Cuento sin Numen

Tampoco me importa el mío

Y por eso hoy quiero reflexionar sobre el día del escritor:

“Se recuerda el 13 de junio el nacimiento del poeta, ensayista, periodista y político, Leopoldo Lugones. Entre muchas de las acciones y obras que emprendió, Lugones fundó la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) la que, luego del suicidio del poeta, estableció el día de su natalicio como el Día del Escritor.”

Eso dice cualquier crónica que cuente someramente porque el 13 de junio se celebra el día del escritor.

No es mi intención aquí polemizar sobre la calidad de los escritos de Lugones, ni sobre su cuantiosa obra literaria. No soy quien para hacerlo

Pero sí, como ciudadana quiero decir que hay escritores mucho más populares, que ya es tiempo de cambiar la fecha y homenajear a otros argentinos que se jugaron con la camiseta del pueblo a través de sus letras. Y es más, muchos han perdido la vida por hacerlo

No puedo olvidar que Lugones impulsó el derrocamiento del presidente Hipólito Irigoyen y fue un defensor del golpe militar protagonizado por José Félix Uriburu en 1930

No puedo olvidar que su hijo fue el inventor de la picana eléctrica, que la institucionalizó entre otros métodos de tortura. Que Lugones pidió de rodillas por ese mismo hijo (“Polo”) para que no le dieran 10 años de prisión por el delito de corrupción y violación de menores, a efectos de salvaguardar el honor  de la familia.

Creo que la vida de Leopoldo Lugones,  da para montar una gran obra teatral, y que si lo hicieran, iría a verla. Pero preferiría que la SADE cambie la fecha del día del escritor, por el 09 de enero, por ejemplo.

Como sea, es esta una jornada para amigarnos con las letras, para reconocernos escritores y admirar a los grandes que hicieron  conocer y valorar  la literatura argentina a través del mundo. Para seguir leyendo y aprender de ellos alentando así la nueva narrativa que surge en cada rinconcito de nuestro país, a partir de jóvenes y no tanto, de hombres  y de mujeres.  Sin distinción de clase ni raza. Se es escritor y punto.

Y creo que quien se sienta a borronear una historia,  la pule, la transforma, la comparte, es un escritor. Independientemente de que publique o no. 

Entonces, para quienes desparraman letritas y las comparten ¡¡FELIZZ DÍA!!

Y, para finalizar, parafraseando a Victoria Ocampo digo: Yo no soy una escritora. Soy simplemente un ser humano en busca de expresión. Escribo porque no puedo impedírmelo, porque siento la necesidad de ello y porque esa es mi única manera de comunicarme con algunos seres. Y en estos tiempos, hasta conmigo misma. Mi única manera.

Como siempre, gracias por leer mi blog. Espero opiniones, críticas y halagos también. ¿Vale? ¡Hasta el jueves próximo! Buena vida.

  Lu      

La frase para pensar:

Los novelistas y los editores creen que una novela es más importante que un cuento. No les creas. Sólo es más larga.

Abelardo Castillo

 Acá no zafás:

(para eso  me hice “bloggera”, para publicarme...¡así que leé la entrega Nº 102 de la suelta de mis letritas )

Cuento sin Numen 

Seca. Estaba seca. Ni lágrimas, ni palabras, ni recuerdos…Nada de nada.

Pesaban sus brazos. Pesaban sus piernas.

Intentaba llegar al puente. No estaba lejos. Tal vez a pesar de la lentitud de sus pies, podría llegar hasta él.

Lo difícil, sería cruzarlo, pensó. Y se dio cuenta que aún podía tener alguna conexión con el mundo.

Se dio cuenta que alguna neurona aun le funcionaba.

Empezó a dar pasos, uno tras otro. Estiró los brazos temblorosos. Comenzó a moverse.

Nadie para ayudarla, nadie para darle la mano, nadie para alentarla. Nadie de su lado. 

Lenta, sola ...pero avanzaba.

La vida comenzaba justo del otro lado del puente.

Ya llegaba. Ya oía sonidos, voces. Ya veía luces, y la vida  esperándola. Hasta podía ver una notebook llamándola a escribir. A contar su historia. A salir a la luz, a retornar a su esencia. Las ideas, amenazaban con despabilarse y retornar hacia ella.

Fue entonces cuando apareció sobre su cabeza el maldito carancho llenando el silencio de graznidos y espantándolas. Entonces todo de nuevo fue nada. 

Y la oscuridad triunfó sobre la luz. Y las palabras no fueron...

Como estaba seca, tampoco lloró esta vez. Tampoco escribió esta vez