jueves, 22 de septiembre de 2011

Espejos


Tampoco me importa el mío
Y por eso hoy,quiero compartir un "paneo"de reflexiones, un poco inconexas entre sí, pero es que tengo poco tiempo y muchas cosas para decir. 
Vaya a modo de disparador entonces, para próximas entradas.
¡Y llegó la primavera! Bueno, a menos eso se dice. Es que aquí en Ushuaia, hace más frío que en el mes de junio. De hecho estuvo neviscando. Eso sí, los pajaritos tal vez tengan un reloj biológico que los hace cantar y desparramar sus trinos a los 4 vientos (y cuando digo vientos soy literal) a partir de mediados de septiembre. Y esto me lleva a otras dudas: ¿Dónde se guardan cuando nieva, cuando la mayoría de los árboles están desnudos, cuando no cesa el viento?...
El 2do temita de hoy es el de los espejos, tal el título del cuento que hoy les convido. ¡Cuánto para hablar de ellos! Tanto que lo dejo pendiente para el próximo jueves, mientras tanto, les propongo el difícil ejercicio de situarse frente a uno y sostener la mirada de la imagen reflejada, y hacerse amigos de ella...acariciarla y escucharla también claro está. O sea, hoy les dejo tarea para el hogar.
Y hablando de tareas...¡que excelente tarea realizaron algunos docentes y algunos estudiantes del IPES! (Instituto provincial enseñanza superior, para quienes no son de Ushuaia y me están leyendo)
Una pena que a pesar de que fueron lo suficientemente difundidas no hubo participación de mis colegas escritores y escritoras. La conferencia de Martín Kohan sobre el canon literario, no tuvo desperdicios. Tampoco el taller literario organizado por Walter. el bibliotecario más comprometido con su ser docente que conozco, en el cual se leyeron autores latinoamericanos, entre ellos, como corresponde, autores fueguinos. 
Estas y otras actividades maravillosas que demandaron un esfuerzo,(obra de teatro, ponencias, etc) lamentablemente sólo fueron disfrutadas por unas pocas personas.      
¡Ojalá el año próximo sumemos más concurrencia!Me quedo acá con ganas de contar sobre los dichos de Koan, pero ya me extendería demasiado, así que lo dejo pendiente para otro jueves también.
Y como siempre, gracias por leer mi blog. Espero opiniones, críticas y halagos también ¿Vale?
¡Hasta el jueves próximo!  Buena vida
Lu
                                   La frase para mirarse hacia adentro:
Al río que todo lo arranca lo llaman violento, pero nadie llama violento al lecho que lo oprime.
Bertolt Brecht

Acá no zafás
(para eso  me hice “bloggera”, para publicarme...¡así que leé la entrega Nº 32 de la suelta de mis letritas!)

Espejos
Era una de esas siestas correntinas, pesadas, aburridas...
Esas siestas que nos invitaban a desafiar a los adultos, a transgredir las normas, a hechar a volar la imaginación más allá de lo permitido.
La casa era la típica casa chorizo, de amplia y larga galería, a la cual daba cada una de las puertas de las habitaciones, incluído el baño. Habitaciones que obviamente se comunicaban entre si por una puerta interna. Solamente la cocina quedaba excluída de esta suerte de logia habitacional.
¡La cocina! Amplia, con su reina en el medio: La mágica cocina económica, que no solo permitía cocer los alimentos para el cuerpo, sino también alimentaba nuestras fantasías infantiles respecto a conjuros mágicos y pócimas.
Pisos de ladrillo, acoto aunque sea una obviedad.
Los dormitorios, con su roperos enormes, pura madera, puro ébano. Negros, oscuros, pesados. Tres puertas. A saber: la puerta del medio, enorme, flanqueada por dos menos imponentes, pero no por eso pequeñas y, cada una de ellas con espejos acordes a sus dimensiones
Y fue en una de esas siestas, decía al principio, cuando se me ocurrió transgredir la más importante norma de convivencia de una familia burguesa. Venida a menos, claro, pero ideológicmante burguesa con el condimento justo que ofrece para ello el norte argentino. Es decir: ancestralmente burguesa, por herencia, de derecha... ¡Y por esas cosas de la vida mi familia!
Silencio cuasi mortecino interrumpido, a veces, por los ronquidos de mi padre. Ni una mosca, nada que cortara esa interminable siesta y yo solita y aburrida, pensando que en la habitación de servicio estaba Gerónimo, un niño de mi edad, pero "distinto".
Él era "un criado"...yo "la niña" Eso respondía mi madre, cuando yo preguntaba porque no podía jugar con Gero, "que era más bueno, que en la escuela me cuidaba, que cuando la trenzuda me quiso arrancar el pescuezo, él la golpeó y por eso fue a parar a la dirección, y nadie lo defendió...y cuando intenté hacerlo me dijeron que cerrara el pico..." Como siempre, este monólogo terminaba con un grito de mi madre que me mandaba a mi cuarto, a pensar, diciendo que no podía entender porqué yo le daba tantos dolores de cabeza.
Sí eso decía mi madre. Y yo no entendía lo que ella decía y, tal parece, ella no entendía lo que yo decía...
Claramente, yo desde chiquita iba por otro camino...Por eso nomás, salí esa siesta a hurtadillas de la casa y fui a buscar a mi amigo prohibido a su habitación, que quedaba en el fondo del patio. Por eso nomás, lo metí en mi casa de prepo, por eso nomás, lo llevé a mi cuarto y...¡No entendí, entonces, porqué salió disparando, asustado,  y diciendo:"vi un niño en la puerta del ropero"...


3 comentarios:

  1. LU : ME ENCANTO EL RELATO , PESE A QUE TE CONFIESO QUE ME GUSTAN MUCHO MAS TUS POEMAS .........
    HASTA EL JUEVES Y GRACIAS !
    LA UBALDON.

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  2. Qué lindo el cuento, me hizo acordar que en mi casa paterna había un ropero así, con las tres lunas, y también tiene una anécdota, que está en mi cuento «La escalera».
    En cuanto a la falta de asistencia al IPES me hago cargo, no estaba en condiciones físicas ese día y me quedé con las ganas de estar. Me alegro que vos hayas podido disfrutarlo, besos, Evy

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  3. jajajaja... muy bueno el cuento, final inesperado... me gusto mucho.
    Besos
    yo, el de siempre

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