viernes, 4 de julio de 2025

Encuentro con desencuentro

 Tampoco me importa el mío
Hola hola. Tal lo dicho en mi P/D de la entrada anterior, el jueves 26 "arrancó " la nevada.
Nevó toda la noche y continuó el viernes. No volvió a nevar desde entonces pero en los jardines, plazas y en algunas veredas aún puede verse. Y, obvio, en los picos de las montañas.
En todo caso ¡pude tomar algunas fotos! No tantas como hubiera querido, pero algo podrán ver.
Estas primeras son del día viernes. Solo logré salir al jardín del fondo y del frente de mi casa, tal la nieve acumulada.(Recuerden que si hacen clic sobre las fotos pueden verlas en mayor tamaño)

No podían faltar algunas de "Laguna del diablo" Ya saben, está en la esquina de mi casa. Así que allí fui el sábado al mediodía. 
Y las siguientes, también del día sábado,  cuando fui a hacer las compras al supermercado luego del mediodía. Dejé el auto en su estacionamiento, caminé solo unos 200 metros y logré, en un par de clics, las que aquí comparto. 
De todos modos, ya no quedaba la misma cantidad de nieve que el día anterior.  En todo caso, espero les gusten y, a quienes están "pasaos de calor", les llegue la sensación de "fresco" al verlas.😊


Gracias por pasar.
Hasta el viernes que viene o hasta cuando gusten volver.
 Lu
Esa Musiquita en el recuerdo
                                           Acá no zafás:
   (por eso me hice “bloguera”, para publicarme...entrega Nº600 de la                                                                                suelta de mis letritas)
NOTA: Este relato es de 2019, año en que me ocurrieron los sucesos que en él cuento.
Encuentro con desencuentro
Feliz.
Así me sentía en ese mediodía de domingo cuando mi vuelo acababa de aterrizar en la ciudad de Rosario.
Pasaría a buscarme mi amigo, primo, compañero de tantos momentos felices allá en nuestra ya lejana adolescencia.
Hacía años que no nos veíamos. ¿Cuatro? ¿Cinco? No podía recordarlo con exactitud y entonces lo vi llegar.
Ahí estaba, circulando lentamente hacia donde yo esperaba, con su camioneta gris, la ventanilla baja, el codo por fuera de la misma
Pasan los años pero no las costumbres pensé, recordando esa manera suya de manejar cuando tenía un Citroën amarillo y promediaban los años 70.
La escena de ensoñación duró apenas unos segundos.
Los suficientes para verlo a un par de metros y gritar, visiblemente emocionada,  mientras lo señalaba con mis manos alzadas - “¡acá estás!” "Por fin te voy a poder apretar con mi abrazo " y otra sarta de "bobadas" dichas desde el amor.
Y fue justo entonces cuando el de la camioneta gris, que estaba acompañado por una mujer, aceleró la marcha y desapareció de mi vista.

¿Y qué? …
¿Acaso a ustedes nunca les pasó confundirse de persona?