Tampoco me importa el mío
Por eso hoy voy reflexionar sobre los piropos y las groserías. Sin dudas, estos pensamientos surgen a raíz de la desafortunada frase de Macri que pasó a ser noticia tapa de varios diarios nacionales. Imagino que ya todos y todas saben de que se trata, pero, por si acaso, copio y pego un fragmento de lo dicho:
"En el fondo, a todas las mujeres les gusta que les digan piropos. Aquellas que dicen que no, que me ofende.no les creo nada. Porque no hay nada más lindo que te digan: 'Qué linda sos". Y agregó: "Por más que te digan alguna grosería, como 'qué lindo culo que tenés'.
En primer lugar, me pregunto si Macri entiende el significado de la palabra Piropo. Luego, no creo que ninguna mujer se ofenda porque le digan un piropo. ¡Todo lo contrario! Pero, y esto va a modo de pregunta, ¿en los tiempos que vivimos, los hombres dicen piropos?
La verdad es que no lo sé, recuerden que vivo en Ushuaia, y sus habitantes en general hemos adoptado la característica insular...casi casi nos convertimos en islas, a pesar de que cada vez esas islas que somos estemos más apiñadas. (Tema para otra intro)
Lo que digo, es que por aquí no se escuchan piropos...¡si groserías varias! Tampoco sé que sucede con los y las jóvenes...No he tenido tiempo de charlar con mi hija al respecto...Ella no tuvo tiempo de reunirse conmigo en realidad....
Lo que sí sé, es que aún a mis años, veo las miradas codiciosas o lujuriosas de los hombres...No veo en tal caso miradas de admiración, no escucho palabras tiernas que nos hagan sentir Diosas del Olimpo. Más bien te hacen sentir una trabajadora sexual, lo cual no estaría mal si es el oficio que una ha elegido. De lo contrario, no me parece halagador escuchar cosas como: ¡Cómo te daría mamita! ¡Qué culo! etc
Y no me la doy de puritana, ni me molesta que en la intimidad mi pareja pueda decirme eso y mucho más y podamos jugar hasta el límite que nos de nuestra imaginación. Pero otra cosa es andar por la calle y sentirte un culo o unas tetas....
Y da para mucho este tema...creo que lo voy a continuar, porque esto es apenas un par de reflexiones, una punta para desarrollar el tema de fondo que es la sociedad machista en que vivimos, a pesar de que en el discurso se intente decir de los avances logrados.
Para finalizar, recuerdo con una sonrisa siempre, lo que me dijo alguien una vez, cuando yo tenía unos veintitantos años. Caminaba por una vereda porteña, paró un auto, se bajó un muchacho muy joven también y me dijo: Disculpame, por esta zona ¿donde hay una juguetería? No por acá no hay, respondí y el con una sonrisa magistral me dijo: ¡Pero es que necesito devolverles esta muñeca que camina por las calles!
Como siempre, gracias por leer mi blog. Espero opiniones, críticas y halagos también ¿Vale? ¡Hasta el viernes próximo! Buena vida
Frases para pensar: Hoy 4 del Gabo, a modo de homenaje.
" La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado"
"El día que me sienta mal no me pongo en manos de nadie. Me boto yo mismo en el cajón de la basura."
"Cultura, es el aprovechamiento social del conocimiento"
"El sexo es el consuelo que le queda a uno cuando ya no le alcanza el amor."
Hoy zafás:
Sí. Hoy no publico mis letritas. Los motivos son varios, pero, el más importante es -al igual que con las frases- despedir a Gabriel García Márquez. Es un cuento corto. En lo personal, solamente me parece un relato simpático. Pero, lamentablemente por una cuestión de espacio, no puedo publicar alguna de sus fantásticas novelas. Dentro de mis preferidas. "El amor en los tiempos del cólera","Crónica de una muerte anunciada" y "Memorias de mis putas tristes"
Ladrón de sábado
Hugo, un ladrón que sólo roba los fines de semana, entra en una casa un sábado por la noche. Ana, la dueña, una treintañera guapa e insomne empedernida, lo descubre in fraganti. Amenazada con la pistola, la mujer le entrega todas las joyas y cosas de valor, y le pide que no se acerque a Pauli, su niña de tres años. Sin embargo, la niña lo ve, y él la conquista con algunos trucos de magia. Hugo piensa: «¿Por qué irse tan pronto, si se está tan bien aquí?» Podría quedarse todo el fin de semana y gozar plenamente la situación, pues el marido -lo sabe porque los ha espiado- no regresa de su viaje de negocios hasta el domingo en la noche. El ladrón no lo piensa mucho: se pone los pantalones del señor de la casa y le pide a Ana que cocine para él, que saque el vino de la cava y que ponga algo de música para cenar, porque sin música no puede vivir.
A Ana, preocupada por Pauli, mientras prepara la cena se le ocurre algo para sacar al tipo de su casa. Pero no puede hacer gran cosa porque Hugo cortó los cables del teléfono, la casa está muy alejada, es de noche y nadie va a llegar. Ana decide poner una pastilla para dormir en la copa de Hugo. Durante la cena, el ladrón, que entre semana es velador de un banco, descubre que Ana es la conductora de su programa favorito de radio, el programa de música popular que oye todas las noches, sin falta. Hugo es su gran admirador y. mientras escuchan al gran Benny cantando Cómo fue en un casete, hablan sobre música y músicos. Ana se arrepiente de dormirlo pues Hugo se comporta tranquilamente y no tiene intenciones de lastimarla ni violentarla, pero ya es tarde porque el somnífero ya está en la copa y el ladrón la bebe toda muy contento. Sin embargo, ha habido una equivocación, y quien ha tomado la copa con la pastilla es ella. Ana se queda dormida en un dos por tres.
A la mañana siguiente Ana despierta completamente vestida y muy bien tapada con una cobija, en su recámara. En el jardín, Hugo y Pauli juegan, ya que han terminado de hacer el desayuno. Ana se sorprende de lo bien que se llevan. Además, le encanta cómo cocina ese ladrón que, a fin de cuentas, es bastante atractivo. Ana empieza a sentir una extraña felicidad.
En esos momentos una amiga pasa para invitarla a comer. Hugo se pone nervioso pero Ana inventa que la niña está enferma y la despide de inmediato. Así los tres se quedan juntitos en casa a disfrutar del domingo. Hugo repara las ventanas y el teléfono que descompuso la noche anterior, mientras silba. Ana se entera de que él baila muy bien el danzón, baile que a ella le encanta pero que nunca puede practicar con nadie. Él le propone que bailen una pieza y se acoplan de tal manera que bailan hasta ya entrada la tarde. Pauli los observa, aplaude y, finalmente se queda dormida. Rendidos, terminan tirados en un sillón de la sala.
Para entonces ya se les fue el santo al cielo, pues es hora de que el marido regrese. Aunque Ana se resiste, Hugo le devuelve casi todo lo que había robado, le da algunos consejos para que no se metan en su casa los ladrones, y se despide de las dos mujeres con no poca tristeza. Ana lo mira alejarse. Hugo está por desaparecer y ella lo llama a voces. Cuando regresa le dice, mirándole muy fijo a los ojos, que el próximo fin de semana su esposo va a volver a salir de viaje. El ladrón de sábado se va feliz, bailando por las calles del barrio, mientras anochece.
Gabriel García Márquez |
Hola, bienvenida a la Isla de los aislados. Espero que tus vacaciones hayan sido positivas a pesar del estado gripal en el que te encuentras.
ResponderBorrarRespecto de la intro diré que fue el tema de todos los noticieros, para colmo la metida de pata fue justamente en una radio de Ushuaia que le hacía una entrevista al jefe de gobierno porteño, fue sólo de metiche nomás, porque no le preguntaron nada a él sino que era el comentario del día, y la verdad que su intervención fue de lo más desafortunada, quedó como lo que es un estúpido en un cargo que le queda muy grande. Un papelón total.
Y sí, ya no hay piropos que no lleven adosada alguna grosería. Es lamentable pues yo recuerdo que allá en los dieciocho de mi juventud alguien me dijo esto: «Adiós, ojos de asombro». Y ya en mi madurez cuando iba con la hija de una amiga en Río Grande, me dijeron esto: «Señora, ¿no le da verguenza, tan grande y con muñeca?» Como ves, todavía por ahí queda algún piropeador.
El cuento de GGM está bueno, sencillo y con final feliz, me gustó. Que te mejores amiga, besos, Evy
Los piropos no abundan por lo menos para mí. Sin embargo comparto uno que me dijeron hace poco. Frente a mí había una moto importante. Un señor que pasaba me preguntó " ¿esa moto es tuya? Ante mi negativa respondió ", Perdón, pensé que una moto tan linda debía tener una dueña muy linda también". No hay que perder las esperanzas. Todavía queda algún galante por ahí. Un beso. Estela
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