Tampoco me importa el mío
Buscando el cuento que hoy vuelvo a publicar, lo encontré en una entrada en la que hablaba sobre los miedos y pensé ¿Y si retomo ese temita?
Entonces quiero decirles que hoy "va de" los miedos
Los pequeños, los grandes miedos, los ancestrales, los que provocan angustias, pero sin hacer análisis pomposos pues, por un lado, no tengo los conocimientos al respecto y, por otro, si realmente quieren saber de ellos en google encontrarán informes de todo tipo y tenor. Y en las librerías libros por doquier. Aunque...
¡también pueden conversar sobre sus propios miedos en un par de sesiones de terapia! 😊
En principio quiero decir que escuché contar a muchas personas de mi entorno que le temen a la muerte propia y la verdad es que mis temores no pasan por allí. En cambio le temo -y mucho- al dolor físico.
No temo tampoco a las cirugías, a entrar al quirófano, tal vez porque he pasado muchas veces por ellos, pero sí me angustio mucho cada vez que tengo que pasar por una extracción de sangre. ¡Y me sucede una y otra vez, desde siempre! También le pasaba a mi padre...y le pasa a mi hija...
No me asustan las ratas, ni las culebras...¡tengo terror a los insectos y a las arañas!
Respecto a la aracnofobia, leí en https://www.clarin.com/ que millones de personas se ven afectadas por este temor y que, según datos de Fobia Club, en mi país es una de las fobias más frecuentes.
Otro fuerte temor mío es..¡La consulta odontológica! (Otra Herencia de mi papá) Acabo de leer que se llama "Dentofobia".
¡Genial!, así la próxima vez que vaya a la consulta "de entradita nomás" le digo a mi odontólogo: Te aviso que soy "dentofóbica"😂
Y me da "miedito" la oscuridad, esa que se produce cuando hay corte de luz total. Por eso en mi casa hay algún artilugio de iluminación de emergencia en cada habitación. 





Y el miedo que me genera angustia, que llevo prendido a mis entrañas, que trepa como hiedra y crece es, tan solo pensar, que mi hija pueda morir antes que yo.
Pasada la lista de mis temores, si querés, contame el o los tuyos.
Y ahora, algunos conceptos sobre el tema que extraje de distintas páginas.
El miedo es una emoción más y por lo tanto no podemos negarlo. Leí que el problema no es el miedo sino el modo en que cada persona entiende y gestiona sus miedos.
Y de https://www.filo.news/vidasana/, extraje el siguiente párrafo:
La emoción del miedo es la emoción más antigua de todas. "Está al servicio de la preservación de la especie. Si no hubiera existido, hubiéramos muerto entre las garras de un predador, por ejemplo", resume la licenciada María Gabriela Fernández Ortega.
Intenté darle un toque divertido a esta "exposición" sobre los miedos. ¡Espero haberlo logrado!
¡Gracias por pasar!, hasta el viernes que viene o hasta cuando gusten volver.
Esa Musiquita en el recuerdo
Acá no zafás:
(por eso me hice “bloguera”, para publicarme...entrega Nº585 de la suelta de mis letritas)
El Gran Danés
Cada noche, al regresar a su casa, sentía una extraña sensación en el preciso momento en que giraba la llave en la cerradura.
Imaginaba que alguien aparecía en medio del silencio y la empujaba bruscamente, en el instante en que ella abría la puerta, colándose así al interior de su vivienda.
Este pensamiento se esfumaba casi tan velozmente como aparecía, pero era tan intenso que la dejaba con el pulso acelerado y la respiración entrecortada.
Llevaba casi un mes angustiándose por unos minutos cada noche. Tanto que pensó en llamar a su terapeuta y solicitar una entrevista.
Seguramente, en un par de sesiones, podría descubrir cual era el motivo real de su miedo, encubierto en ese terror nocturno, que aparecía en el preciso momento de entrar a su casa.
Fue por ese entonces cuando regresó una noche más tarde que de costumbre.
Era una noche de sábado, oscura y con fuertes ráfagas de viento helado. Se sentía lúgubre el barrio, bajo los chiflidos de esa ventisca arrolladora.
¡Pura Patagonia!, pensó, mientras introducía la llave en su puerta y el terror comenzaba a adentrarse en su mente.
Se había olvidado de dejar una luz encendida, lo cual aumentaba su ansiedad y miedo. A punto tal que se le trabó la llave y no podía sacarla de la cerradura.
No podía pensar, ni articular movimiento alguno.
Durante esos segundos eternos comenzó a transpirar. Ya casi sin aliento entró por fin y antes de poder cerrar la puerta, sintió que alguien se deslizó a la altura de sus piernas.
Petrificada, quedó en el medio de la sala. Intentó prender la luz, intentó gritar pidiendo auxilio pero no pudo. Sentía una presencia a su lado…muy cerca…si hasta podía oír su respiración…y sentía el aliento a la altura de sus caderas.
Tuvo un momento de lucidez entonces y comprendió que quien quiera que estuviera a su lado, no podía ser humano.
Encendió la luz y lo vio. Allí estaba, el causante de su terror. Sonrió con alivio, en tanto su pulso volvía a la normalidad.
El visitante era un enorme gran danés, oscuro como la noche, con las narices húmedas y los ojos tristes, que para ese entonces se había echado a sus pies como pidiendo asilo.
La despertó la tibieza tímida de un sol de invierno.
El viento había cesado y nada quedaba de su furia nocturna. Se desperezó y se sintió feliz de haber salvado a ese can, tan enorme como indefenso, de quedar a expensas de la inhóspita noche.
Sonrió al pensar que, al menos ese domingo, estaría acompañada. Por la tarde publicaría en Facebook la foto de “Intruso”, nombre que le dio al gran danés, dadas las circunstancias.
Adormilada aún, bajó lentamente las escaleras y se dirigió al lavadero. Sitio que había escogido para que pasara la noche su huésped.
Es muy silencioso o aún duerme, pensó antes de abrir la puerta y observar, pasmada, que allí…
¡sólo estaban su viejo lavarropas, el tender y los cachivaches de siempre!
Buenos días, Lu.
ResponderBorrarMis miedos es también a ese dolor y el deterioro por la edad, es algo que creo que todo tememos , más que a la muerte en sí, esta es inevitable , todos nos iremos de este mundo a donde , no se sabe...
Y sobre la oscuridad no me da tanto miedo si mi cabeza no comienza dar por saco aja, ahora a las culebras y lagartijas cuál reptil me da pavor .
Sin embargo, arañas, insecto no, las moscas son pesadas y los insectos por sus picaduras , pero no es miedo , son molestos.
El texto del gran danés, al final ese susto, se quedó en esos grandes ojos y ese ronroneo ajajja.
Un besazo con todo mi cariño, que pases una buena semana y sé feliz y a sonreír que eso no cuesta dinero. MUakkk.
Hola Campi! Parece que entre insectos, arañas lagartijas y culebras...¡Entre las dos no hacemos una! 😂
BorrarDe todos modos, esos miedos y otros que mencioné no me paralizan. Puedo reaccionar y por ejemplo, en el caso de los insectos, agarrar un insecticida y salir disparada cual bombero a un incendio a dispararles con mi "arma salvadora"😊
Beso va con el deseo de que tengas un a bella semana
Hola Lu, sobre los miedos casi no siento miedo de nada aunque en algo coincido contigo, el mayor de todos es cuando pienso que pudiera faltar alguno de mis hijos, eso me hiela la sangre y aprieta la garganta hasta casi ahogarme, el otro, la visita al dentista..oh...aunque soy valiente y lo soporto bien, cada vez que he tenido que visitarle me ha cogido un miedo terrible, otro de mis miedos (no suelepasarme casi nunca, pero alguna vez si, es cuando camino de noche hay oscuridad y de pronto pienso que me siguen...uf...aprieto el paso y me sale tan pequeño que casi no me muevo...
ResponderBorrarEl cuento que nos narras me parece fantástico y con una dosis de inquietud ¿estuvo el perro danés en tu casa, fué elmiedo lo que hizo intuirle, estuvo y desaparecio?
Maravilloso querida amiga
Un fuerte abrazo
Hola Stella. Sí, también soporto el temor en la consulta odontológica. De hecho voy una vez por año a control y hace un tiempo me pusieron implantes. ¡Imagínate! pero me lo banqué como una valiente, más allá de lo mal que lo pasaba en el rato de estar sentada en ese maldito sillón. Por suerte mis odontólogos ya saben de mi "angustia" y me cuentan historias divertidas para pasar el mal rato.
Borrar¿Y qué habrá pasado con el gran danés? Mmmmm Eso dependerá de cada lector y lectora.
A mi me parece que la protagonista del relato sólo debe haber soñado y al despertarse pensó que en verdad había pasado. Pero...
¡quien sabe!
Fuerte abrazo y el deseo de que tengas una gran semana amiga poeta.
Tengo muchos miedos. Hasta hoy ninguno a nivel de fobia. Cuando he tenido que vivirlos, los he podido afrontar, se siente horrible, pero ni modo, uno los pasa como sea cuando es necesario hacerlo, jajaja.
ResponderBorrarTu cuento es muy, muy bueno y crea muy bien esa intriga o curiosidad sobre algo misterioso, sobrenatural.
Te deseo muy feliz fin de semana, cuídate y recibe un abrazo.
Hola Sara. A mi me sucede lo mismo. Ahí le cuento a Campi como reacciono ante los insectos y a Stella cómo paso las consultas odontológicas.
BorrarLindo saber que te gustó mi cuento. ¡gracias!
Que tengas una muy buena semana.Va mi abrazo
Los miedos (creo) los dejé en el colegio de curas al que fui de pibe (si te contara, Lu, posta...) y hasta el día de hoy, las circunstancias que podrían causármelos, las vengo enfrentando sin negar ni subestimar ni postergar ni por un instante lo que sea que me toque atravesar. Esta forma de pensar hasta el momento me dio resultado. La última fue en plena pandemia, desmayo inesperado y colocación de un stent de urgencia. Por qué no, pensé, con lo que fue toda una vida de excesos alimenticios, de alcohol, cigarrillos y otras cosas.... Hagámoslo, le dije al cardiólogo, confiado. Por otro lado, no pienso que todo vaya a pasarnos a todos, es decir, no todos ganaremos un Oscar, no todos enfrentaremos el dolor físico insoportable, no todos pasaremos por lo mismo, de modo que ya veremos si esta forma de pensar me sigue resultando.
ResponderBorrarAbrazo siempre agradecido hasta vos, amiga...
Amigo, a mi me daría terror estar en un colegio de curas. En mi caso, fui -primer grado- a un colegio de monjas en Santa Fe y todo me daba miedo. Al menos eso es lo que de adulta recuerdo.
BorrarTambién paso los momentos de temor, tal vez sea la palabra más adecuada, pero eso no quiere decir que no lo sienta.
Imagínate que de lo contrario, no se si estaría contándolo. Pasé el primer cancer cuando mi hija tenía sólo 7 años y el segundo cuando tenía 12. Y entre uno y otro, cantidad de estudios, cirugías, incertidumbre y más.
En todo caso, como dije, entro siempre re confiada al quirófano. ¡Pero no dejo de ponerme nerviosa y "sufrir" cuando me sacan sangre!
Y si me hubiera pasado lo que le pasó a la protagonista de mi cuento...¡Vaya chucho me hubiera dado! Al menos hasta lograr encender la luz.
Abrazo ¡buena semana!
Admirable, Lu. El miedo debiera tenerle miedo a las como vos...
BorrarAbrazo grande más que grande porque te confirmo mujer ejemplar!!
Gracias Carlos. En verdad no se si soy ejemplar, si tengo la certeza de que soy una gran resiliente.
BorrarAbrazo va
Yo tengo miedo a que le pase algo mis seres queridos. Me gusto tu historia hasta me hizo sonreír. Te mando un beso.
ResponderBorrarCitu, hola. Se me ocurre que ese miedo, de que le suceda algo a las personas que amamos, debe ser bastante frecuente y común.
BorrarGenial si pudiste sonreír con mi historia. Me alegra saberlo.
Beso ¡buena semana!
Interesante Lu lo que nos propones. Es para hablar largo. Pero seré breve.
ResponderBorrar1. Los miedos son inhabilitantes. Pero a la vez necesarios, justamente por lo que señalas. Funcionan como nuestro llamado a la supervivencia. No seríamos normales de carecer de esa emoción.
A qué le tengo miedo? A la locura (nadie está libre de esa terrible enfermedad) y como tú, al dolor físico. Pero para éste último funciona el consuelo que en la actualidad la medicina también ha avanzado en ese campo: terapia del dolor y calmantes. Hoy en día una buena atención médica procura evitar en lo posible el dolor del paciente.
Y sabes a qué le tengo miedo? A personas cuyos rostros me expresan según mi intuición que algo raro tienen...Mejor alejarse. Hay "caras que dan miedo"! Generalmente esa sensación está en lo cierto.
Gracias por traer la voz de Marilina Ross!
Amiga, ten un bonito fin de semana!
Hoy me acordaba mucho de ti. Tuvimos 31 grados. La playa hermosa. Pensaba cómo estaría tu ciudad...
Ah! el Danés; claro si tu eres el ángel guardián de todo animal que pase por tu casa...seguro gatos y perros. Dicho con respeto y cariño.
Hasta la próxima con los mejores deseos.
Besosss!
Hola Graciela.
BorrarSi, es un tema que da para mucho, por eso aclaré que la publicación no tenía intensiones de hacer algo acabado y mencioné algunas de las posibilidades de indagar más sobre el tema.
Sólo se trata , en todo caso, de contarnos a qué le tememos en la vida cotidiana. Sin entrar en análisis de ningún tipo.
Sí, también tuve una época de temer a la locura. Es algo como bien dices de lo que nadie está exento. Pero luego, quien sabe cuándo ni porque, me olvidé del asunto.
Amo ese tema, en particular cantado por Marilina Ross. Tiene una letra muy potente.
El clima en mi ciudad por estos días -luego de más de una semana de lluvias- está muy lindo. Temperatura agradable, solcito. Aunque todo indica que a partir de esta próxima semana se instalará el otoño anticipado.
A los gatos ¡seguro que sí!
No dejaría un perro desamparado, pero tampoco lo metería en mi casa. Llamaría a los refugios para ellos y se encargarían con amor y los pondrían en la lista de adopción.
Beso y que tengas una gran semana
Hola, Lu.
ResponderBorrarYo de muy pequeño le tenía mucho miedo a la oscuridad, me parecía antinatural y amenazadora. Hoy creo que no le tengo miedo a nada, aunque no sé si pensaría lo mismo si viviera en Ucrania o en Gaza...
Respecto a las arañas, culebras y otros bichos, no sólo no los temo sino que me gusta observarlos, ver su comportamiento y, por supuesto, no les hago el menos daño (bueno, los mosquitos son otra cosa :)
El gran danés fue tu ángel de la guarda disfrazado. O fue sólo tu imaginación. Lo importante es que esa noche dormiste tranquila gracias a su presencia ausente :)
Un abrazo, Lu.
Seguramente no tendrías miedo si vivieras en un lugar en guerra...Seguramente...¡Estarías aterrado! Al menos yo lo estaría. Siempre me pregunto cómo hacen esas pobres gentes para sobrevivir ¿tienen una vida? Aunque este ya es otro tema.
BorrarPuntualmente es lo que dije: le temo a las arañas y los insectos. Culebras, ratas, sapos y etc etc no me pasa nada. Es más, también me gusta observarlos y si pudiera... ¡hasta tendría una enorme rata de mascota! 😂
Cómo le digo a Stella: ¿Y qué habrá pasado con el gran danés? Mmmmm Eso dependerá de cada lector y lectora.
Abrazo va
¡Buena semana!
Hola Lu, los miedos... al dolor fisico y eso que los he pasado, pero me quedó tan grabado que igual me da miedito volver a el.
ResponderBorrarMuy bueno el cuento del gran danes, me gustan esas historias que te dejan pensando y con dudas.
Buena y feliz semana-
mariarosa
Hola María Rosa. Algunos temores son a lo desconocido, a lo que una cree que puede ser y otros son ¡por conocidos!
BorrarY claro, como bien dices, no quieres volver a él.
Me alegra saber que a una escritora de tu calibre en manejo del suspenso la ha agradado mi cuento. ¡Es un honor!
Que tengas una muy buena semana
Abrazo
Hola Lu, mira que coincidencia. Esta semana conversaba con mi hija y mi nieto de que cosas nos asustan. Yo tengo claustrofobia, aunque de un tiempo a esta parte ha disminuido, antes no entraba a un ascensor de ninguna manera, ahora ya puedo. También me aterra como a ti la posibilidad de perder a uno de mis hijos.
ResponderBorrarBuenísima la historia del gran danés, se esfumó? Fue imaginación?
Abrazos y que estés teniendo lindo fin de semana.
Hola Ceci. Tres generaciones hablando de sus temores. ¡Qué linda charla deben haber mantenido!
BorrarAhora que lo pienso, no sé cuáles serán los temores de mi hija a sus 36 años.
¡Buena idea me has dado! Lo voy a averiguar
Vaya una a saber que sucedió en verdad. La historia tiene tantos finales como lectores pasen por mi casita de letras.
Lo que a mi me parece que pasó, se lo digo a Stella en la respuesta a su comentario.
Va mi abrazo con el deseo de que tengas una apacible semana
Hola, Lu, todos en mayor o medida estamos llenos de miedos. También como tú, le tengo miedo al dolor físico. Tengo la suerte de haber gozado hasta ahora de una magnífica salud que agradezco a la vida enormemente. Tengo pavor a la muerte. me angustia ese paso a lo desconocido. De ratones, culebras y demás bichejos, no soy muy amiga, la verdad.
ResponderBorrarEn fin, que soy bastante miedosilla...jejeje.
Pero tampoco me obsesiono demasiado. Lo voy sobrellevando y viviendo lo inmediato sin más.
Un miedo enfermizo, nos anula y nos impide vivir.
Tu relato, muy bueno, como todo lo que escribes.
Besos, querida, Lu.
Hola Maripaz. Seguro, cada quien con sus temores.
BorrarComo ya dije , a mi morirme no me asusta. Me asusta sufrir, eso es lo que espero que no me suceda.
Creo que ya lo he contado en alguna oportunidad, una amiga se murió sin darse cuenta. De vacaciones con su mejor amiga, en una playa en México
¡Pobre la amiga! Pero ella, mi amiga se fue sin enterarse.
mas tarde o más temprano todos y todas vamos a morir. Y eso es parte de la vida. Por eso debemos vivir de la mejor manera posible y disfrutar cada minuto, así partimos en paz. No, no me provoca miedo morir. Será cuando deba ser.
Lindo saber que te ha gustado mi relato ¡Gracias!
Va mi abrazo y que disfrutes de la nueva semana
1960/1961, con ocho o nueve años, salimos un compañero y yo de nuestro colegio situado a escaso cincuenta metros de la Giralda, y antes de entrar en el patio de los Naranjos, que era donde nos recogían nuestras madres; a dos o tres metro delante de nosotros nos cae un hombre que se suicidó tirándose desde el campanario de la giralda desde cien metros de altura; nuestros babis se llenaron de gotas de sangre y de sesos del desgraciado suicida.
ResponderBorrarCon trece años, voy a recoger para acompañar a mi hermana mayor que hacía prácticas en un comercio de la calle Sierpes, y esperando en la puerta aparece uno de los dueños, y me dice que entre, cerró la puerta, y me dijo que mi hermana iba a tardar un poco más en salir. De la planta alta donde vivían los dos hermanos -dueños del comercio- con sus respectivas esposas; se escuchaban llantos y gemidos, y a esto que baja uno de los hermanos, ya que el otro acababa de morir, para pedir ayuda a lo que mi hermana se negó, y yo tan pancho subí, y allí sobre la cama estaba el muerto al que ayudé a cambiarle la ropa que tenía puesta por una túnica de la Hermandad de Lanzada, porque había sido el último deseo del recién fallecido.
Yo creo que por esta vivencias de mi niñez, es por lo que me volví inmune a los miedos, y a los que mi mente gestiona perfectamente.
Si te ha gustado, y quieres que te cuente otro caso que no me sucedió a mi, pero yo estaba en ese concurso de pesca participando, cuando otro participante pescó a un ahogado, me lo dices que te lo cuento con todo lujo de detalles. jeje.
Un fuerte abrazo, amiga Lu, y todo lo que te he contado es cierto y verdadero.
¡Vaya situaciones que te han tocado vivir amigo! La del tipo que se suicido frente a tus ojos ¡tremenda! Si pasaste esa, y otras, seguro que eso te ha hecho inmune a los temores.
Borrar¡Y la de pescar un ahogado! Claro que si quieres me la puedes contar. Por suerte yo no soy amante de la pesca.😊
Gracias por compartir estas anécdotas. Y no tengo dudas de que si las cuentas es porque son reales.
Va mi abrazo, Manuel