Paradojas

Tampoco me importa el mío

Y por eso hoy quiero pedirles opinión sobre el nombre que debería ponerle al primer libro que aspiro a publicar. No sé si voy a lograrlo, pero lo estoy intentando. Estoy en la etapa de correcciones y diagramación. 

Lo que pienso publicar estará compuesto por unos 13 poemas y aproximadamente 22 relatos breves, algunos de los cuales están subidos a este blog.  Distintos estilos, debido a mis diferentes momentos de vida. Van desde aproximadamente 1996 a la fecha.

Los nombres que pensé, son los siguientes:

1) Mechadito literario.

2) Para leer en el fondo.

3) Cotidianeidades.

4) Cortitos pero contundentes.

5) Cuentos, poemas y un café.

6) Un libro viajero.

Si tenés ganás, elegí una opción y publicala en los comentarios de este bog, o mandámela por mail,  o llamame por TE...¡Como prefieras!
Como siempre, gracias por leer mi blog. Espero opiniones, críticas y halagos también ¿Vale?

¡Hasta el jueves próximo!  Buena vida.
Lu

Acá no zafás

(para eso  me hice “bloggera”, para publicarme...¡así que leé la entrega Nº 23 de la suelta de mis letritas!) 
Paradojas

Un nuevo día se presenta ante mis ojos adormilados. Mi boca reseca pide a gritos: ¡Agua por favor! Siento demasiada sed en éste amanecer.

 Percibo claramente que afuera hay sol y hace calor. Somnolienta aún me levanto, abro la ventana y me maravillo una vez más ante la visión imponente y majestuosa del Canal Beagle.

Todo indica que si no corro por un vaso de agua, en los próximos segundos estallaré en mil pedazos, y siento entonces este maldito dolor de cabeza a la vez que pienso en esta extraña paradoja que me ofrece la mañana…¡Tanta agua allí fuera, y yo con esta sed desesperada! ¡Tanta luz en mi ventana, y tan oscuros mis pensamientos!

 Me sobresalta, de pronto,  el sonido de algún timbre lejano. Detengo la respiración justo cuando me doy cuenta que el sonido –ni tan lejano-proviene de mi teléfono.

  _ Hola… ¡Hola!..¡Holaaaa!

 Solo me contesta una agitada respiración y una risa perversa.

 Afuera el sol sigue brillando. El silencio en este amanecer dominguero sigue intacto, interrumpido en ocasiones por las bulliciosas aves que festejan tan lindo despertar.

 De nuevo el teléfono y mi maldita cabeza a punto de estallar. Esta vez no atiendo, pero no puedo evitar escuchar el contestador:

“Aunque no contestes sé que estás allí y te voy a atrapar”; decía la voz aquella, que en otras oportunidades escuché pero no quise oír.

Casi al finalizar el mensaje, Él abrió los ojos y a pesar de que afuera el cielo parecía presagiar un oscuro desenlace; sentí la tibieza del sol, oculto ahora tras interminables nubarrones, instalándose en mi alma, al tiempo que una tenue llovizna caía tan lentamente como esos pedacitos de lágrimas resbalando sobre mis mejillas. Justo entonces, su sonrisa feliz me devolvió esa sensación de bienestar que tan solo puede dar el sentirse amado exactamente por quien se ama; esa sensación de luz volviendo a brillar en este cuartito azul que cobija nuestros sueños.

Se incorporó lentamente, desnudándome con la mirada. Me abrazó con tanta tibieza como sólo su piel podía dar, y supe que el amor es justamente eso: La piel sobre la piel; ese maravilloso sentimiento donde se desdibujan los límites y todo parece etéreo, solamente los amantes fundidos en un abrazo conforman el Universo.

Atrapada en su abrazo, sentí que ya nada ni nadie podría molestarme, que él era MI HOMBRE, que nos pertenecíamos desde todas las vidas posibles, que éramos presente y futuro, que ya era tiempo de desprendernos de su pasado oscuro, tan oscuro que nada tenía que ver con su alma, ni con su piel clara y suave, tan suave como sus caricias que me devolvían a la vida en este instante que creí sería eterno.

 Furiosos golpes en la puerta y la misma voz del teléfono aceleran mis latidos y me regresan bruscamente al gris y lluvioso día.  Me doy cuenta que allí fuera, la garúa se convirtió en aguacero, mi reseca garganta no puede articular sonido alguno y otra vez mi cabeza a punto de estallar, sensación que crece al mismo tiempo que aumenta la violencia de los golpes en la puerta.

Es entonces cuando aquella mujer de figura pequeña y desprolija irrumpe en la habitación. Es entonces cuando la aplastante realidad me demuestra lo que no quise ver; pudiendo asociar en ese instante un sinfín de imágenes con circunstancias reales que preferí ignorar.

Ahora la veo…está frente a mi apuntándome con un arma y su mirada demente. Ahora está aquí; reclamando a su hombre –MI HOMBRE- y siento que la felicidad es una sucesión de momentos, y que la sutil diferencia con la infelicidad es esa imperceptible milésima de segundo, ese instante en el cual los aconteceres de la vida cambian y uno empieza a caer en un profundo y oscuro abismo.

Puedo nuevamente ver el arma justo en el preciso momento en que Él se adelanta para cubrirme con toda su piel y ese enorme cuerpo de oso.

Retumba el disparo en la oscuridad del cuartito gris…tambalea, se cae y yo con él.
Allí está una vez más mi piel sobre su piel…
Todavía veo ese hilo de sangre saliendo de su boca…
Oigo las sirenas surgiendo de todas partes…
Todavía siento esta sed desesperada y este maldito dolor de cabeza.