viernes, 20 de junio de 2025

Pedro

 Tampoco me importa el mío
Leí en https://www.perfil.com/que en el mundo hay 56 conflictos armados activos, el pico más alta desde la segunda guerra mundial.
¡Madre mía la violencia! Y no solo las guerras son maneras de ejercer violencia. Hambrear al pueblo, no tener para comer, un techo digno bajo el que vivir, avasallar los derechos de ciudadanos y ciudadanas, ¡también es violencia!
Y como las noticias de cada día no son alentadoras, definitivamente en esta ocasión voy a compartir algunos vídeos de ternura.
Debemos inundar el mundo de ternura. ¿Utopía? Tal vez, pero nada perdemos con empezar por nuestro entorno, nuestro barrio, y así poco a poco multiplicar las ondas de amor y, lo que digo, "desparramar ternura"
Este video lo vi en Instagram. Luego lo busqué en YouTube y por suerte pude encontrarlo para poder compartirlo
A mi me dio risa y ni hablar que "me derretí de amor" ¿Está entrenado? Y sí, tal vez, pero -dicen los que saben- los canes aprenden fácilmente. Digo, no se me ocurre que en esta escena haya habido previamente maltrato animal. Dicho sea de paso, otra forma de humanos y humanas de ejercer violencia.
¿Y éste otro? ¡Pura TERNURA!, así con mayúscula, ese niño y esos trabajadores. Espero disfruten al verlo tanto como lo disfruto yo cada vez que lo hago.
Y va el último. Felizmente encontré varios vídeos de gente con muy buena vibra y me costó elegir. Pero, entre todos, me emocionó el amor que este hombre le pone a su nada fácil laburo: Chofer de colectivo. Y más aún en estos tiempos que las personas están tan agresivas, aisladas, cero empáticas. 
Se darán cuenta de que este video fue grabado hace un par de años pero, elijo creer que este buen hombre sigue haciendo su trabajo con el mismo amor de siempre.
Ya ven, Rogelio siembra ternura por las calles de Buenos Aires, sin dudas "MODELO PARA IMITAR" De eso se trata, de empezar por nuestro entorno y sumar.
P/D: Acabo de "googlearlo" y sí, sigue fiel a su estilo. Tiene un Instagram con ochenta y dos mil seguidores y algunas notas en diferentes  portales digitales. ¡Bien merecidas sin dudas!
Gracias por pasar.
Hasta el viernes que viene o hasta cuando gusten volver.
 Lu
Esa Musiquita en el recuerdo
                                         Acá no zafás:
   (por eso me hice “bloguera”, para publicarme...entrega Nº598 de la                                                                                suelta de mis letritas)
Pedro
Pedro va y viene, cada día desde hace varios años, por una calle comercial de Ushuaia.
Lo veo siempre. Observo que arrastra los pies al caminar, que va mal entrazado y, dada su actitud, presumo que tiene algún retraso madurativo, que intelectualmente debe ser "lento" y me quedo con esa imagen.
Me gusta hablar con él. Presumo también que , sin lugar a dudas, es buena gente.
De hecho, él saluda a todos los transeúntes amigablemente. A las mujeres en general, más allá de los años que tengamos o aparentemos, nos dice "nena"
Apenas me ve asomar a la vuelta de alguna esquina, me dice 
-Hola nena- y se va acercando con su andar lento, hasta pararse justo enfrente a mi para conversar de los precios, de las compras que ve que llevo en mi mano, o simplemente del frío o calor que hace en el momento.
Luego parte porque dice que tiene algo que hacer como, por ejemplo, ir al banco.
Supe que hace mandados a todos los comerciantes de esa arteria, a cambio de los cuales ellos le dan algo de dinero.
Así las cosas, recuerdo una vez que lo encontré justo el día previo a la "Noche Vieja", y en esa ocasión, se me ocurrió a mi proponer el tema habida cuenta de la fecha.
-Hola ¿Cómo va?
-Bien nena. ¿Y vos?
-Yo bien, pensando que pasará mañana con el clima. Parece que se viene el agua.
¿A vos que te parece?¿Brindaremos con lluvia?
- "Yo voy a brindar con champán, no se vos nena" me respondió y siguió su camino luego de saludarme con el consabido, "tengo cosas que hacer".

Me reí con ganas, y le dije que tenía razón... y me quedé pensando si, en todo caso, la " intelectualmente lenta" no sería yo.

viernes, 13 de junio de 2025

Infancia doliente

 Tampoco me importa el mío
No me resulta fácil resumir toda la info que hay sobre disminución de la natalidad a nivel global.
Tampoco quiero escribir largos informes. Más bien quiero, como siempre, contar sobre sentimientos y emociones que me provoca semejante noticia. Y, si tienen ganas de hablar de ello,  conocer los de ustedes. 
Entonces una mini reseña y, ya lo saben, quienes se quedan con ganas de saber más del tema,  googleando pueden encontrar mucha data.
Lo cierto es que hay alarma en la comunidad internacional: la tasa de natalidad mundial se encuentra en declive. Esto sucede tanto en países desarrollados como en los que están en vías de desarrollo, plantea desafíos demográficos y requiere medidas para abordar las posibles consecuencias sociales y económicas de esta tendencia.
Y es que fecundidad y economía están intrínsecamente unidas. Las generaciones que están en edad de tener hijos se enfrentan actualmente a unos salarios precarios, a la dificultad para acceder a una vivienda y a una canasta básica de la compra cada vez más cara.
Pero, no es este el único motivo, se suman una combinación de factores sociales, de salud, económicos y culturales que influyen en la decisión de las parejas para tener o no descendencia. 
En lo personal me parece que, felizmente, ser madre dejó de ser una imposición para pasar a ser una elección. 
En una sociedad que, a pesar de los avances, sigue siendo patriarcal, la mujer se ve excedida pues además debe trabajar fuera de la casa para "parar la olla" y el hombre -en líneas generales- no se ocupa de cambiar pañales, levantarse de noche y etc. etc.
Me decía un primo: "yo creo que los jóvenes de hoy son egoístas y por eso no desean tener hijos" Y yo le he preguntado: -¿Querer ser padre/madre no es egoísta?
Hace tiempo vengo pensando: ¿Traer niños/niñas al mundo en esta situación en que hoy se encuentran las distintas sociedades? Cambios climáticos, guerras, odios, hambruna y todo lo que ya saben. Entonces ¿Qué futuro les espera?  Nuestra generación, año más año menos, ya no estaremos pero lo que hoy no nos gusta, tal como vamos, estará aún peor. 
Y, he aquí la dicotomía. Del mismo modo, en 30 0 40 años ya no estaremos en este mundo pero...¿Cómo sería en ese futuro una vida con una mínima población joven en relación a la de adultos mayores? Y será para entonces, que nuestros hijos/hijas, los que hoy no son padres/madres tendrán, aproximadamente,  nuestra edad actual. 
¿Podrán cobrar sus jubilaciones habida cuenta de que la clase activa será inferior a la pasiva? Y no solo eso...
¡Ufff! querría aquí continuar "el debate" y plantear todas mis dudas pero...¡ya me he extendido demasiado!
Entonces, para cerrar, les cuento que mi hiji -36 años- no tiene en mente maternar. Del mismo modo, la mayoría de sus amigas. Pero, una de ellas, con la misma edad de mi hija. tiene ¡6 hijis! Fue, en principio, mamá adolescente, y ama "el oficio" de ser mamá. Y, si por ella fuera, me parece que aún tendría otro bebé. Es muy feliz con "su banda" como llama a su prole. Hoy la más pequeña creo que tiene unos 7 años. 
Y si puse este ejemplo, es porque en definitiva creo que la única opción válida en esto de tener o no hijis es el libre albedrio. Que cada pareja, cada mujer, decida lo que crea mejor. Obviamente, en ese universo habrá quienes querrán pero no podrán dadas las diferentes causales que he mencionado.
Gracias por pasar.
Hasta el viernes que viene o hasta cuando gusten volver.
  Lu
Esa Musiquita en el recuerdo
NOTA: ¡Otra canción -tango en este caso- cuya letra no pierde vigencia a pesar de los años transcurridos!. Gracias mariarosa por recordármela
                                        Acá no zafás:
   (por eso me hice “bloguera”, para publicarme...entrega Nº597 de la                                                                                suelta de mis letritas)

Infancia doliente

 

Infancia correntina

recuerdos difusos 

sabor mandarina...

Pan duro,  un mate

bolitas gastadas

pelota de trapo...

da lo mismo

el género

-niñas o niños-

total juegan juntos 

en aquel baldío

hambreando al sol.

 

Adulta que soy

pasado y presente

se unen se enlazan

se tuercen y vuelven

a mostrar la infancia

de ayer y de hoy.

 

Duermen en los trenes

buscan los residuos

que tiran los "fast food":

"Menú paliativo"

Te dan una estampa

te tocan la mano

limosnean en tu corazón.

Miradas sin brillos

pieles agrietadas, 

pelos desgreñados

infancia emergente

que niegan los políticos

y este presidente.

 

Y pasa en el mundo…

¡Infancia doliente!

viernes, 6 de junio de 2025

Felipe

 Tampoco me importa el mío
No sé si será el gris de estos días, las pocas horas luz que tenemos, la lluvia constante o la humedad que -ahora también hay en Ushuaia- mis articulaciones la padecen..
No sé, pero lo cierto es que no he tenido la energía necesaria para plantear el tema que tengo en mente hace varios días. 
Tema que, me parece, merece que reflexionemos juntos y luego cada quien, como siempre, sentará su opinión al respecto. Seguramente habrá coincidencias y disidencias.
Creo que no es un tema fácil de abordar. Se trata de la baja de natalidad a nivel mundial y, particularmente, en mi país.
Es abrupta la caída de nacimientos en menos de una década. Las causas, según los estudiosos, son diversas. 
Pero, ya dije, no he tenido la suficiente energía para trabajar en ello, buscar variada información y realizar un resumen, además de dar mi opinión personal.
Entonces, la propuesta es que pasemos un rato divertido, sin pensar en nada "serio". Y,  habida cuenta de que reflexionar sobre si tener hijis o no se trataba mi idea original, cambio a compartir chistes sobre las infancias.
¡Ojalá les agrade! 

 
Papá papa, ¿Qué se siente al tener un hijo tan guapo?
¡No sé hijo! Pregúntale a tu abuelo!

Un señor llega al doctor con su bebé en brazos. 
-Doctor, doctor, mi hijo tiene 6 meses y no abre los ojos. 
El doctor le hace un chequeo al bebe y le dice al padre
- Señor, el que debe abrir los ojos es usted: este bebe es chino.

Habían dos bebés recién nacidos en el hospital y uno le pregunta al otro
-¿Vos sos nene a nena?
El bebé levanta la sábana, se mira y le contesta
- Soy nene
El otro bebé admirado le pregunta 
-¿Y cómo sabes?
y el bebé responde 
-¡Porque tengo escarpines celestes!
 
Gracias por el aguante.
Hasta el viernes que viene o hasta cuando gusten volver.
  Lu
Esa Musiquita en el recuerdo
NOTA: Créase o no...no es un tema nuevo...¡Es de 1970! ¡Increíble!
                                      Acá no zafás:
   (por eso me hice “bloguera”, para publicarme...entrega Nº596 de la                                                                                suelta de mis letritas)
Felipe  

Felipe era un nene con serios conflictos familiares.
Entre otros problemas, tenía el de comer compulsivamente lo que lo llevaba a estar con un sobrepeso importante, casi en el límite con la obesidad.
A sus 4 años estaba tan gordo que, se me ocurre ahora, debería pesar lo mismo que pesarían dos niños juntos de su misma edad.
A pesar de eso, ningún niño ni niña del jardín se refería a él como “El gordo” término que, seguramente, usaron en más de una oportunidad adultos y adultas.
Y recuerdo siempre una mañana, ya por el mes de septiembre y superada que fue la situación de golpear a sus compañeros, salimos del jardín a pasear aprovechando la bella mañana con aires de primavera.
Ya de regreso de nuestro último punto de paseo matinal, que fue el bar del hotel “Las lengas” al que fuimos a tomar una gaseosa, Felipe se mostraba muy enojado, vociferaba, me empujaba y repetía sin cesar
-¿por qué no me compraste un “sangúche”?
Justo entonces pasamos por la Comisaría de investigaciones, que quedaba –y queda- a menos de 50 metros del hotel y un policía, al ver la situación, no tuvo mejor idea que intervenir desde la ventana por la cual estaba mirando, se asomó y dijo:
-Gordito ¿por qué tratás así a tu maestra?
Y Felipe, haciendo montoncito con sus dedos, se plantó, lo miró desafiante y le dijo
-¡Gordito y la concha de tu madre!
El policía se sorprendió tanto que no logró articular palabra, mientras niños y niñas decían
- ¡Seño dijo malas palabras!
Entonces les dije, palabra más palabra menos,
-Felipe, se llama Felipe y no Gordito, el policía en todo caso, al no saber su nombre, podría haberlo llamado “nene”.
Dije también que no estaba bien lo que había respondido Felipe, pero que él se había enojado tanto porque le dijeron "gordito" y desvié el tema hacia ese lado: el de los apodos precisamente y contándonos sobre ellos seguimos nuestro camino de regreso.
¿Y Felipe? Se “pegó” a mí, me dio la mano y así, muy juntitos seguimos caminado.

Es en este punto, que debo confesar que a mí me dio mucha risa la situación, ensayé una disculpa con el policía al que, obviamente, le aclaré “Se llama Felipe", no "Gordito" y que, en todo caso, podría haberle dicho "nene" al no saber su nombre.