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viernes, 10 de noviembre de 2023

Abandonada

Tampoco me importa el mío
Tengo el alma estrujada, el corazón agujereado, dolor de estómago y una terrible desazón. 
Nada que no sepan quienes por aquí se asoman. He oído atrocidades en los noticieros casi como al pasar, pero las he oído.
¡Malditas guerras!
Con nadie pero mucho menos con niños, niñas, y hasta bebés. 
¡CON LAS INFANCIAS NO!
Y no estoy en éste o aquel lado. 
¡Estoy en contra de las masacres, de la dominación de unos pueblos sobre otros, de las torturas, de las muertes sin sentido de personas civiles!
Entonces, mi alma llora y encuentro refugio en bellas imágenes e historias de animales, en el amor que nos profesan y pienso qué tanto mejor sería la humanidad si aprendiéramos de ellos.
Y es lo que hoy quiero compartir para contrarrestar esas terribles noticias y poner un toque de ilusión y alegría en esta casita que con ustedes comparto. 
Arranco con este maravilloso vídeo:
Sigo con un par de fotos para demostrar que los perros y gatos pueden quererse y respetarse. 
En todo caso...
¡Ojalá las personas aprendieran a llevarse como ellos!
      Ambas imágenes las tomé de https://expertas.supermercadosdia.com.ar/
Y para finalizar dos cortos de chimpancés ¡alucinantes! El amor de uno al  reencontrarse con su familia humana, y el agradecimiento del otro para con el fotógrafo que lo ayudó a beber.
    
¡Hay tanto para ver que me parece que la próxima edición irá de lo mismo:
¡Amor del bueno ! 
Gracias por pasar. Hasta el viernes próximo, o hasta cuando gusten volver.
 Lu
Esa Musiquita en el recuerdo
                                            Acá no zafás:
(por eso me hice “bloggera”, para publicarme...entrega Nº501 de la suelta de mis letritas)
Abandonada
Las campanadas de la iglesia anuncian que ya son las 9 de la noche.
No logro comprender aún porque te fuiste.
Repaso los hechos del día, busco detalles en mi mente…mi cabeza va a estallar.
Saliste decidido, como siempre, te saludé como cada mañana y entré a desayunar. Lo de siempre también: Jugo exprimido, tostadas untadas con queso crema (2) y un cortado en jarro grande.
Luego, las cotidianeidades mías. Revisar los mail, leer los titulares, ducharme, mi hora de gimnasio, mas dos horas de trabajo. Estuve muy concentrada esta mañana, trabajando en el capítulo final de mi nueva novela, que –ironías del destino- se va a titular Abandonada…
No, claro que no hablo de este abandono reciente, hablo de los abandonos de la vida en general. Y en ese punto estaba, cuando me di cuenta que tenía hambre, que eran las 13:30 hs y vos no te habías anunciado de ninguna manera. Para esa hora siempre volvías y almorzábamos juntos.
Entonces, comencé a buscarte…
Mentalmente en principio. Intentando saber que pude haber hecho mal, intentando recordar los hechos puntuales de la última semana…
Recordé mi enojo por el desastre que habías hecho en el baño, dos días atrás y tu mirada silenciosa ante mis gritos desaforados…recordé el lunes, cuando regresaste de la calle todo embarrado y volví a gritar como loca…y otra vez tu mirada silenciosa.
También repasé mentalmente nuestros momentos felices, los paseos por el parque. Las noches acurrucados cerquita de los leños encendidos…Y esa conexión tan nuestra, tan fuerte que presumía yo al menos y, ahora pienso, no era tal…
Tomé un té a modo de merienda. No pude probar bocado.
Pensé que una foto podría ayudarme a encontrarte…Busqué la última, esa que nos sacamos hace apenas una semana, cuando estrenamos la nueva reposera, y te advertí que la cuidaras mucho…
Y lloré….no pude evitarlo, a medida que pasaban las horas mi angustia se convertía en nudo en la garganta, dolor de estómago y lágrimas resbaladizas… 

¿Otra vez las campanadas de la iglesia?
Miro la hora. Sin dudas me he dormido, llorando tu ausencia, pues mi reloj marca las 22:30. 
Entonces... 
siento que en el jardín hay sonido de pisadas sobre las hojas secas, corro hacia la ventana y te veo, cansado…asustado…tocando la puerta.
¡Volviste! Ya no me importa donde puedas haber estado, ya no me importa porque te alejaste tanto, ya no me importa siquiera que estés todo sucio. 
Te abrazo, y tu mirada silenciosa de siempre y tus orejitas caídas y esa carita de pedir perdón por la travesura.
Y me río como loca, y te digo:-¡Adentro Totó! Ya vamos a hablar de esto. Ahora, mejor que comas la rica polenta que te preparé y ese huesito de ayer que aún te espera en el plato. Y por cierto, te voy a dar agua fresquita y luego un buen baño.

Es casi medianoche. 
Luego de tan largo día, duerme Totó acurrucado y tierno en su almohadón, al pie de mi cama. 
Repaso el capítulo final de “Abandonada” y apago la luz.