Confusión de Marías

Tampoco me importa el mío

Y por eso hoy voy a usar esta intro simplemente para augurarte a vos lector, a vos lectora una Noche Buena de paz, mucho amor y buenas compañías...¡Ni hablar que espero disfruten una buena cena y unos buenos vinos, o lo que prefieran beber!

Espero fundamentalmente para mi, y todos los seres del planeta tierra, que ojalá podamos tomarnos  unos minutos para reflexionar, justo con el brindis, sobre como ser mejores personas, poder pensar que en el mismo momento que tenemos buenas compañías, comida y bebida, hay quienes no tienen ni lo uno ni lo otro. Y ojalá podamos ser agradecidos a la vida por eso, por tener lo poco o mucho que tengamos. Brindemos entonces para que los sin techo, sin trabajo, sin salud, sin amor , sin abrazos, sin sin sin, puedan empezar a tener esperanza y puedan vislumbrar una vida mejor. 
Esta intro breve, es porque estoy muy cansada hoy. No  tuve una buena semana, pero no viene a cuento. Entonces, simplemente ¡ FELICIDADES!

Como siempre,gracias por leer mi blog. Espero opiniones, críticas y halagos también ¿Vale? ¡Hasta el jueves próximo! Buena vida.

 Lu

La frase navideña:

Navidad es una buena excusa para poder abrazar a quien queramos.

Acá no zafás

(para eso  me hice “bloggera”, para publicarme...¡así que leé la entrega Nro 45 de la suelta de mis letritas)

NOTA: Como este cuento es un poco más extenso, va en dos partes. He aquí la primera, entonces.

Confusión de marías (parte I)

Llegó a Ushuaia, en un vuelo de LADE, con toda la fuerza y el ímpetu de su juventud.

Su título, de Profesora Superior de Jardín de Infantes, le producía infinito orgullo y, esencialmente, era una Maestra Jardinera de “pura cepa”.

Llegó un 21 de febrero de 1983, y sin el tiempo necesario para instalarse y, mucho menos aún para recorrer el pueblo (con rango de ciudad), dos días más tarde, se encontraría inmersa en su nuevo trabajo.

Inmediatamente, comenzó con las entrevistas “Hogar –Escuela”…

_Buen día. Así que usted es la mamá de Claudio. Un gusto conocerla.

Tímida, la Señora, de unos pocos años apenas más que ella, contestó el saludo con un hilo de voz casi inaudible.

_Así que María, dijo “la Seño” intentando que la mujer se sintiera cómoda y entrara en confianza y, a partir de allí, no dejó de hablar, tal era su costumbre.

“Que esta entrevista es para conocernos mejor. Para saber qué pasó con Claudio en los 4 años de vida que ya tiene...que es importante establecer el vínculo hogar escuela y...bla bla bla.”

Y de repente, como María hablaba tan poco, decidió empezar con la entrevista sin irse por las ramas esperando que, al avanzar en ella, la mujer entrara en confianza.

Y allá fue Lucila.

Condescendiente, dijo: _ ¿Domicilio?

_María Sánchez Caballero

_Ah, sí, sí, sí. ¿Pero cómo se llama la calle donde viven?

María Sánchez Caballero, respondió nuevamente María, levantando apenas el tono de voz, pero, como desde que llegó a la entrevista, bajando la mirada hasta el límite que le imponía el piso.

A esa altura, enfática la maestra, dijo: _OK, sí, pero no le pregunto su nombre…lo que necesito anotar acá es el domicilio.

_María Sánchez Caballero, _dijo más tímida aún la pobre mujer_ es el nombre de la calle. Yo soy María Cárcamo Barría nomás.

Perdió la seguridad y ese donaire casi altanero, se disculpó, se ruborizó, confesó su ignorancia respecto a la ciudad. Entonces, la mamá de Claudio, siempre con su hilo de voz, sonrió y dijo:

_Gracias por disculparse Señorita Lucila. Ya estoy acostumbrada a tanta gente llegando del norte por estos años, que no conocen y creen que saben todo de este lugar y dicen “puras tonteras”...Pero Usted se ve tan joven... Seguro que va a aprender mucho y pronto.

A partir de allí, la entrevista fue más fácil y finalizó con un afectuoso saludo.

Con el correr de los días, la Señorita Lucila, realizó muchas entrevistas más, siempre muy confiada en sí misma y, recordando permanentemente su experiencia con la mamá de Claudio.

Experiencia que por suerte no volvió a repetirse habida cuenta que, ese fatídico día, inmediatamente después de su jornada laboral, pasó por la Municipalidad y solicitó un plano de las calles y callecitas de Ushuaia. Desde luego que, también, las recorrió de norte a sur, de este a oeste y viceversa