Tampoco me importa el mío
Y por eso hoy quiero disculparme por no contar, relatar, reflexionar ni parlotear..nada de nada en esta intro...
Por primera vez desde que comencé mi trabajo de "bloggera" decidí tomarme un jueves de asueto . La semana próxima retornaré renovada y con muchas reflexiones, novedades y nuevas producciones.
De todas maneras, les convido un cuento que escribí hace un par de años. Espero que les agrade, y que sepan disculpar mi asueto de hoy.
Hasta el jueves próximo.Y como siempre, gracias por leer mi blog. Espero opiniones, críticas y halagos también ¿Vale?
Buena vida
La frase para mirarse hacia adentro:
Las situaciones embarazosas...¿Las trae la cigüeña?
Mafalda
Acá no zafás
(para eso me hice “bloggera”, para publicarme...¡así que leé la entrega Nro 37 de la suelta de mis letritas!)
Amores lunáticos
La luna redonda, plateada y luminosa presagiaba una noche romántica, mágica, misteriosa, pensó Alma, envuelta en su pashmina hindú, mientras el resplandor plateado inundaba su cálido rincón que olía a maderas y sonaba a música celta en aquella fría tarde noche Ushuaiense.
Abandonó casi sin darse cuenta la lectura – cuentos de Benedetti, su favorito sin dudas - y se quedó casi dormida casi despierta o casi soñando, con ese amor que seguramente estaría allí, en algún lugar buscándola sin proponérselo, pero que llegaría en este frío junio, según se lo dijeron los buzios, las runas y -como para creer o reventar- también la Turca se lo anticipó al leer la borra de su café en esa tarde informal y divertida que pasaron en la cabaña de Mar de las Pampas apenas despuntando el año.
¡La pucha que se hace esperar! se dijo, y casi sin proponérselo, estaba haciendo un racconto de sus hombres, de sus amores y desamores, y empezó por el último, ese que fue su Doc y que iluminó sus días más grises, pero que al fin no la amó tanto como ella creyó, ya que no pudo abandonar -o no quiso- su casa. Y allí seguía el muy hipócrita, paseando codo a codo con su mujer y bajando la vista cada vez que la cruzaba por los pasillos del hospital.
Sonrió al acordarse de aquel otro, el ingeniero, ése que la había amado locamente, que en noches de luna llena se mostraba caliente y romántico a la vez mandándole mensajitos de texto que ella compartía divertida con las amigas. Ése que cruzaba la Isla para hacer el amor y quedarse dormido no sin antes ponerse el pijama de frisa que a ella le causaba tanta gracia y que lo pintaban en genio y figura, ya que el muy bobo era de extrema derecha y nada sabía de sus luchas, de los miedos y del hambre de el pueblo entre otras cosas.
¿Y el padre de sus hijos? ¡Ni merece un segundo de pensamiento! Basta decir que cuando la enamoró hasta la médula con ese ingenio para el chiste fácil y la diversión, ella no pudo darse cuenta de que era un lobo disfrazado de ovejita...
Un flash para ése complicado amor con el cual perdió sus convicciones...ese que por un par de materias nunca se recibió de arquitecto, pero para ella fue el que le puso ventanitas a su vida y...
Esos maullidos en un techo cercano no solamente la apartaron de sus pensamientos, también sintió como un escozor recorriendo su cuerpo y se sintió excitada, con ganas de pasar una noche de sexo y lujuria para terminar desnuda durmiendo cucharita, junto a ese amor esperado...
Sonó el timbre, se sobresaltó...
_ ¿Quién es?
¡De la heladería!, contestó una voz más que viril.
Aún ruborizada, saltó de su cómodo futón y corrió hacia la puerta.
¿Cuánto?, preguntó.
30, dijo él, y ella: _ ¿años?
_ ¡Nooo! ¡Pesos! Años 35... ¿Y vos?
_ mmmm ticinco...
No sabe cómo. No sabe Alma si fueron sus ganas, el destino o la noche romántica, mágica y misteriosa, pero lo cierto es que ya no enumera sus amores médicos, ingenieros, políticos, casi arquitectos o artesanos, en noches de luna redonda, plateada y luminosa.
Ya no. Ahora disfruta locamente con Ulises y se siente Calipso debajo de sus sábanas de raso, y ríe, ríe, ríe sin parar cuando piensa en la cara que pusieron sus amigas cuando sorprendidas, dijeron:
_ ¿Vos con el Heladerooooo?