viernes, 13 de noviembre de 2015

El Cachito

Tampoco me importa el mío
Para continuar lo dicho en el post anterior, hoy voy a dejar una reseña de mis vivencias y mis sentires en Italia. 
En principio, salir de Porto, con el recuerdo de los magníficos días vividos en Albufeira y la apacible Lisboa, y aterrizar en Roma fue un  contraste cuasi grosero, por definirlo de alguna manera.
Los romanos -bellos hombres si los hay- y romanas, mas los incontables turistas de todo el mundo, el caudal de vehículos circulando desordenadamente, sin respeto alguno por el peatón, las calles abarrotadas de gentes caminando detrás de un guía que llevaba un banderín o un paraguas a modo de "zanahoria tienta burros" para que el grupo lo siguiera, los monumentos con gentes apiñadas a su alrededor y, lo peor de todo, la mayoría de ellos vallados y/o con andamios por refacciones. Entre otros, y como ejemplo, la "Fontana di Trevi" que además de estar vallada, no tenía ni una gota de agua. Por tanto... ¡guardé  todas la monedas que pensaba tirar en ella!. No. Les aseguro, amigos y amigas, que no me dejó una buena impresión mi primer salida por el centro romano.
De hecho, en las fotos que logré tomar puede verse, en algunos casos, más gente o andamios que el monumento en si, por lo que debería encontrar un método para señalar con una flecha lo que en verdad quise registrar con mi cámara.
Llegar desde Termini al  Vaticano en bus es una verdadera odisea. Casi como el viaje que les conté que realicé en el circunvesubiano. 
Empecé a caminar, admirada y feliz por estar en ese sitio tan místico, Piazza San Pietro...la Basílica, sin poder concentrarme en mis ensoñaciones, pues cada medio metro alguien se abalanzaba sobre mí, intentando en varios idiomas conversar con nosotras para ofrecernos entrar a la  Capilla Sixtina sin hacer cola, etc etc.
En tales situaciones y ante la dificultad de tomar buenas fotos, opté por mirar algunos detalles y me di cuenta de que las palomas, también en la Santa Sede, son muy atrevidas. Tanto, que lograron enmascarar a Jesús y a los sufridos cristianos en algunas de las estaciones del via crucis.  Perdonando la expresión, ¡estas aves sí que se cagan en todo!
¡Y tan enternecedores la custodios de la guardia suiza ! Arrobada miraba como uno de ellos, que era casi un niño, estaba tan tieso que hasta dudé por un instante que fuera humano. Entonces un timbre de teléfono me sobresaltó y al girar mi vista, vi que el compañero del estático guardia, abandonaba sin ningún prurito su misión de custodio para conversar tranquilamente con quien lo había llamado.
Lo cierto es que Roma, a pesar de ser una ciudad vertiginosa, tiene su encanto, más allá de la historia que guarda en cada rincón. El Coliseo por cierto es majestuoso. Los foros, los arcos, las puertas...Me ha impactado particularmente la Porta Maggiore y el Templo di Minerva  Medica, que también estaba en parte tapado por andamios y, como en los otros monumentos vallados, no he visto nunca obreros trabajando.
El barrio Trastevere y el parque Villa Borghese son sitios para recorrer sin prisa, disfrutando de los mínimos detalles y a sabiendas de que no es fácil encontrar romanos dispuestos a perder unos minutos explicándote lo que intentas averiguar. No hay punto de comparación entre la locura de los romanos o los napolitanos con la paz y amabilidad de los portugueses. Otro temple, por suerte, tienen los italianos del sur. Pero veo que otra vez me extendí demasiado. Creo que si contara ahora sobre la Costa Amalfitana, los aburriría y no es la idea. Entonces, para cerrar, les dejo algunas fotos, no sin antes decir que en Portugal me sentí como en casa, y en Italia, sólo fui una turista...Sensación que para mi, no es menor.
  


  


Como siempre, gracias por leer mi blog. Espero opiniones, críticas y halagos también ¿Vale? ¡Hasta el viernes próximo! Buena vida
  Lu
Frases para pensar:
Me gustaría emplear toda mi vida en viajar, si alguien pudiera prestarme después otra vida para pasármela en casa.” 
William Hazlitt
Hay mucha diferencia entre viajar para ver países y para ver pueblos.” 
Jean-Jacques Rousseau
Lo bonito de viajar y comer en culturas distintas está en buscar lo bueno de cada sitio, lo nuevo, y disfrutar del momento.” 
Ferran Adrià
¡Luego vendrá la primavera y el hermoso cielo azul! Quizá podamos viajar entonces. ¡Volver a ver el mar! ¡Oh! ¡Qué felicidad vivir y estar contentos!
Henrik Ibsen
Acá no zafás:
(para eso  me hice “bloggera”, para publicarme...¡así que leé la entrega Nº  185 de la suelta de mis letritas) 
NOTA: Hoy publico un cuento que escribí hace algunos años. Quienes están en esta casa de letras desde sus comienzos, ya lo leyeron, y pido disculpas entonces. Pero, tiene una razón de ser. Acaban de editar un libro; Certamen de escritura "Puente de palabras" en el que publicaron cinco obras mías, siendo una de ellas "El Cachito" y por eso quiero compartirlo. ¡Muchas gracias!
El Cachito
Lo recuerdo ahora como si lo hubiera vivido. Viene nítido a mí, el relato que escuché tantas veces en mi infancia correntina.
Imagino la escuela, alejada del casco urbano. Imagino  niños de miradas tristes, pieles agrietadas por el sol y el trabajo, sonrisas sin dientes y juegos en los recreos, como única alternativa de niñez.
Imagino también a las maestras, mirándolos condescendientes, sintiéndose cerquita de Dios por ser tan comprensivas y generosas con esos chicos "pobres", que lejos estaban de ser de la misma casta. Ellas, todas de familias bien, que fueron educadas como “niñas”. Ellos, pobres, ignorantes, nacidos y nacidas para “criados y criadas”.
Imagino aquella mañanita soleada, en que “importantísimas personas del pueblo”, hombres y mujeres de bien socios y socias del Club de Leones, concurrieron con su manto de piedad y un helado palito para cada infante. Ese fue el mejor regalo en el que pudieron pensar, a modo de celebración del día del niño, allá por agosto del ’66.
Luego, lo de siempre: chocolate con“caras sucias” y caras sucias. Globos, juegos y canciones acompañadas por la guitarra desafinada de la maestra de música, que tenía un sueldo de miseria pero, por suerte, un marido estanciero.
Risas, gritos, peleas, empujones y al fin, al menos por esa mañana, niños y niñas disfrutando de la infancia como pocas veces podían hacerlo.
Finalmente, y como todo lo bueno, se terminaba la feliz jornada.
Finalmente, como cada día se aprestaban a volver a sus ranchos, a dormir una siesta apretados entre la pared de ladrillos y adobe y sus hermanos. Con el calor chorreándoles por los poros y, por esa vez, sin ruidos de panzas  hambrientas. 
Y fue justo con el sonar de la campana anunciando la salida escolar cuando solito en medio del aula, “el Cachito” seguía estático, incrédulo, revisando una y otra vez su viejo portafolio heredado de algún alma caritativa.
Se acercó a él, solícita la señorita Directora que, como correspondía a aquellos tiempos y a esa sociedad norteña, se llamaba Felisita.
Se acercó para decirle si estaba sordo y por eso no había escuchado la campana, que ya debería estar en la fila tomando distancia para despedir a las maestras y compañeros. Se acercó más y sólo entonces se dio cuenta de que Cachito, lloraba con lágrimas silenciosas, miraba incrédulo sus dedos pegoteados de chocolate y desesperado buscaba el helado palito que había guardado en su portafolio, con el más puro amor de todos los tiempos, para llevárselo a su mamá.
         

7 comentarios:

  1. Felicitaciones por la publicacion del libro! Me gusto mucho el cachito, muy tierno el final :)
    me gusta tu optimismo literario y como siempre las frases de los inmortales de la cultura.
    Espero que te reconcilies con los romanos.. De todos modos comparto tu pasion por Portugal, tuve hace muy poco una primera cita con FERNANDO PESSOA y me enamore. asi que me interesan las clases de portugues.
    Bendiciones, que viva el amor y la paixao... Beijo, corina

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  2. Lu, felicidades por ese libro con cinco relatos tuyos, ¡ahí es nada!

    Me enamoré de "Cachito", precioso y conmovedor, con esa manera tan fresca que tienes de contar, tan visual.

    Y vamos al viaje. Madre, mía, me doy cuenta que ahora hay demasiados turistas en todos los lugares, y me agobian mucho, Lu.

    Hace diez años que estuvimos en Roma, en otoño, el hotel estaba muy bien situado con vistas al monumento Vittoriano, bastante feo por cierto...

    ... pero como verás un lugar para desplazarse a pie al Foro, al Coliseum por un lado, que también me impresionó, y por el otro a la Fontana, a Piazza Navona, mi favorita, la de España, el Panteón...

    Creo que Roma se ve de otra manera caminando. Nosotros sólo nos deplazamos en coche hasta el Vaticano, porque contratamos la visita guiada para no hacer cola, el resto lo hicimos a pie, hasta el trastevere que nos quedaba al otro lado del río.

    Vimo varios museos, pero una de las visitas que recuerdo con emoción fue ver el Moisés de Miguel Ángel de cerca, a un palmo, en una iglesia pequeña "San Pietro in Vincoli· en la que estábamos ¡solos!

    Dicen que Miguel Ángel cuando lo terminó le dijo "habla" Me emocionó más que la Madonna del Vaticano, y eso que es muy bella y perfecta.

    No tuve malas experiencias con los romanos, salvo que si te ven cara de pardilla te cobran hasta por respirar, pero la picaresca es una tradición española.

    Sabes, iba loca con los zapatos, que me chiflan, me los quería comprar todos. Me compré una botas moteras que he llevado 9 inviernos.

    No sé, Lu, si sólo te fijaste en la cara y el cuerpo de los romanos, guapos y elegantes, y es que llevan unos zapatos originales, impecables, muy bonitos...Debían extranarse de esa chiflada que les miraba a los pies.

    De las frases, me quedo con la primera, sin duda.

    Muchos besos, Lu, y espero la próxima entrega con mucha expectación. Que tengas una buena semana.

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  3. ¡Gracias Cori!
    También espero reconciliarme con los romanos...es decir...¡tendré que regresar a Roma! Y lo haré exactamente cuando vaya a conocer el centro/norte italiano: Verona, Venecia, la región de Toscana sin lugar a dudas.
    Pero eso no cambiará en nada mi pasión por ese paisito, del que no todo el mundo habla, y su gente.
    La vida es bastante breve y los días transcurren muy aprisa, así que ¡no dejes de hacer lo que en verdad tienes ganas! Espero cruzarte en el IPI el año próximo.-
    Beijo
    até mais

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  4. Hola Tesa! Mientras espero a un grupo de amigas que vendrán a ver las fotos del viaje, "chusmear" un poco, tomar un té con cosillas ricas, paso por mi blog y te leo.
    ¡Pero claro que me fijé en los zapatos! En los que llevaban puestos los hombres italianos, y en las vidrieras los de damas...¡las botas soñadas!
    Son zapatos bellos, elegantes aunque sean simples. Con mi amiga elegíamos unos cuantos...¡pero no compramos nada! En general, no compro cuando viajo, excepto alguna artesanía, libro o música típica del sitio en el que estoy. ¡Y en cada lugar algo especial para mi hija!
    También caminamos Roma, pero al Vaticano fuimos y volvimos en colectivo. Lo demás todo a pie, y es cierto que Roma hay que caminarla.
    ¡Adoré el Trastevere! Ya lo digo en el post...es para caminarlo sin prisa y disfrutarlo
    Cuando regrese, intentaré que sea la temporada más baja del año...¿existe en Roma?
    En fin...como le digo a Cori, también creo que debería reconciliarme con los romanos.
    Un beso y días felices en la semana que ya asoma

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  5. Hola Lucía, me leí detalladamente tu periplo turístico, ya sos una chica "muy viajada" desde que te conozco todos los años te has escapado a algún lugar, ya sea del país o del resto del mundo. Me encanta con la naturalidad que contás tus viajes,así como escribís tus letras que siempre da gusto leer. Cada día te sale más lindo, estás puliendo el estilo y eso es producto de los conocimientos que vas adquiriendo. Este posteo de hoy merece capítulo a parte por su longitud y las bellezas que cuenta. Te cuento al margen, que estoy escribiendo a full, pero mi público lector esta en la red que no compartis. Igual te voy a pasar mis producciones por mail. Besos, Evy

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  6. Leerte es viajar con vos y disfrutar cada momento del instante
    desde que sacaste la foto
    a la emoción de escribir lo que viviste
    Un abrazo inmenso

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  7. Querida Lu
    Me sentí muy feliz de tu escrito por Roma, yo estuve a algunos pasos porque iba en dirección de la Toscana, y no me atreví a ir porque solo disponía de 5 horas y me pareció un poco arriesgado arrancarme del aeropuerto. Me encanta como describes tus vivencias y si, ser turista a veces resulta un poco prosaico, pero también no verlo todo de una sola tirada, te incentiva a volver y descubrir detalles que se reservan solo para uno. Me ha emocionado tu texto de Cachito, hay mucha dulzura en el. Seguiré leyendote amiga, un abrazo feliz!

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