Tampoco me importa el mío
En esta primavera bella y de días soleados, me he dado cuenta que la asistencia, particularmente de mujeres, a gimnasios, estudios de pilates, zumba, etc comienzan a aumentar considerablemente.
Y sumado a eso, algunas conversaciones que tuve con mi hija, me han llevado a intentar poner en palabras mis contradictorios sentimientos respecto a estar gorda, o ser gorda.
No estoy hablando de extremos, sino de términos medios. Sabemos que la obesidad es una enfermedad. No es sobre ella de lo que quiero reflexionar.
No estoy hablando de extremos, sino de términos medios. Sabemos que la obesidad es una enfermedad. No es sobre ella de lo que quiero reflexionar.
No quiero entrar en discusiones vanas sobre "lo más importante es ser buena gente", "qué importa tu aspecto si lo que vale es tu interior", "si hay amor no importa el aspecto físico", etc Sin dudarlo todo eso es cierto y mucho más. ¿De que valdría ser una esbelta mujer si se es mala gente?, o qué importancia tendría ser un bello y delgado hombre si se es un vago y jodido tipo, digo, como para citar algunos ejemplos. Pero...no nos hagamos los distraídos con esas frases y démosle a la cuestión estética la parte que se merece.
Sencillamente hablo de jóvenes y adultos tanto hombres como mujeres que tienen varios kilos de más en relación a la tabla elaborada de acuerdo a los principios médicos y sanitarios
Sabido es que el amor es "ciego", pero no descartemos la opción de ser mucho más deseables a la vista del compañero o compañera de vida. En todo caso, que placer da ver parejas estéticamente bellas. Qué tan más agradable es dormir abrazadas a un hombre sin panza, un hombre que se cuida y que, en todo caso, podríamos decir que lo hace por amor, a su pareja. Lo mismo, claro está, a la inversa.
¡Y ni hablar a la hora del sexo! No pueden negar que más allá de los otros aditamentos necesarios, nada más motivador que un cuerpo esbelto.
Y los que estamos entrados en años, con más razón aún. Valen las penumbras, las luces opacas, los pañuelos de colores sobre las lámparas, todo al la hora de jugar amorosamente en esa danza en las que los cuerpos se entrelazan. Todo puede disimularse, las imperfecciones, arrugas, estrías...todo ¡menos los kilos de más o esas panzas que al tacto indican desaliño y descuido.
Claramente y como es sabido, es necesario para ello hacer una dieta equilibrada, actividad física permanente (no sólo cuando reverdece la primavera) y controles médicos anuales. Es necesario asegurarse de que, lo que a veces creemos imposibilidad de bajar de peso, no sea un problema hormonal o de otra índole.
Lo difícil es, para mí, cerrar la boca y calmar la ansiedad. Actividad física y controles no me complican. Pero respecto a las "dietas equilibradas", lo sé y lo padezco. Son 4 o 5 kilos los que desde hace unos dos años no pudo bajar y mantenerme. Esta dificultad, sin dudas, evidencia también el paso de los años. Hasta hace no tantos atrás, no engordaba ni un gramo, comiera lo que comiera. El problema es ahora mi lucha por comer lo que realmente me gusta y ser feliz, hasta verme en el espejo, o ser feliz viendo mi imagen, pero "triste" a la hora de comer...
Claro, generalmente gana la tentación así que voy terminando estas elucubraciones, pues mi estómago me pide medialunas o un lemon pie para la merienda. Convengamos que duermo sola, y mi cama es ancha...si es que vale el justificativo a mi falta de voluntad.
Como siempre, gracias por leer mi blog. Espero opiniones, críticas y halagos también ¿Vale? ¡Hasta el viernes próximo! Buena vida.
Frases para pensar: Lin Yutang
“La mitad de la belleza depende del paisaje y la otra mitad del hombre que la mira”
“Hay dos maneras de difundir la luz... ser la lámpara que la emite, o el espejo que la refleja.”
“Bromear es una de las cosas amenas de la vida, pero cuesta muchos años de aprendizaje.”
“La vida está compuesta de insignificancias; el año de instantes y las montañas de granos de arena. Por lo tanto no subestimes nada, por pequeño que te parezca.”
“No hay una edad para empezar a ser galante ni para dejar de serlo.”
“El hombre superior ama su alma; el hombre inferior ama su propiedad”
Acá no zafás:
Acá no zafás:
(por eso me hice “bloggera”, para publicarme... ¡así que leé la entrega Nº 217 de la suelta de mis letritas)
NOTA: Rescaté de mi baúl el cuento que hoy les dejo. Lo publico nuevamente, porque tiene que ver, justamente, con "flacuras y gorduras"
Gracias a Botero
Siempre
estaba flaca, prolija, arreglada. Era divertida, carismática,
contestadora…Siempre encontraba la palabra justa y hablaba con una seguridad
envidiable. Su inteligencia práctica, la ayudaba a tener una respuesta a flor
de labio para cualquier circunstancia. Era la compañera ideal, para armar
peñas, fiestas, juntadas de amigos y amigas. No sabía bailar. De todas maneras,
si había que bailar… ¡bailaba! Nunca le importó el “que dirán”
Era
la que escribía las palabras de despedidas, de fiestas escolares, cartas de
cumpleaños… ¡Adoraba leer y escribir! De entre sus amigos y amigas,
particularmente dos (uno y una) le prestaban libros, y con ellos hablaba de
arte, de cine, de cultura general. Eran tiempos difíciles para ser adolescente…Había
secretos socialmente conocidos, temas de los que no se hablaban, se era “bueno”
o se era “malo”…Ser comunista, por ejemplo, era ser malo. O pensar diferente a lo que los militares, que gobernaban el país, decían que el pueblo debía pensar.
Era
amiga de todos los varones, tan amiga que sabía de qué chicas gustaban, y así
fue que más de una vez jugó eficazmente su rol de “Celestina”.
Tanto que todas sus amigas se iban casando y ella, flaca, divertida y carismática, no.
Y
así, entre penas de amor y otros sinsabores, los almanaques se iban quemando.
Asistió
a los bautismos de los hijos e hijas de los matrimonios amigos, luego asistió a
los 15 de las chicas...
Sus
historias de amor, seguían siendo fugaces e inversamente proporcionales al
tiempo que ella necesitaba para “desenamorarse”.
Empezaba
a engordar un par de kilos. Entonces hacía la “dieta de la luna”, y se volvía a
acomodar… Siempre flaca, dicharachera, solitaria…Su mirada
triste, la delataba, pero… ¡nadie lo percibía!
Seguía siendo muy sociable, la que acudía a los llamados de amigas que empezaban a separarse, la
que sonreía y contaba chistes, la que seguía teniendo la palabra precisa en el
momento preciso…
Sus
historias de amor… ¡a cual peor! Las primeras
arrugas en la piel, eran como un fiel reflejo de las arrugas de su corazón.
Se
cansó un día de estar flaca, de no llorar, de tener la palabra precisa…Se cansó
de que los hombres le dijeran que mujer como ella… ¡ninguna! Y de darse cuenta que siempre se quedaban con
“esa o aquella ninguna”…Se cansó de que algunas mujeres que lloraron sobre su
hombro, fueran por el segundo o tercer marido….se cansó y se encerró en su
refugio-casa-bunker. Empezó a comer, a engordar, a ver novelas lacrimógenas y
sin sentido…Empezó a disfrutar de ese sinsentido y dejó de esperar que el teléfono sonara. Una
vez por semana pasaba por el supermercado, y llenaba el chango de calorías.
Engordó tanto que tuvo que salir a comprarse ropa tres
talles más del que usó en los últimos 10 años. Fue por ese entonces, cuando una
tardecita de primavera, tuvo un impulso olvidado, arrugado. Lo sacó de algún
rincón de los recuerdos, de alguna foto antigua...o quizás de algún sueño
alado. Se pintó un poco a la vieja usanza –labios, rubor y delineador- se puso su mejor vestido y
salió.
Entró
a una tienda de “talles especiales para señoras” y cuando salió del probador
con una camisola colorida y fresca, y un pantalón negro, un señor flaco, sin
panza, de años indefinidos y sonrisa pícara le dijo.
-
¡Guau! ¡Que linda! ¿Sabés como podría comunicarme con Botero? Debo avisarle que
acabo de encontrar uno de sus cuadros. Me gustan sus gordas, sensuales,
atrevidas, eróticas, carismáticas…
A ella se le iluminó la sonrisa y, recuperando sus respuestas ingeniosas y rápidas,
respondió a quien, lo supo al instante, sería su compañero de vida:
- Mejor no le digas nada. No quiero volver a
enmarcarme...
Empiezo por el final, delicioso el cuento y con final feliz, como a mí me gusta, pues aunque vaya de chica dura soy una romántica empedernida.
ResponderBorrarMe gustó mucho cómo lo cuentas, Lu.
Es cierto que siempre hay alguien que encaja en tus huecos o relieves, lo díficil es dar con él o ella. Ayer mismo vi una pareja así, se les veía felices y la chica no es que tuviera sobrepeso, era inmensa a partir de la cintura.
No se puede estar toda la vida angustiada y controlando.
Siempre fui muy flaca, con la menopausia se me declaró hipotiroidismo, que para tomarlo a broma digo que tiene que ver con Hipopótamo, gané 11 kilos, por suerte repartidos, y dos tallas.
No me ven gorda, pero yo lucho por sacarme la mitad de lo ganado al menos desde hace más de 10 años. Bajo máximo 3 y vuelvo a recuperarlos en cuanto me relajo.
Conclusión: no me angustio, Lu, me saco partido con la ropa. No veas como estiliza el negro.
Me cuido, como sano, pero no una hoja de lechuga solo, como de todo en pequeñas cantidades sino seguiría expandiéndome y ni botero encontraria un marco para mí.
Camino, me muevo. A veces bailo en casa como loca.
Creo que hay que encontrar el equilibrio como dices al final entre ser feliz y estar flaca.
Mi madre decía que a cierta edad "hay que elegir entre la cara y el culo"
Las flacas tienen más arrugas, eso es un hecho.
Hoy para tus frases has elegido a uno de mis sabios favoritos: Lin Yutang. Me encantan todas, pero la primera es genial.
Sé que lo vamos a intentar muchas veces, Lu, esos 4 0 5 kilos de más son los más difíciles de perder. Pero no es lo prioritario en nuestras vidas.
Un placer como siempre, Lu.
Un abrazo, y... uhmm, qué ricas esas medias lunas...
Hola tesa! Sí, me gusta el cuento. Confieso que lo escribí hace varios años, un día que "me chifló el moño"...Un día de esos en que me cuestiono todo...
ResponderBorrarClaro, nunca pude dejarme estar y comer hasta aumentar tres talles...No puedo con eso, así que, como podrás imaginar, el verdadero final es otro.
Acuerdo totalmente contigo. No es lo prioritario en nuestras vidas pero, como somos -tal parece tú también- vamos a intentarlo tantas veces cuanto "se nos desalineen los patitos" ¿no crees?
Un abrazo
Hola, Lu, Feliz cumpleaños a Ushuaia, con un día de retraso, pues acá es 13, pero no queria dejar pasar la ocasión de felicitar a una ancianita tan bella, de momento sólo lo puedo constatar por fotos, y porque me fío de que a ti te lo parezca. Así que seguro que lo es.
ResponderBorrarQue cumpla muchos más, y que las autoridades de la capital no la dejen abandonada y "sin postres".
Un abrazo, Lu, por acá también empezó a llover, que falta nos hacía, pero eso trajo que bajaron las temperaturas de golpe diez grados.
Pasamos de las chancas al abrigo sin transición.
Besos,
Uy qué tema, me pegaste en los dos ojos con anteojos y todo. Estoy de acuerdo en que la obesidad es una enfermedad y que trae serias consecuencias si no se la trata, pero disiento con vos en otras cosas. Hay mujeres obsesionadas por el tema del peso, convengamos en que si eso les hace mal, lo corrijan, pero de adelgazar y quedar bien hay que acordarse antes de los 30 (si lo sabré yo)porque después si adelgazás, todo se cae o cuelga. También reafirmo que es más importante lo interior que lo exterior y hablo por experiencia propia, nunca, a pesar de mis kilos de más tuve problemas para relacionarme con nadie, no me sentí discriminada y bueno a nivel del sexo opuesto, tampoco fui rechazada, al contrario. Eso sí, hubo un tiempo que a la inversa de tu personaje, era la gordita simpática, buena amiga, compinche, etc. hasta hice de celestina tres veces con gran éxito, todavía esas parejas están juntas envejeciendo felices. Eso fue hasta que apareció la persona indicada y me tocó mi tiempo de felicidad. No estoy de acuerdo tampoco en que sea necesario para gustarle a nuestra pareja tener un buen cuerpo, porque todos los cuerpos tienen algo que supera las formas, la piel, y es allí sonde realmente nace el disfrute sexual. Puede alguien tener una buena figura y ser un cubito de hielo o una muñeca de trapo. Es más, en estos días, en la red que frecuento, mi peor es nada, publicó una frase que no sé de donde sacó, pero que está buena: "las mujeres no engordan sino que aumentan su superficie acariciable" me encantó, y no sólo por mí, sino por tantas otras que se sienten disminuidas por no tener 90-60-90. Nosotros dos somos una pareja Grande, no sólo de edad sino de tamaño y te aseguro que no le envidiamos nada a una pareja de flacos en ningún aspecto, sobre todo a la hora del amor.
ResponderBorrarUf, mi alegato es muy largo para decirte por fin, que el cuento me encantó y las frases también. Besos, Evy
PD dejá de preocuparte por tus kilos de más porque estás muy bien.