Tampoco me importa el mío
Y por eso hoy, voy a compartir algunas "escenas fellinescas" de mi vida, al menos eso me parecen, y si no están de acuerdo, ¡no duden en comentarlo! Pero...¿quién de ustedes se cayó alguna vez de una moto de nieve? Pues..¡yo sí, y justo cuando más rostro hacía con aquel bello guía que a mis veintialgo me deslumbró -me encandiló diría yo- tanto que no recuerdo como la moto siguió sola mientras yo salía despedida hacia la helada nieve, que se derritió al toque creo, con el "veranito" que pasé aquel lejano día...Y para quienes vivieron la Ushuaia de los 80 ¿recuerdan la Galería del Jardín, con sus impecables puertas de vidrio? ¿Y el bar allá en el fondo, donde el puñado de jóvenes llegados por esos años, nos juntábamos, nos veíamos, nos deleitábamos, nos "chusmeábamos" , nos enamorábamos y nos desenamorábamos? Pues que sí, que un mediodía de sábado iba tan "pizpireta" como siempre, a ver a algún caballero que me quitaba el sueño por aquel entonces, y de repente, al mejor estilo dibujito animado, quedé estampada contra la puerta, que no vi que estaba cerrada! ¡que bella época! Y luego..¡me pasó la vida! pero no la torpeza...De hecho, hace apenas un mes, ¡me caí en la cinta en el gimnasio! La diferencia es que ahora, tengo la impunidad que me dan los años vividos, y ya NO ME IMPORTA , y me río como loca cuando me acuerdo del profe y algunos compañeritos que un poco asustados, o incómodos, me querían levantar tratando de agarrarme mientras la cinta seguía andando, y entonces yo de "geta" sobre la misma, les dije:¡porfa que alguien pare el caminador! Y me sigo riendo ahora, que lo estoy contando, y pienso..¿es que sólo a mi me pasan estas situaciones ridículas? A ver queridos y queridas valientes, hagan memoria...piensen...¡y cuenten! Tengo muchas más, y algunas no tan de "salón", pero por hoy creo que ya estuvo bien, por eso, como siempre digo, gracias por leer mi blog, y por compartir lo que quieran. Espero opiniones, críticas y halagos también.¿Vale?
Hasta el jueves próximo.
¡Buena vida!
Luli
La frase para mirarse hacia adentro:
"¿No será acaso que ésta vida moderna está teniendo más de moderna que de vida?"
Acá no zafás
(para eso me hice “bloggera”, para publicarme...¡así que leé la entrega Nº 11 de la suelta de mis letritas!)
(para eso me hice “bloggera”, para publicarme...¡así que leé la entrega Nº 11 de la suelta de mis letritas!)
Obstinados silencios
-María, necesitamos hablar-
-Ahora no, Ricardo, ahora no-
-Ahora no, Ricardo, ahora no-
-¿Cuándo entonces?-
-A la noche...estoy llegando tarde a la oficina...tengo una reunión-
Y allí se quedó, una vez más, sin siquiera lavarse la cara, sin siquiera abrir demasiado esos ojos lagañosos y tristes que volvió a cerrar
Durmió varias horas, no sabe cuantas...el efecto de los sedantes, el alcohol y su angustia...
Lo despertó una extraña sensación de dolor en la boca del estómago. Lento sus movimientos, salió de la cama, se miró en el espejo, y no pudo soportar lo que vio.
Pensó que María, en un par de horas apenas, estaría allí y eso lo alentó un tanto. Se lavó la cara, los dientes, se quitó el pijama, bebió un vaso de leche, ordenó apenas así como por encima nomás y pensó que podría preparar unas ensaladas...
Si, a ella le gustan las ensaladas...también los jugos naturales, -se acordó de pronto- y sin más exprimió varios cítricos hasta llenar esa jarra que les regalaron para esa boda precipitada y como de telenovela mexicana. Esa absurda boda... ¿cuánto tiempo más podrían seguir fingiendo?
Pensó que esta vez ella lo escucharía, que llegaría cansada, -como siempre- pero que con la mesa tentadora que estaba preparando y una suave música celta de fondo, al fin lo escucharía.
Sintió el sonido de la llave girando, el suave golpe de la puerta al cerrarse y los pasos apurados de Maria...
Era muy tarde, la oscuridad del ambiente lo demostraba. Evidentemente él se había dormido nuevamente, esta vez en el cómodo futón de la sala de estar...
-¡María! te esperaba...preparé unas ensaladas y jugos...como te gustan...-
-Si, gracias, pero estoy tan cansada que prefiero una ducha y acostarme...tomaré solo un vaso de jugo...gracias...-
-¡María! Necesitamos hablar-.
-Ahora no Ricardo...ahora no. Buenas noches querido-
Otra rutinaria mañana, otra oportunidad perdida, María de nuevo no pudo o no quiso escuchar, y allí está Ricardo, mirándose frente al espejo, intentando recordar cuantas veces y hace cuanto tiempo que intenta hablar de este difícil asunto, pero ella no quiere o no puede escucharlo.Tal vez ya lo sabe, tal vez tiene miedo, tal vez no lo ama, tal vez si lo ama...
¡Tal vez tantas posibilidades perdidas por no conversar y enfrentar la realidad a tiempo!
El sonido de la llave girando, el suave golpe de la puerta al cerrarse, y los pasos apurados de María.
Pero Ricardo ya no puede escucharla...el desorden de la casa, las manchas de sangre y aquel sobre en la mesa, que-con letra temblorosa -dice: “Para Juan, el amor de mi vida”, son más que elocuentes...
Epa... Lu que me lo has matao Chica! Y el pobre de Juan que hará ahora.Justo cuando todos salen del placard y se casan y todo.
ResponderBorrarBuenisimo. Beso
Norma
Lucía, perdón por leerte tarde, como dicen los chicos ahora, me colgué de otras cosas. Qué lindo ese recuerdo de la caída, claro que yo también «compré terreno» muchas veces y fue más lo que tardé en caerme que en levantarme. Cómo nos persigue el ridículo en los años jóvenes, en cambio ahora, que el almanaque ha tirado más hojas que todos los otoños del mundo, ya no nos importa y nos reímos y lo festejamos, aún cuando nos duele todo.
ResponderBorrarTus letritas están medio truculentas hoy, pero siempre imperdibles amiga/colega. Besos, Evy