viernes, 28 de julio de 2023

Como si fuera viento

 Tampoco me importa el mío
El día que lluevan fideos...¡yo salgo con la cuchara! 
Algo así era un dicho popular que usábamos en mi época de bella juventud.
Y lo traigo a cuento porque ¡es lo que me sigue pasando aunque el dicho ya no esté en boga!
Me hubiera encantado compartir con ustedes las fotos del único día soleado y hermoso en el que pude salir a caminar las callecitas de Bs As. 
(Recuerden que además del mal clima estuve muyyy apestada). 
Fue el 16/07. Me sentía un poco mejor y el sol iluminaba el frío domingo. 
Mi amiga se iba a un cumpleaños en la zona sur del Gran Buenos Aires y yo decidí ir a pasear por Plaza Serrano. Es decir Plazoleta Julio Cortázar, ubicada en el barrio Palermo Soho. 
Los días domingos hay feria artesanal y de diseño allí. Es un lugar soñado y queda a pocas cuadras del depto. donde me alojo cuando voy a CABA.  
Todo a pedir de boca. 
Llego feliz y encuentro la zona de juegos de la plazoleta repleta de niños y niñas jugando felices ante la atenta mirada de papis, mamis, tías o quien fuera la persona adulta que acompañaba.
En un banco, un hombre dormía cubierto con frazadas y al abrigo del sol. Adultos y adultas mayores caminando lentamente, jóvenes, mucha gente paseando y ante mi inmensa sorpresa...
¡Nadie, pero nadie, estaba pendiente de su teléfono celular!
Los y las responsables de los niños y niñas se ocupaban de charlar entre sí mientras pispeaban que todo estuviera bien en los juegos, las personas que caminaban o estaban sentadas se miraban y charlaban, los puestos de la preciosa feria, atiborrados de gentes husmeando, comprando, conversando con los artesanos y artesanas...
¡No existían los teléfonos celulares en ese domingo soleado y soñado!...
Pensé que despertaría de pronto, pensé que era "Argentina año verde", pensé que lo mejor sería registrar esos instantes por si solo fuera una ilusión surrealista y entonces...
¡Me di cuenta de que había dejado mi cámara fotográfica en el departamento de mi amiga!
Lo dicho...el día que lluevan fideos...¡Yo salgo con la cuchara!
Gracias por pasar. Hasta el viernes próximo, o hasta cuando gusten volver.
  Lu
Esa Musiquita en el recuerdo
                                                        Acá no zafás:
(por eso me hice “bloggera”, para publicarme...entrega Nº487 de la suelta de mis letritas)
Como si fuera viento
Algunas veces
como si fuera viento
arraso con todo
lo que a mi paso encuentro
Otras,
soy suave brisa
cuando me das tu tiempo
en tiernas caricias.
Pero...
de vez en cuando
soy calma chicha
nada me apasiona
nada me moviliza.

En ocasiones
huracán 
me arrollan las pasiones
como un vendaval
Un día viento norte
voy dando calor
con mi mano amiga
y el abrazo protector
Cuando me lastiman
soy viento del sur
-gélida y helada- 
me ven hacer...
aunque llore en secreto
mi doliente Ser

A veces brisa
otras remolino
soplando del norte,
del sur...
del este...
fluyen mis emociones,
según el tiempo,
bajo los influjos
del dios Eolo,
Señor de los vientos

viernes, 21 de julio de 2023

"Necesitamos un marido"

 Tampoco me importa el mío

Mi volver en esta ocasión ha sido, parafraseando a Gardel, "Con la frente marchita". En mi caso, no lo digo por los años transcurridos sino porque estoy "hecha un trapo".  El clima, tanto en Rosario como en María Susana y Buenos Aires fue siempre gris, terriblemente frío y húmedo. Tanto así que a poco de haber llegado a destino, me "pesqué" alguna peste de esas que afectan a las vías respiratorias. ¿Resfriado? ¿Gripe'? ¿Faringitis? ¿Laringitis? etc etc
¡Quién sabe! 
Lo cierto es que fui sobrellevando la afección con ibuprofeno, caramelos expectorantes, antisépticos y analgésicos, mucho amor de mis primos y primas, buenas y sabrosas comidas dentro de las cuales no faltó, obviamente, el exquisito asado argentino.
Luego, segunda semana, llegué a Bs As bajo una lluvia torrencial que duró dos días sin parar. ¡Y muchísimo frío! Tanto, que quería volver a mi sur, a mi casa, a mis rutinas.
Los paseos pensados para realizar, imposible de llevarlos a cabo pues todos eran al aire libre.
Sobre la marcha y dadas las circunstancias, fui al cine y a cenar con mis amigas a diversos restaurantes.
Finalmente apareció el sol pero no es mucho lo que pude disfrutar habida cuenta de que cada día me sentía peor. 
Y acá estoy, a menos de 48 hs de haber llegado, conversando con ustedes y sin saber muy bien qué y cómo contar. Aun no logro mejorar al 100% y ando con  "pocas luces".
¿Lo mejor? El amor de mi familia y de mis amigas. Lo lamentable: ¡Mi estado deplorable por esa gripe (o lo que sea)!
Hiji fue a esperarme al aeropuerto, llegué a las 21 hs. y me sentí feliz de volver a casa, aún con la "frente marchita". 
Tempranito a la mañana siguiente ¡Chini /Morrison maullando en el hall frío para que le abra la puerta! Él y mi azalea desbordada de flores, en pleno invierno, son esas pequeñas cosas que me hacen sentir mejor y que me permiten decir "Hogar, dulce hogar"

 
Ya me voy a "rumiar" mi gripe a otra parte no sin antes decirles que poquito a poco iré pasando por sus respectivas casitas de letras y/o fotos hasta reintegrarme totalmente a este apasionante mundillo blogger. 
Por cierto, agradecida a quienes me han dejado comentarios durante mi ausencia. 
Gracias por pasar. Hasta el viernes próximo, o hasta cuando gusten volver.
                                                                  Esa Musiquita en el recuerdo
NOTA: No soy de los "días de". Ya lo saben. 
Pero...
hoy con este estado gripal y mis defensas bajas, siendo justo el día del amigo/la amiga (20/07), no pude resistirme y les dedico la "musiquita" a mis amigos y amigas del "mundillo blogger", con mucho amor y agradecimiento por la buena onda y el aguante para conmigo.
                                                   
            Acá no zafás:
(por eso me hice “bloggera”, para publicarme...entrega Nº486 de la suelta de mis letritas)
Necesitamos un marido
Recuerdo la nevada de ese invierno.
Fue muy copiosa y duradera.
¡Una gran nevada! “Como las de antes”, decían los antiguos pobladores.
Fue en esos tiempos en que yo era mamá y papá a la vez.

Trabajaba 7 horas fuera de casa, te llevaba a la escuela, te iba a buscar, te llevaba y buscaba al menos una vez cada día a tus variadas actividades extraescolares, a la casa de tus amiguitas, a los cumpleaños…
Arreglaba el cuerito de las canillas que goteaban, llevaba el auto al taller mecánico, a la gomería… Paleaba nieve en invierno, cortaba el pasto en verano, pagaba los impuestos, hacía las compras, cocinaba, te llevaba al médico a vos y yo hacía mis controles de rutina…
Intentaba mantenerme informada, tener un poco de vida social…dormir…

Entonces
En esos tiempos cayó la gran nevada. Vos tenías 6 años.
Me levanté más temprano que de costumbre pues, además de la rutina de cada mañana, debía palear la nieve,  limpiar y encender con tiempo el auto de modo que quedara en condiciones para salir a horario y que no llegaras tarde a la escuela.
Me vestí y, con la cara apenas lavada, salí a encarar la tarea.
La nieve superaba, ampliamente, la altura de mis tobillos y estaba compacta…
Le “di duro” a la pala…logré hacer un caminito respetable para transitar, llegué al auto que no se veía pues la nevada lo cubrió  totalmente, lo limpié, lo encendí…
Luego
cansada, con la cara “escarchada” las manos entumecidas, a pesar de los guantes, entré a casa, pensando en el paréntesis de un café calentito, para luego "salir corriendo" como cada mañana…
No sé qué cara tendría cuando abrí la puerta, no sé si estaría pensando en esos aconteceres y en mi día a día, no sé si estaba triste, resignada, o “como si nada”…No sé.
Pero…
Lo que sí pude saber, luego de la sorpresa, es que mi cara no sería precisamente de felicidad, porque cuando me viste entrar, desde tu posición sentada en la escalera con los codos sobre las rodillas y las manos sosteniéndote la cara, me miraste y dijiste con actitud seria y contundente
-“Mami, necesitamos un marido”