Y por eso, hoy voy a decir que luego de una semana de convivir con adolescentes, vuelvo a asombrarme del paso del tiempo. ¡Hace cuánto que ya mi hija dejó de serlo!
Y no puedo dimensionar ese "cuánto", porque creo que fue hace apenas un par de años que ella pasó por esa etapa tan difícil -para los que adolecen y para las familias- Y me doy cuenta que no : no pasaron un par de años, pasaron ya entre 4 y 6 años...Desde que terminó el colegio, exactamente 6...Y esto viene a cuento porque retumba el tic tac del tiempo en mi cabeza...porque pasan los años, pasa la vida y en lo personal, siento que algunas casas no cambian.
Pero también viene a cuento, porque me parece que es muy difícil criar chicos adolescentes y salir ilesos. Siempre algo se gana y algo se pierde. Y no lo he sentido en el mientras tanto, no me he dado cuenta de ello, pero en una mirada retrospectiva me doy cuenta que cada día tenía que sacar por aquel entonces una carta debajo de la manga, usar una nueva estrategia y continuar el camino.
Y eso es lo difícil creo. No doblegar los propios ideales y valores pero a la vez respetando los de los hijos/hijas para no generar personalidades sumisas, sin identidad ni poder de decisión. No ser autoritarios, pero a la vez marcar la diferencia entre ser los responsables de la vida de nuestros hijos, y los amigos. No ser en tal caso "enemigos", pero tampoco bandearse y ser "pares". Tener la palabra precisa en el momento justo, atendiendo a todo lo que -psicología de por medio- sabemos hoy que le sucede a los humanos en esta etapa de crecimiento.
¡Y cuánto más difícil con los adolescentes que por una u otra razón no tienen a su familia primaria! Difícil para los tutores, digo, para los que deben pasar a cumplir el rol de mamá o papá...De todas maneras, soy una convencida que el amor todo lo puede...que si la siembra fue buena, a la larga se verán los frutos...
Como siempre, gracias por leer mi blog. Espero opiniones, críticas y halagos también. ¿Vale? ¡Hasta el jueves próximo! Buena vida.
La frase para pensar:
El movimiento de las olas, día y noche, viene del mar, tú ves las olas, pero, ¡Qué extraño! No ves el mar.
Rumi
Acá no zafás:
(para eso me hice “bloggera”, para publicarme...¡así que leé la entrega Nº 92/parte 3) de la suelta de mis letritas!)
De trenes y azares I
Es tal el apuro de Luciana que abraza a su hada madrina
al tiempo que se le quiebra la voz diciéndole lo agradecida que está y se sube
al auto, que arranca antes aún de que ella cierre con firmeza la puerta del
vehículo. Solo entonces se da cuenta que ni siquiera sabe el nombre de esa
maravillosa mujer que tanto la ayudó, que no tendrá posibilidad alguna de
comunicarse con ella, ya que no registró su número de teléfono, su mail, ni
dato alguno que le sirva para contactarla una vez que esté relajada y tranquila
en Barcelona.
¿En Barcelona? Se da cuenta que aún no sabe cual es la
próxima jugada del destino y a partir de es instante todo sucede
vertiginosamente.
El chofer, que observa por el espejo retrovisor, intenta
sacar a su pasajera de esa “pesadilla “que parece estar atravesando. Hace comentarios
sobre la velocidad de su auto, el tiempo que tarda habitualmente para realizar
ese camino, habla también sobre el mejor recorrido atendiendo a las condiciones
del tráfico en ese horario. En tanto Luciana, en un ataque mezcla de histeria y
ansiedad, no deja a de mirar el reloj y de suspirar, sin poder prestar atención
a los bien intencionados comentarios del hombre.
¡Semáforo de mierda! Grita sin poder controlarse cuando
se da cuenta que el auto se detiene, y ve rojo fuego, rojo sangre, rojo
“prohibido” pasar…rojo “prohibido llegar”, se dice y rompe nuevamente en
llanto…
A esa altura de los aconteceres, el chofer frunce el ceño y piensa que luego
de haber pasado tantas horas al volante, más el cansancio acumulado en la jornada,
hubiera merecido alguna pasajera más tranquila que esa argentina descontrolada
que le tocó en suerte, y comienza a impacientarse también.
-Señorita, cálmese, que estoy haciendo todo lo posible para
dejarla en Donostia minutos antes de las 19. Que tampoco es mi responsabilidad
si pierde su tren, pues se dará cuenta que la que se metió en semejante embrollo
fue usted solita mujé…
-Si, si…discúlpeme…tiene usted toda la razón…gracias por
intentarlo…perdone…si es cierto, la idiota en tal caso soy yo…
-Qué no tía, tampoco es para tanto…Mire que estamos
llegando y ya está usted un poco mejor. En la próxima calle doblo a la
izquierda y verá la estación de trenes. Aún faltan 2 minutos para las 19…
Saca su billetera, Luciana, busca el pasaje de tren para llevarlo
en la mano, abona la tarifa y deja un vuelto generoso de propina para compensar
al remisero que se portó estupendamente bien.Se arroja del auto, corre en
busca del andén 3, hay demasiada gente…es hora pico y la estación está repleta.
Corre, esquiva valijas, personas. Baja una escalera, pasa por debajo de los
andenes 1 y 2, sigue corriendo en zigzag, tal la cantidad de personas. En un
flash recuerda la misma situación en la estación de Once (Plaza Miserere) y la
maldita misma hora en que debía volver a su casa, en el este de Bs As. Sube de
nuevo, trastabilla en la escalera, alguien la “ataja” para que no termine
rodando por los escalones, pierde su pasaje en el intento de no caerse, gira
desesperada sobre si misma, cuando ve a un niño extender la mano a la vez que
dice “Oiga, que se le ha volado el billete del tren” Recupera su “pase hacia el
reencuentro” y finalmente sale al andén
3…
Llega justo a tiempo…para escuchar el chirrido del “quetrenquetren”
que empieza a acelerar y ver el último vagón del tren que debería haberla
llevado hacia Adrián.
COMO NOTARAS, AMIGA, ESTOY DESESPERADA, POR VER COMO SIGUE LA HISTORIA DE LICILA. ME ATRAPO. ESPERE COMO LOCA LAS 0 HS. ESTA ESTUPENDA, FELICITACIONES.
ResponderBorrarCON RESPECTO A LA INTRO, CREO QUE COMO EN TODAS LAS ETAPAS, A " NOSOTRAS " NOS COSTO MUCHO MAS, SOBRELLEVARLA, NO TE PARECE ?
BUENO, ESPERO QUE LLEGUE PRONTO EL JUEVES PROXIMO...........
BESOS
LA UBALDON
Hoy un poco antes que las otras veces, de regreso de un viaje más que relámpago a RG. Me encuentro con esta intro dedicada a esa etapa en la que se adolece la vida, se es muy grande para ser chico y muy chico para ser grande. Esa instancia dolorosa todos los seres humanos que llegamos a mayores la hemos padecido, algunos logramos salir indemnes del trance y otros lo siguen remando, pero hay otros que no salen nunca de él y son «adolescentes viejos». En fin a mí me tocó capearla solita, y creo que me fue bastante bien (podría haber salido peor, jajajaja). La historia va bárbara, esperaré el jueves para seguir sufriendo con Lucila, a ver si llega o no a su cita. Te debo una llamada, besos,Evy
ResponderBorrarQue pasa con la historia???? sigue??? o realmente no lo encontró???.... parecia que lo iba a tomar...Besos
ResponderBorrarMmmmmm...anónimo o anónima: NO TODO ES LO QUE PARECE...¿no crees?
ResponderBorrar¡Genial el suspenso! es lo que esperaba lograr...No se impacienten... La historia sigue, pero no se sabe bien aún hacia donde va ¿O si?
¡Gracias por los comentarios, por acá y por correo electrónico. Este relato ha generado mucha expectativa, y eso creo está bueno.