jueves, 18 de julio de 2013

Paralelismo níveo

Tampoco me importa el mío
Y por eso hoy quiero contarles que...¡En buena hora llegó el invierno a Ushuaia! Y -vale la aclaración- no estoy contradiciendo mis dichos anteriores, respecto a los días grises y la falta de luz. Estos benditos cortos días siguen su curso, pero al menos, con la blancura y el bello paisaje de un invierno de verdad, encuentro una compensación. Y soy dichosa en estas horas, por poder ver tan magnífico paisaje, tanta claridad nivea...
De todas maneras, como dijo una vez un viejo amigo, "nada es del todo algo".
Es decir, bella nieve, bello paisaje, frío del que me gusta-no del que me "cala los huesos" como en Buenos Aires, o Rosario -pero....¡los pequeños contratiempos de tanta nieve acumulada  nunca faltan! O, mejor dicho, no faltan a veces, cuando una se levanta con el pie izquierdo, y particularmente, cuando una depende de una misma y la soledad cotidiana resulta abrumadora.
Llevo dos días paleando nieve. Disfruto verdaderamente de ver como voy abriendo paso, y delineando un perfecto camino desde la puerta de mi casa hasta llegar al cordón de la vereda. Luego, desvió la dirección de mi pala levanta nieve, para hacer otro sendero, por el cual puedan caminar ocasionales transeúntes sin tener que perder sus piernas dentro de la nieve acumulada, que llegó a, por lo menos, 30 cm en mi barrio (sino más). Para quienes no conocen, vivo en un barrio alto, por lo tanto, la acumulación blanca es mayor que en zonas más bajas, o el mismo centro por dar un ejemplo.
Y retomando los dichos de mi viejo amigo, digo que me gusta hacerlo, y disfruto de una magnífica sensación al levantar la pala y arrojar nieve hacia algún costado pero...¡mi cintura no lo entiende! Entonces ahora mismo, siento un dolor intenso, casi tan intenso como la sensación de bienestar al ver caer tan magníficos y volátiles copos. También, debo decir que sin dudas hoy , como mencioné ut supra, me levanté con el pie izquierdo. Encendí el auto, como hacen ya 26 inviernos y, con la imbecilidad puesta de manifiesto en su máxima expresión, encendí también el limpiaparabrisas...resultado -obvio para quienes tienen auto y viven en sitios donde cae abundante nieve- ¡se quemó el  fusible o lo que sea! Ergo, no funciona....y deberé afrontar sus consecuencias con todo lo que implica. Pude sacar el auto impecablemente, a pesar de la nieve acumulada en la calle, y comprobé una vez más que las cubiertas siliconadas son excelentes para transitar estos suelos invernales, al menos con autos pequeños como el mío. Y tan contenta estaba por pensar que en apenas 40 minutos, pude hacer mi sendero y arrancar el auto -previo calentarlo durante media hora of course- que intenté marcar bien el camino para salir sin dificultades luego. Tenía pilates 10:30 hs, eran las 10, estaba bien con los tiempos. Comencé entonces a sacarlo al medio de la calle, y retroceder, repitiendo el movimiento para dejar la huella, hasta que, en la cuarta reversa...¡enterré la cubierta trasera contra el cordón y al no poder retroceder más, tampoco pude sacarlo pues una de las ruedas delanteras se atascó en una montañita de nieve y comenzó a patinar y salpicar nieve marrón para todos lados.
En fin. Tuve suerte. El remis, milagrosamente, no tardó en llegar más que 10 minutos. Eso sí, la imbecilidad se paga (bueno, como vengo diciendo, nunca nada es del todo algo, algunos la pagamos) gasté $46 pesos que podría haber ahorrado si no hubiera amanecido con el pie izquierdo.
Ya no nieva. Sobre el mediodía logré desencajar el coche. La entrada a mi casa, escalera mediante, está limpia y el sendero para los transeúntes bien trazado. (Espero que la Municipalidad no me ponga una multa.)
La cintura partida, ya lo dije y mañana veré como resuelvo y cuánto me costará arreglar el limpiaparabrisas. ¡Bello paisaje! ¡Bella nieve! Muy bella...






Una casa de mi cuadra
Comparto tres fotos, tomadas desde adentro de mi casa  
y sin teleobjetivo, pero que pueden de todos modos corroborar mis dichos finales. 


5 hermanos y Mte Olivia


El patio trasero de mi casa

Como siempre, gracias por leer mi blog. Espero opiniones, críticas y halagos también. ¿Vale? ¡Hasta el jueves próximo! Buena vida.

Lu
La frase para pensar:
El amor no se manifiesta en el deseo de acostarse con alguien, sino en el deseo de dormir junto a alguien.
Milan Kundera
Acá no zafás:
(para eso  me hice “bloggera”, para publicarme...¡así que leé la entrega Nº 106 de la suelta de mis letritas )
Paralelismo níveo

La misma nieve
es esta otra nieve,
aquella que fue
hoy es agua.
Aquella que fui
ya no soy…
Otros trineos
otros niños
lo mismo
hoy es distinto
Mi niña
hoy es mujer…
Mis años nuevos
ya no lo son.
La nieve
igual de blanca
más silenciosa,
esa nieve que fue
-entonces o antes-
si bien es la misma
se me hace distinta.
Es otra, es ajena…
O, quizás, tal vez,
la otra soy yo…
Fueron 30 inviernos
dejando su huella.

2 comentarios:

  1. MI DIOS, AMIGA ............ QUE PERIPECIAS HAS PASADO, TE COMPADEZCO Y ME VUELVEN LOS RECUERDOS DE VIEJAS EPOCAS.
    EL POEMA, ME ENCANTO. EXQUISITO !!!!
    MEJORA LA RACHA !!!
    BESOS.
    LA UBALDON

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  2. Hola de nuevo, ya vez, me salteé un jueves, por aquello de que no sé en qué día vivo. La nieve. Todo un tema. Cuando la conocí en 1977 me pareció algo maravilloso, ya que su manto albo, ponía una cosa como de igualdad en las casas, veredas, autos, gente. Todo era del mismo color, ni más lindo ni más feo, ni más rico ni más pobre, todo igual. Y al caminarla se me hacía que pisaba azúcar. Nunca antes había visto la nieve tan de verdad. Solamente en las fotos de lugares en donde la blanca dama habita los inviernos.
    Después, cuando me fui aclimatando sufrí todas las viscicitudes propias de la zona, por ejemplo caerme enésimas veces.En la nieve no fue problema, el asunto es que bajo la nieve o después de la nieve viene el hielo, sobre todo en mi amada Río Grande. Y ahí sí que las caídas fueron más graves. Y luego, cuando fui a Ushuaia, pasé por esas mismas dificultades que relatás. Vidrios escarchados, escobillas pegadas, ruedas encajadas a pesar de las siliconas o los clavos. Pero lo peor de la nieve fue el año pasado, me deprimió, ya no me pareció tan encantador ese blanco igualitario, ni los días cortos algo especial, los parte de enfermo del sol por su anemia invernal, le dieron a mis 35 años de isla deseos de salir de allí. Y aquí estoy, en la ciudad que conozco desde chica, con un invierno que parece otoño, por las hojas secas en las calles, con un sol que sale día por medio, pero sale. Y hay gente en las plazas y chicos jugando. Y no hay nieve, y no la extraño... ¿Qué me estará pasando? Bellísimo tu poema, interpreta lo que me pasa, besos, Evy

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