Tampoco me importa el mío
¡Adiós julio! ¡Pase el que sigue!
Increíblemente pasaron 7 meses desde aquel brindis esperanzador por un 2020 mejor que los años pasados, por una vida relajada, sin mayores sobresaltos y con el agradecimiento siempre por los logros, por cada nuevo amanecer con salud, por los viajes realizados y, especialmente, un brindis para que en ese 2020 que amanecía mis viajes fueran variados y felices.
Tal lo sucedido a nivel mundial creo que, por lo que cada quien haya brindado hace exactamente 7 meses, nadie tendrá a estas alturas del año su sueño cumplido.
O sea...cambiemos la copa, vaso, tetra, pocillo, jarrito o lo que sea que hayamos levantado a la hora cero del día 1 de enero de este año tan incierto, cuando en menos de lo que canta un gallo nos encontremos brindando nuevamente por un nuevo año. Por si acaso, no repitamos nada, pero nada nada, de lo que hicimos al despedir el 2019 y recibir el 2020.
Se me ocurre, como cábala para cambiar la racha, como realismo mágico a ver si el 2021 nos encuentra mejores y sin pandemia.
Pero decía, y me fui por las ramas, que siete meses pasaron de este año sin tiempo, sin rumbo, incierto, y que de esos 7 meses, los últimos 5 -al menos en mi país- estamos a expensas "del bicho" y de estos 5, en mi caso particular, hacen 52 días con mi amiga internada y de estos últimos 52 días hacen 21 que voy de lunes a lunes y de 15 a 18 hs a acompañarla a la clínica...
Tal vez cuando estén leyendo esta crónica ya esté en su casa, con el alta hospitalaria, (no médica).
Raro tiempo que nos toca vivir...sin viajes, sin abrazos y sin besos, entre otras situaciones.
Raro tiempo que nos demuestra nuestra capacidad de adaptación, la suerte que tenemos quienes tenemos un trabajo, o un salario fijo cada principio de mes, la heladera llena, salud y una casa confortable.
Y las emociones a "flor de piel", al menos a mi me pasa.
Me enojo más que siempre con las injusticias en mi país y el mundo, lloro, como nunca, cuando veo a la gente en los comedores barriales, a los que cuentan que ya no pueden sostener su pequeño negocio de barrio, me angustio, más que siempre, con cada femicidio cometido en este tiempo maldito que estamos atravesando.
No comprendo, jamás pero ahora menos que menos, las disputas de los opositores con quienes son gobierno en estos momentos, políticos irreverentes que en vez de dejar sus pujas de lado y juntarse para buscar soluciones posibles unidos y con el único estandarte de vencer al bicho y, en el mientras tanto, de mejorar la calidad de vida de las gentes que ya nada tienen siguen sacándose los ojos y criticando lo que antes, cuando fueron gobierno nunca hicieron.
La luchas de las potencias mundiales, Trump vs China mientras Estados Unidos sigue primero en la lista de los países con más infectados, las guerras que continúan aun sin ser tapa de los periódicos, los presidentes latinoamericanos que, cual Bolsonaro, dejan morir a sus pueblos, casi con saña me parece a mi...
Hay países en que las gentes se mueren en las calles...Bolivia "arde"...
Podría seguir haciendo una lista de "malas noticias" pero creo que ya fue suficiente esta catarsis pública, creo que ya es suficiente esta cachetada de realidad que hace semanas venía evitando...
Pos suerte en mi bella Ushuaia el clima nos da una tregua y el sol alumbra las mañanas y permanece un par de horas luego del mediodía si bien aun es su tiempo de ocultarse temprano tras las montañas.
Para cerrar con mejor onda esta crónica, comparto foto tomada el 29/07 a las 11:30 de la mañana.
(No es de buena calidad...salí a caminar para tomar fotos con mi cámara y cuando vi la toma justa, con aves autóctonas en la Bahía apunté y ...
¡se apagó la cámara...¡no estaba cargada la batería!
Entonces tomé esta otra vista con mi celular, que no tiene buena cámara, pero creo que al menos algo podrán apreciar)
Increíblemente pasaron 7 meses desde aquel brindis esperanzador por un 2020 mejor que los años pasados, por una vida relajada, sin mayores sobresaltos y con el agradecimiento siempre por los logros, por cada nuevo amanecer con salud, por los viajes realizados y, especialmente, un brindis para que en ese 2020 que amanecía mis viajes fueran variados y felices.
Tal lo sucedido a nivel mundial creo que, por lo que cada quien haya brindado hace exactamente 7 meses, nadie tendrá a estas alturas del año su sueño cumplido.
O sea...cambiemos la copa, vaso, tetra, pocillo, jarrito o lo que sea que hayamos levantado a la hora cero del día 1 de enero de este año tan incierto, cuando en menos de lo que canta un gallo nos encontremos brindando nuevamente por un nuevo año. Por si acaso, no repitamos nada, pero nada nada, de lo que hicimos al despedir el 2019 y recibir el 2020.
Se me ocurre, como cábala para cambiar la racha, como realismo mágico a ver si el 2021 nos encuentra mejores y sin pandemia.
Pero decía, y me fui por las ramas, que siete meses pasaron de este año sin tiempo, sin rumbo, incierto, y que de esos 7 meses, los últimos 5 -al menos en mi país- estamos a expensas "del bicho" y de estos 5, en mi caso particular, hacen 52 días con mi amiga internada y de estos últimos 52 días hacen 21 que voy de lunes a lunes y de 15 a 18 hs a acompañarla a la clínica...
Tal vez cuando estén leyendo esta crónica ya esté en su casa, con el alta hospitalaria, (no médica).
Raro tiempo que nos toca vivir...sin viajes, sin abrazos y sin besos, entre otras situaciones.
Raro tiempo que nos demuestra nuestra capacidad de adaptación, la suerte que tenemos quienes tenemos un trabajo, o un salario fijo cada principio de mes, la heladera llena, salud y una casa confortable.
Y las emociones a "flor de piel", al menos a mi me pasa.
Me enojo más que siempre con las injusticias en mi país y el mundo, lloro, como nunca, cuando veo a la gente en los comedores barriales, a los que cuentan que ya no pueden sostener su pequeño negocio de barrio, me angustio, más que siempre, con cada femicidio cometido en este tiempo maldito que estamos atravesando.
No comprendo, jamás pero ahora menos que menos, las disputas de los opositores con quienes son gobierno en estos momentos, políticos irreverentes que en vez de dejar sus pujas de lado y juntarse para buscar soluciones posibles unidos y con el único estandarte de vencer al bicho y, en el mientras tanto, de mejorar la calidad de vida de las gentes que ya nada tienen siguen sacándose los ojos y criticando lo que antes, cuando fueron gobierno nunca hicieron.
La luchas de las potencias mundiales, Trump vs China mientras Estados Unidos sigue primero en la lista de los países con más infectados, las guerras que continúan aun sin ser tapa de los periódicos, los presidentes latinoamericanos que, cual Bolsonaro, dejan morir a sus pueblos, casi con saña me parece a mi...
Hay países en que las gentes se mueren en las calles...Bolivia "arde"...
Podría seguir haciendo una lista de "malas noticias" pero creo que ya fue suficiente esta catarsis pública, creo que ya es suficiente esta cachetada de realidad que hace semanas venía evitando...
Pos suerte en mi bella Ushuaia el clima nos da una tregua y el sol alumbra las mañanas y permanece un par de horas luego del mediodía si bien aun es su tiempo de ocultarse temprano tras las montañas.
Para cerrar con mejor onda esta crónica, comparto foto tomada el 29/07 a las 11:30 de la mañana.
(No es de buena calidad...salí a caminar para tomar fotos con mi cámara y cuando vi la toma justa, con aves autóctonas en la Bahía apunté y ...
¡se apagó la cámara...¡no estaba cargada la batería!
Entonces tomé esta otra vista con mi celular, que no tiene buena cámara, pero creo que al menos algo podrán apreciar)
Gracias por pasar. Hasta el viernes próximo, o hasta cada momento en que entremos a "chusmear" ésta, mi casa de letras.
A reír en tiempos de covid-19
Acá no zafás:
(por eso me hice “bloggera”, para publicarme...entrega Nº 361 de la suelta de mis letritas)
NOTA: Ciertamente recurro una vez más a mis archivos. Buscando en ellos me pareció oportuno este cuento breve porque...¿quién no ha tenido en este tiempo "covídico" una noche de insomnio?
Insomnio
Como
cada noche, alrededor de la una de la madrugada, se dispone a dormir.
Como
cada noche algunos pensamientos empiezan a amontonarse en su mente y, esta vez,
las malditas gotas y ese tic…tic…tic… insoportable le recuerdan que debe llamar
un plomero. Eso a su vez le recuerda que necesita un albañil, o chapista o lo
que sea que arregle el techo…el viento azota y las chapas juegan una melodía
sin sordina…
Los
minutos se pisan los talones apurando la hora siguiente.
Una
vuelta trae, enredada en las sábanas, otro pensamiento y ese pensamiento otro,
en las despeinadas ideas de la madrugada. Otra vuelta y otro giro
interminable de lo "por hacer" y esas misma sensación de indefensión,
solitaria y final.
Respirar…eso, debo respirar, se dice.
Inspira…exhala…inspira…exhala…inspira…exhala,
inspira, exhala, inspira, exhala, inspiraexhalainspira. ¡No resulta!
Pispear
la hora no le parece buena idea, pero no lo resiste… ¡van a ser las 4 de la
madrugada!
Hacen
ya tres malditas horas que da vueltas como en una alocada calesita, sin poder
llevarse nunca la sortija.
Más
allá, las sirenas anuncian alguna desgracia…no puede reconocer si es de
bomberos, o policía o ambulancia. ¡Da igual! Lo que sea, las sirenas
nunca suenan felices…
¡Malditos
gatos! Al menos espera que ninguna gata preñada vaya a tener cría en su
jardín... Mientras ellos se regodean en los placeres del sexo, ella soporta los
maullidos y aumenta su desvelo cuando piensa que, si al menos alguien durmiera
a su lado, podría reemplazar la rabia insomne por un apurado y excitante juego
bajo las sábanas…
¿Adónde
debería realizar la denuncia de gatos abandonados?
Piensa
en contar ovejitas. Nunca supo el porqué de esa frase...tal vez la
inventó algún ganadero con problemas para conciliar el sueño.
Mejor, se dijo,
cuento novios, amantes, amoríos, amigos con derecho a roce y otros que pasaron
por mi vida...Se pierde en ese recuento, mientras siente su vejiga a punto
de estallar.
Da
otra vuelta y otra…
Se levanta, va
al baño desganada, ojerosa y, sin prender la luz, se baja el short de algodón
(no usa calzones cuando duerme) y deja que escape, sonoro, el chorro.
Vuelve
a la cama, destapa la infaltable botellita nocturna de su mesa de luz. Bebe
lentamente un trago, luego otro y otro trago. Cree que alguien alguna vez, no
sabe donde, dijo que tomar agua de a sorbos es una manera de conciliar el
sueño.
Se
mete en la cama, aprieta los párpados, acomoda la almohada. Siente calor, se
destapa.
Ladran
los perros del vecindario y piensa que tal vez, a esa hora, alguno de ellos
esté usando de baño su vereda…
Vuelve
a enroscar sus pensamientos hacia la gente desaprensiva y mal educada…
Se
levanta.
Abre la ventana y al correr las cortinas, se da cuenta de que empieza
a amanecer. Vuelve a juntarlas para que no entre luz. Deja la ventana entornada…El aire fresco,
parece renovar su esperanza de dormir…
Se
calma pensando que por suerte es amanecer de sábado, no tendrá que levantarse
para ir a trabajar.
Siete
en punto de la mañana…Se duerme al fin exhausta…
A
las siete y treinta, sonará el despertador que olvidó desactivar en esa maldita
noche de insomnio.