" ésta, mi casa de letras.
 Lu
Frases:a propósito de Ley de Murphy...
NOTA: Solo algunas...¡hay tantas situaciones así! Quienes pasan por aquí hace tiempo, recordarán que en febrero del 2018, me pasó exactamente lo que dice la primera frase.
 "Las únicas veces que la puerta se cierra sola son cuando te has dejado las llaves dentro"

 "Los que viven mas cerca son los últimos en llegar".

 "Cuando tras años de haber guardado una cosa sin usarla, decides tirarla, no pasará más de una semana y la necesitarás"

"Cuando tienes prisa, el semáforo siempre está en rojo".

Acá no zafás:
(por eso  me hice “bloggera”, para publicarme...¡así que leé la entrega Nº 345 de la suelta de mis letritas!) 
NOTA: Buscando en mis archivos encontré este cuento breve que me hizo sonreír. Espero que también a ustedes...
Jaque Mate 
Juntó coraje, algunos pocos pesos que le dio su padre, que  por primera vez en la vida no dejaba su paga en alcohol, metió sus escasas pertenencias en un gastado bolso y se fue sin decir adiós.
No podía detenerse en sentimentalismos que harían tambalear su decisión.
Escapó así de su Curtina natal... de su miseria ancestral... de sus jodidos patrones.
Y
Llegó asustada, pero animosa, a Buenos Aires. Fue directo al hotelucho de Constitución en el que una prima lejana le había conseguido un cuartito, pequeño y humilde pero limpio y luminoso. Tenía una ventana que daba sobre la avenida 9 de julio.
Salió con el diario bajo el brazo, y la esperanza de una vida mejor, a buscar trabajo.
 Entonces
Se encontró con Juan, que también buscaba trabajo y era porteño de pura cepa. Así le dijo y ella se confesó uruguaya hasta la muerte a pesar de la mala situación que la obligó a cruzar el charco.
De empleada doméstica buscaba. Qué más, si solo tenía la primaria. Él, nada menor a conserje de hotel. De ahí para arriba pues sabía “de todo” había terminado el secundario y cursaba, en un centro nocturno para adultos, hotelería.
Era bueno Juan. Aunque bastante creído, altanero y “canchero”. Y era lo más parecido a tener un amigo en esa ciudad-infierno en la que estaba muy sola. En todo caso, por las tardes, él le llevaba bizcochos de grasa y yerba para el mate. Y en ocasiones hasta “se olvidaba” la bolsa del supermercado en el humilde cuartito de Constitución.
Pero
Todo tiene un límite, ¡Sí señor!
A ella le faltarían  conocimientos, pero si algo le sobraba era dignidad.  Y no va que justo esa tarde, tristemente nostálgica, cuando más que nunca extrañaba a sus amigos, a su Curtina natal, a Juan se le ocurrió afirmar que el mate era argentino.
 Y lo decía con la certeza de tener la verdad, de saberlo todo, con la boca llena de bizcochos y la soberbia arrastrando las palabras como si todas tuvieran sh en algún lugar.
El mate era uruguayo. En todo caso, daba igual: el mate era de todos los que quisieran tomarlo.
Entonces
En un movimiento, casi mágico, le puso al mate un chorro de detergente que, al parecer, le dio ese toque espumoso que a Juan tanto le gustaba.
-¡Qué cebadora! Deslizó él y ella solo dijo:
-¡Andá a cagar!

viernes, 14 de febrero de 2020

Amor por los aires

Tampoco me importa el mío
Nunca, pero nunca jamás, nunca nunca, voy a olvidar el primer viaje que hice a Europa, el primer pasaje "caro" (para mi bolsillo) que compré...
Fue en el año 1980. Mi primer año lejos de mi familia, mi primer trabajo como "maestra jardinera", mi primera experiencia de "adulta"...
Fue a París, iban dos amigas y yo, inconscientemente feliz, decidí ir también.
Recuerdo, imposible olvidar, compré un pasaje en 12 cuotas de Aerolineas Argentinas. No, claro que no tenía tarjeta de crédito. 
Y como detalle, no menor, renuncié a mis dos cargos para poder viajar en el mes de octubre. Obviamente no me darían, siendo docente y cursando mi primer año laboral, licencia por 20 días bajo ningún concepto.
AR me dio una chequera y yo, mes a mes, pagaba y cortaban por la linea punteada el "cheque" correspondiente. Así de sencillo el trámite.
Por cierto viajar con o sin equipaje costaba exactamente lo mismo. Equipaje, lógicamente, que debía respetar ciertas medidas y peso.
¿Y porqué recuerdo esto y comparto ahora?
Pues porque, en este preciso momento, estoy furiosa con mi linea de bandera.
Ciertamente, la globalización, el capitalismo, la modernidad, la competencia, y que se yo cuantos asuntos más hacen que las lineas aéreas del mundo actúen de la misma forma. 
Y, ciertamente también, yo he actuado sin meditar demasiado pensando solo en conseguir la tarifa más económica.
Por eso, debo aclarar que no solo estoy enojada con Aerolineas ...¡También estoy enojada conmigo!
Pero, vamos al punto. Buscando el pasaje más económico posible para viajar en el mes de mayo a Buenos Aires, logro uno por un total de $10848,19. Me fijo que los vuelos sean en buenos horarios, y veo los tipos de tarifa...
¡Este es verdaderamente el punto!
¿Es necesario que te cobren diferencias por cada elemento que necesitás transportar? ¡De seguir así próximamente van a cobrar diferencia de tarifa dependiendo de que viajes o no masticando chicle!
Siempre, hasta el año pasado que ya existía este "curro"(choreo, afano, timo o como lo llamen en el país de quien esté leyendo esto), aun en la tarifa más económica se podía transportar, sin costo, una maleta pequeña en cabina.
Acostumbrada a ello compré, a pesar de que una leyenda del sitio web pertinente me advertía:                                                                                 Atención
Recordá que la tarifa que seleccionaste para alguno de tus vuelos no incluye equipaje mano ni en bodega. Podrás adquirirlo con un descuento preferencial antes de finalizar tu compra o luego ingresando a "Servicios Adicionales".
Pensé que no era posible. ¿O acaso la gente viaja con lo puesto y nada más?  Sentí que ese pasaje "promo", si no permite llevar equipaje, es una mentira. Pensé que eso sencillamente es una estafa a la buena fe de los pasajeros...
Pensé luego que si, a pesar de todo lo dicho, así fuera podría comprar el equipaje, en otro momento previo al viaje, por unos pocos pesos habida cuenta que siempre viajo solamente con la valija de tamaño pequeño (con las medidas permitidas para cabina)
Necesitaba gastar lo menos posible...todo está muy caro en relación a mi salario...Ya saben que venimos de 4 años de gobierno neoliberal y remontar no será fácil...En fin...hice clic y compré. En 3 pagos de  tarjeta, obvio. 
Y con un porcentaje de interés habida cuenta que con mi tarjeta de crédito, tengo una y solo una,  Aerolineas Argentinas no tiene acuerdo alguno.
Luego llamé...ese fue mi error, debido tal vez por esa maldita ansiedad que me lleva puesta. Debería haber llamado antes de comprar...
El chico, tan educado y con voz de operador de centro de llamadas, que me atendió me dijo que "Efectivamente la tarifa promo no permite llevar  maleta alguna. Pero que no me preocupara porque por $900 podía comprar el equipaje de bodega"
Dije que no, que yo no llevo equipaje de bodega que solo querría comprar el permitido en cabina...
Y fue entonces cuando casi desmayo y ante la confusión y enojo creo que corté sin más.
¡No se puede comprar carry on! Solo el equipaje para transportar en bodega... por la suma que me había anticipado!
Solamente puedo  llevar  sin cargo...
Disculpen la extensión, y aún me quedan muchas palabras para decir sobre este tema. Imposible abreviar este editorial. Estoy realmente molesta.
Y ahora me voy a pesar la mochila, simulacro, que preparé esta mañana...¡No voy a pagar un peso más de lo que ya pagué!
Gracias por pasar por aquí. Ya saben,  pueden dejar su huella si les parece.
El viernes próximo traeré novedades. Hasta entonces, o hasta cada momento en que entremos a "chusmear" ésta, mi casa de letras.
 Lu
Frases: 3 que asocio con mi compra errónea "de tarifa"
"El destino mezcla las cartas, y nosotros las jugamos" 
Arthur Schopenhauer
"El único hombre que no se equivoca es el que nunca hace nada"
Goethe
No hay mejor ahorrar, que poco gastar.
Refrán popular
Acá no zafás: 
(por eso  me hice “bloggera”, para publicarme... ¡así que leé la entrega Nº 344 de la suelta de mis letritas)
NOTA: Ya que de lineas aéreas hablamos, rescato de mi archivo esta historia que escribí en algún momento del año 2013
Amor por los aires
Érase una vez que era, un piloto de Aerolíneas Argentinas enamoradísimo de una comisario de a bordo con la que hacía algunos años –luego de algunos otros de dimes y diretes- habían decidido caminar codo a codo construyendo un camino de a dos, una historia de amor y de complicidades.
Habían decidido probar el acompañarse no solo en los vuelos que tripulaban juntos, sino en el día a día, en el mundo real, con los pies bien puestos en la tierra, aunque sus corazones anduvieran por los aires y la magia de cada vuelo poco tuviera que ver con las cotidianidades.
Estas infidencias las obtuve en uno de mis vuelos Bs As – Ushuaia en que, por casualidad nomás, me tocó de compañera de asiento una colega de la agraciada pareja.
Ella, de vacaciones, volaba hacia “el fin del mundo” esperando tener una semana de reparador descanso.
Y lo increíble es que –otra vez por casualidad nomás- a poco más de un año de haber sido partícipe de tales confidencias, volando nuevamente de Bs As a Ushuaia,  me encuentro con la misma tripulación de los felices enamorados.
A poco de despegar el piloto anuncia por los altoparlantes las condiciones climáticas, el tiempo de vuelo,  da detalles sobre la altura crucero, dice que anunciará cada vez que sobrevolemos una zona de interés y, cambiando el tono de voz, dice también que hará un anuncio de tanta importancia que tal vez quede registrado en los anales de la aviación argentina.
Así las cosas, apenas pude conjeturar unas vagas ideas sobre la posible noticia, entré en estado de sopor, característico en mi en esos vuelos que por más económicos no son tan seductores. 
Estaba prácticamente “en vela”. Debí estar a las 4 de la mañana en aeroparque de la Ciudad de Buenos Aires, por lo que apenas había dormido 3 horas.
Perdí noción de tiempo, espacio y-lo que es peor- realidad o fantasía.
Entonces
Me invadió un aroma a café y una suerte de sonidos característicos de los vuelos en el momento preciso en que la tripulación se prepara para ofrecer el servicio de a bordo.
Creo que fue en ese momento cuando comencé a tomar estado de conciencia nuevamente. O no…
Al oír las voz del piloto y comprender sus palabras, me perdí nuevamente entre sueño y vigilia.
Esto es, aproximadamente, lo que estaba anunciando por altoparlantes:
Estimados pasajeros, llegó el momento de hacer el anuncio prometido. No tiene que ver, anticipo, con situaciones del vuelo, ni con la empresa, ni con condición alguna de  este viaje. Tiene que ver con amor. Tiene que ver con que quiero compartir con ustedes el pedido más importante que hice en todo los años que tengo, volando o no.
Tiene que ver con que estoy profundamente enamorado de Camila, la comisario de a bordo que en este preciso instante está ofreciéndoles el servicio de catering dispuesto para este vuelo. Tiene que ver con  que, como amo mi profesión tanto como a ella, decidí que es éste el momento oportuno para declarar mi amor públicamente y solicitar su mano. …
Camila, preciosa, ¿te casarías conmigo? Agregó luego de un breve e intrigante silencio

Pensé que soñaba, realmente. Esas palabras dichas en ese tono, con tanta devoción hacia una mujer, solamente podían suceder en una historia fantástica, en uno de esos cuentos que me contaban de niña, y que empezaban con “Érase una vez que era…”
Pero de pronto, el pasaje completo estalló en aplausos y vítores. Y escuché voces de aliento hacia Camila,  y voces de complicidad hacia el enamorado que gritaban: 
-“¡Decile que sí nena!” 
- “¡Piba que esperás para contestar”! 
-¡Bravooooo!!
-“Camila tu novio es mi ídolo! ¡Apurate a contestar antes de que yo tome la posta!” Dijo, desde el fondo del avión, alguna pasajera audaz.
Y fue entonces cuando el servicio llegó a mi fila, y vi a la hermosa Camila. 
Me di cuenta de que ella era la protagonista de la historia no solamente por el prendedor con su nombre, sino por el rubor de su cara  y por sus lágrimas.
-¿Qué desea tomar?  ¿Café, té…?
-Deseo que salgas de acá corriendo, abraces a tu novio y le digas que sí! Le dije, y agregué: Por cierto, mis felicitaciones a ambos, y ojalá la boda la lleven a cabo en mi próximo vuelo.

Lo mágico de esta historia, lo que cambia el rumbo a este relato, es que lo fantástico,  puede estar a la vuelta de la esquina, puede ser realidad y viceversa.
Y por eso comencé con “Érase una vez que era…”
Porque la declaración de amor en vuelo, es una historia real.

viernes, 7 de febrero de 2020

Necesitamos un marido

Tampoco me importa el mío
La violencia, de toda índole, en el mundo me quita el sueño.  
Pero no me refiero, en esta ocasión, a la violencia que ejercen los países poderosos sobre los oprimidos. 
Por estos días, me provoca dolor de estómago escuchar las noticias sobre los jóvenes que actúan en manada, sobre la violencia "callejera", los motochorros, violencia  hacia los animales, y más.
Un grupo de 10 rugbiers, de entre 18 y 20 años, mató a golpes y patadas a un joven de 18 años...Porqué sí...por"el placer de matar". Sucedió en Villa Gesell..
Por si acaso, necesito decir que todos ellos son jóvenes de clase media-alta, con padres profesionales y acceso a la educación.
He leído noticias, no solo de Argentina, sobre ataques en manada, sea para dar terribles golpizas o para violar chicas...
Vale contar, en este punto, que escuché a un psicoanalista decir que el término correcto es "masa", no "manada". Fundamenta sus dichos en que el animal mata para sobrevivir, por el instinto de conservación. No así el hombre, que mata por placer o por poder.
Pero, más allá de la denominación correcta, me pregunto ¿es esto una moda? y me duele alguna parte de mi ser que no puedo precisar y me da tristeza y se me anuda el estómago cuando pienso en el dolor de las víctimas.
Ahora mismo, mientras escribo y pienso en Fernando Baez Sosa siento ganas de llorar. Y ya no quiero hablar más del tema. No puedo. 
Mi abrazo fraterno a los padres y pido al Universo, a mis muertos queridos, a ese Dios, que tiene que existir, que se haga Justicia por Fernando. 
Y espero que esta vez sí se haga justicia a pesar de ser todos ellos "pibes carilindos"...¡Perpetua para los 10 asesinos y ningún trato especial!
Lamento este editorial, pensaba hablar sobre la librería de Canadá a la que puedes ir a leer un libro, tomar un café o...simplemente a pasar un rato agradable con  gatitos  y, si te copás, llevarte uno a tu casa.
Será en la próxima...estos aconteceres son de la vida misma, están y forman parte de la sociedad en que vivimos, no pueden negarse o hacer como si nada pasara...
Gracias por pasar por aquí. Ya saben,  pueden dejar su huella si les parece.
El viernes próximo traeré novedades. Hasta entonces, o hasta cada momento en que entremos a "chusmear" ésta, mi casa de letras.
  Lu
Frases: 
Ante las atrocidades tenemos que tomar partido. El silencio estimula al verdugo
Alie Wiesel
Ojo por ojo y todo el mundo acabará ciego.
Mahatma Gandhi
La forma de sanar la sociedad de la violencia y de la falta de amor es reemplazar la pirámide de dominación con el círculo de la igualdad y el respeto
Manitonquat
Acá no zafás: 
(por eso  me hice “bloggera”, para publicarme... ¡así que leé la entrega Nº 343 de la suelta de mis letritas)
Necesitamos un marido
Recuerdo la nevada de ese invierno.
Fue muy copiosa y duradera.
¡Una gran nevada! “Como las de antes”, decían los antiguos pobladores.
Fue en esos tiempos en que yo era mamá y papá a la vez.

Trabajaba 7 horas fuera de casa, te llevaba a la escuela, te iba a buscar, te llevaba y buscaba al menos una vez cada día a tus variadas actividades extraescolares, a la casa de tus amiguitas, a los cumpleaños…
Arreglaba el cuerito de las canillas que goteaban, llevaba el auto al taller mecánico, a la gomería… Paleaba nieve en invierno, cortaba el pasto en verano, pagaba los impuestos, hacía las compras, cocinaba, te llevaba al médico a vos y yo hacía mis controles de rutina…
Intentaba mantenerme informada, tener un poco de vida social…dormir…

Entonces
En esos tiempos cayó la gran nevada. Vos tenías 6 años.
Me levanté más temprano que de costumbre pues, además de la rutina de cada mañana, debía palear la nieve,  limpiar y encender con tiempo el auto de modo que quedara en condiciones para salir a horario y que no llegaras tarde a la escuela.
Me vestí y, con la cara apenas lavada, salí a encarar la tarea.
La nieve superaba, ampliamente, la altura de mis tobillos y estaba compacta…
Le “di duro” a la pala…logré hacer un caminito respetable para transitar, llegué al auto que no se veía pues la nevada lo cubrió  totalmente, lo limpié, lo encendí…
Luego
cansada, con la cara “escarchada” las manos entumecidas, a pesar de los guantes, entré a casa, pensando en el paréntesis de un café calentito, para luego "salir corriendo" como cada mañana…
No sé qué cara tendría cuando abrí la puerta, no sé si estaría pensando en esos aconteceres y en mi día a día, no sé si estaba triste, resignada, o “como si nada”…No sé.
Pero…
Lo que sí pude saber, luego de la sorpresa, es que mi cara no sería precisamente de felicidad, porque cuando me viste entrar, desde tu posición sentada en la escalera con los codos sobre las rodillas y las manos sosteniéndote la cara, me miraste y dijiste con actitud seria y contundente
-“Mami, necesitamos un marido”
Vacaciones
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