Tampoco me importa el mío
Luego de recordar ese lenguaje lúdico y esos tiempos en que lo hablaba, pensé que era muy fácil entonces llegar al cielo.
¡Si habré jugado a la rayuela!
Y, ya ven, una cosa trae la otra y me dije ¿porqué no compartir recuerdos de los juegos de infancia?
De ese tiempo que -como dice Joan Walsh Anglund-"es tiempo de inocencia, es la mañana de la vida, todo maravilla, todo cambia, son peldaños muy altos y huellas de pisadas pequeñitas"
Antes de recordar en vos alta esos juegos, quiero decir que tengo claro que no todos los niños y niñas del mundo tienen la posibilidad de disfrutar de su niñez.
Que no siempre y en todo el universo niños y niñas tienen una infancia feliz. ¡Hay quienes ni siquiera la tienen! Y eso, sin dudas, es una triste realidad.
Dicho esto, recuerdo muchos juegos que hoy , creo, ya no se conocen.
"Martín pescador...¿me deja pasar? pasará pasará pero el último quedará"
"Pisa pisuela color de ciruela, vía vía en este pie..."
"Antón Antón , Antón pirulero , cada cual cada cual atiende su juego..."
Escondidas, estatuas, cachurra montó la burra, saltar el elástico, saltar la soga, mancha venenosa, huevo podrido, payana, figuritas, bolitas...
¡Y tantos más!
Los míos preferidos: saltar el elástico, las estatuas y la rayuela.
¡¡Y las retahílas para sortear juegos o saber quien hacía tal o cual personaje!!
Entre otras:
"Don Pepito el verdulero/se metió dentro un sombrero…"
"Pata sucia fue a la feria/a comprar un par de medias..."
"En la esquina 24 hubo un gran asesinato..."
¡Qué maravilla el énfasis que poníamos al decirlas señalando a los jugadores con el dedo o apoyando nuestra mano en sus cabezas!
Como no puedo con mi genio, antes de finalizar, quiero decir que de esos juegos "para niñas" la mayoría eran "panfletarios" aunque en aquellos años no lo parecieran.
¿Qué si no de "Arroz con leche, me quiero casar..." La farolera tropezó y en la calle se cayó..." "Estaba la Catalina sentada bajo un laurel..." "La ronda de San Miguel el que se ríe se va al cuartel..."
En todo caso, hay mucha tela para cortar al respecto, así que mejor dejo de pensar y de teclear ahora mismo.
Ya me contarán ustedes, si tienen ganas, que recuerdos les ha disparado esta entrada.
Gracias por pasar, hasta el viernes que viene o hasta cuando gustes volver.
Esa Musiquita en el recuerdo
Acá no zafás:
(por eso me hice “bloguera”, para publicarme...entrega Nº616 de la suelta de mis letritas)
Espejando la vida
Espiaba la vida. La dejaba pasar, la miraba desde la veredita de enfrente.
No se atrevía a poner las manos en el plato, a saltar la valla o a comprarse un buen espejo, que le devolviera su imagen sin distorsiones.
Desde niñita le habían dicho “eso no” “está mal” “no es así" "vos no podés" y ella se lo creyó tanto que decidió refugiarse en su "inutilidad" para justificar su inercia.
Pero el día que salvó a ese cachorro de morir aplastado por las ruedas de un vehículo, ese día en que puso a riesgo su vida para salvarlo de una muerte segura, ese día en que un grupo de 5 pares de manitas sucias la aplaudían y la abrazaban por haber salvado a Totó, se sintió una heroína, una gran mujer.
Desde entonces, es la mujer más querida del barrio, los niños pasan siempre a saludarla, les dejan sus mascotas al cuidado cuando se van de vacaciones y aún cuando parten divertidos hacia la escuela.
Y ella, feliz, saluda a los vecinos a través de la enorme y luminosa ventana de lo que fuera su sala de estar y que, luego de aquel suceso, pasó a ser "guardería de animales pequeños".
Sonríe, se saluda y no se sorprende al ver que el gran espejo, que al fin se atrevió a comprar y colocó en el local, le guiña un ojo.
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