Tampoco me importa el mío
A mi me pasa...Y desde hace tiempo. Sólo que por estos días, los aconteceres que voy a narrar son muy frecuentes...
¿Demasiado quizás? Mmmmmm ¡Cómo saberlo!
Hace apenas unas mañanas salgo de casa para ir a pilates, sobre la hora o más bien casi tarde, subo a mi coche y me doy cuenta de que olvidé algo.
Bajocorroentroacasa, subo escaleras, buscobajocierropuerta y, desde mi jardín no veo el coche.- ¡Ohhhh! No está mi auto...¿Qué puede haber pasado? En una milésima de segundos trato de entender, a sabiendas de que nadie lo ha robado, de momento eso no sucede aquí en mis pagos. Giro mi vista hacia ambos lados y lo veo. Prolijamente estacionado casi en la esquina, yo vivo a mitad de cuadra...
En este punto necesito decir que mi calle tiene un declive, si no pronunciado, se da en toda la cuadra. Baja levemente hacia la esquina en que fue a parar mi auto.
¿Hace falta decir que al salir del coche, apurada, no me di cuenta de que no lo estaba estacionando correctamente? Y, vale la aclaración, manejo desde hace una vida y también desde entonces vivo en esta calle.
Menos mal que ningún vecino está a esa hora de la mañana! De lo contrario, sin dudas, mi auto habría chocado con el que estuviera estacionado.
Otra mañana, a punto de salir también, decido ponerme crema de manos. Busco el pomo, lo abro, me pongo una cantidad generosa y, al frotar las manos entre si, noto que la consistencia de la crema es extraña, que no es la habitual, que ...¡arrastra algunos bellos de mi antebrazo! Pues sí, me había puesto crema depilatoria!
Ahora, mi vista funciona de maravillas, yo miré el pomo que abrí y del cual saqué la crema...¡Lo estaba viendo!..
En una ocasión, esto sucedió el año pasado, llamé a una amiga para conversar mientras desayunaba. Habilito el altavoz para poder hacer ambas cosas, desayunar y hablar digo.
Dejo el teléfono sobre la mesa, me sirvo el café, la leche y me levanto para buscar el queso crema que no había sacado aun de la heladera.
En ese instante, recuerdo que no apagué la luz del hall de entrada y salgo de la cocina, siempre hablando por teléfono, para apagar dicha luz.
Y de pronto, estallo en carcajadas y escucho a mi amiga, más lejos claro pues el teléfono estaba en el desayunador, riendo también diciendo ¡Lu! ¿ahora qué hiciste? Pues...¡si me hubieran visto! ¡Iba muy oronda hacia la llave de luz, "hablando por el pote de queso crema" !
Ni hablar de las veces que busco el celular para pasar el número de algún contacto y le digo a mi interlocutor/a, -"para para, ya te lo doy, es que no encuentro mi teléfono" Y la risa del otro lado con respuestas tipo "Mirá en tu oreja", o "Boluda con qué me estás hablando" etc.
Y la más reciente. Me levanto "de madrugada", mi turno con la ecografista es a las 9, hago todo a una velocidad inusual y detestada por mi. Llego cinco minutos antes de la hora y al ver la cara de sorpresa de la secretaria me doy cuenta: ¡El turno era al día siguiente! (Es decir el día que estoy escribiendo esta "entrada distraída" Ya fui, me hice el estudio y ya volví.)
Y la más graciosa, que recuerdo, sucedió hace un par de años y va como "frutilla del postre"
En uno de mis controles anuales de salud, tengo que juntar primera orina de la mañana. Por temor a olvidarme, tapo el inodoro y dejo el frasquito pertinente sobre la tapa. Sin dudas no se me pasaría por alto, por dormida que esté a la mañana siguiente, que debía recolectar mi pis para el laboratorio.
Entonces, me voy a dormir tranqui. Al sonar la alarma por la mañana, me levanto con muchas ganas de orinar, tomo el frasquito que está sobre la tapa del inodoro, levanto la tapa, me bajo la bombacha, me siento, con el frasquito aun en las manos, y hago pis...
Y podría seguir contando sobre mis despistes. Pero no creo que hagan falta...Ya dice el dicho,"un botón basta de muestra" y en este caso, fueron varios...
Me río, y mucho, y lo cuento a los cuatro vientos. Siempre. Es esa manera mía de ver la vida bajo el cristal del optimismo...
Espero que estén sonriendo y, habrá quienes, estén ahora mismo recordando sus propias "anécdotas distraídas".
¿Demasiado quizás? Mmmmmm ¡Cómo saberlo!
Hace apenas unas mañanas salgo de casa para ir a pilates, sobre la hora o más bien casi tarde, subo a mi coche y me doy cuenta de que olvidé algo.
Bajocorroentroacasa, subo escaleras, buscobajocierropuerta y, desde mi jardín no veo el coche.- ¡Ohhhh! No está mi auto...¿Qué puede haber pasado? En una milésima de segundos trato de entender, a sabiendas de que nadie lo ha robado, de momento eso no sucede aquí en mis pagos. Giro mi vista hacia ambos lados y lo veo. Prolijamente estacionado casi en la esquina, yo vivo a mitad de cuadra...
En este punto necesito decir que mi calle tiene un declive, si no pronunciado, se da en toda la cuadra. Baja levemente hacia la esquina en que fue a parar mi auto.
¿Hace falta decir que al salir del coche, apurada, no me di cuenta de que no lo estaba estacionando correctamente? Y, vale la aclaración, manejo desde hace una vida y también desde entonces vivo en esta calle.
Menos mal que ningún vecino está a esa hora de la mañana! De lo contrario, sin dudas, mi auto habría chocado con el que estuviera estacionado.
Otra mañana, a punto de salir también, decido ponerme crema de manos. Busco el pomo, lo abro, me pongo una cantidad generosa y, al frotar las manos entre si, noto que la consistencia de la crema es extraña, que no es la habitual, que ...¡arrastra algunos bellos de mi antebrazo! Pues sí, me había puesto crema depilatoria!
Ahora, mi vista funciona de maravillas, yo miré el pomo que abrí y del cual saqué la crema...¡Lo estaba viendo!..
En una ocasión, esto sucedió el año pasado, llamé a una amiga para conversar mientras desayunaba. Habilito el altavoz para poder hacer ambas cosas, desayunar y hablar digo.
Dejo el teléfono sobre la mesa, me sirvo el café, la leche y me levanto para buscar el queso crema que no había sacado aun de la heladera.
En ese instante, recuerdo que no apagué la luz del hall de entrada y salgo de la cocina, siempre hablando por teléfono, para apagar dicha luz.
Y de pronto, estallo en carcajadas y escucho a mi amiga, más lejos claro pues el teléfono estaba en el desayunador, riendo también diciendo ¡Lu! ¿ahora qué hiciste? Pues...¡si me hubieran visto! ¡Iba muy oronda hacia la llave de luz, "hablando por el pote de queso crema" !
Ni hablar de las veces que busco el celular para pasar el número de algún contacto y le digo a mi interlocutor/a, -"para para, ya te lo doy, es que no encuentro mi teléfono" Y la risa del otro lado con respuestas tipo "Mirá en tu oreja", o "Boluda con qué me estás hablando" etc.
Y la más reciente. Me levanto "de madrugada", mi turno con la ecografista es a las 9, hago todo a una velocidad inusual y detestada por mi. Llego cinco minutos antes de la hora y al ver la cara de sorpresa de la secretaria me doy cuenta: ¡El turno era al día siguiente! (Es decir el día que estoy escribiendo esta "entrada distraída" Ya fui, me hice el estudio y ya volví.)
Y la más graciosa, que recuerdo, sucedió hace un par de años y va como "frutilla del postre"
En uno de mis controles anuales de salud, tengo que juntar primera orina de la mañana. Por temor a olvidarme, tapo el inodoro y dejo el frasquito pertinente sobre la tapa. Sin dudas no se me pasaría por alto, por dormida que esté a la mañana siguiente, que debía recolectar mi pis para el laboratorio.
Entonces, me voy a dormir tranqui. Al sonar la alarma por la mañana, me levanto con muchas ganas de orinar, tomo el frasquito que está sobre la tapa del inodoro, levanto la tapa, me bajo la bombacha, me siento, con el frasquito aun en las manos, y hago pis...
Y podría seguir contando sobre mis despistes. Pero no creo que hagan falta...Ya dice el dicho,"un botón basta de muestra" y en este caso, fueron varios...
Me río, y mucho, y lo cuento a los cuatro vientos. Siempre. Es esa manera mía de ver la vida bajo el cristal del optimismo...
Espero que estén sonriendo y, habrá quienes, estén ahora mismo recordando sus propias "anécdotas distraídas".
Gracias por pasar por aquí. Espero opiniones, críticas y halagos también ¿Vale? Hasta el viernes próximo. Buena vida y BUENA VIBRA.
Frases: 3 más de Les Luthiers
Si la montaña viene hacia ti...¡Corre! Es un derrumbe
Hay un mundo mejor...pero es carísimo
No tomes la vida en serio, al fin y al cabo no saldrás vivo de ella.
Acá no zafás:
(por eso me hice “bloggera”, para publicarme... ¡así que leé la entrega Nº 290 de la suelta de mis letritas!)
Oración a Mnemósine
Madre de las nueve Musas
no me abandones mi Señora
no quiero olvidar el pasado
de él vengo y por él Soy
No quiero olvidar el presente
para vivir cada día
y saber adonde voy...
¿Cómo reconocerme en los otros
si olvido sus nombres, sus rostros?
¿Cómo reconstruir las historias?
Por eso te pido
Mnemósine
déjame beber de tu fuente
no me dejes sin memoria
arrúllame entre tus brazos
trenza en mi cabellera
despacio, que no se suelten,
mis recuerdos
mis ideas
mis sueños
mis ideales
¡Trenza mi vida entera!
¡Hola Lu!
ResponderBorrarAquí en España, buenos días. Son las 9-y acabo de leer tu texto y te juro que me ha sacado más de una sonrisa.
Que bueno, que requete bueno, reina, de gusto comenzar la mañana con tus letras que son un bálsamo y esto ayuda a sanar alma y cuerpo, te felicito y te digo, gracias mil veces gracia.
Ha sido un placer pasar por esta tu casa, donde la sonrisa está garantizada.
Y te dejo mi abrazo largo y fraterno junto a mi gratitud y estima.
Ten un feliz fin de semana.
Que lindo texto, Lucía. Con esos olvidos que todas tenemos y a veces nos hacen reírnos de nosotras mismas...buscando un fresquito vacío que una debería estar llenando o hablando con un pomo de crema... Reírse de uno mismo es el mejor camino, después de todo, para aliviar tensiones o broncas, que es lo que abunda. Un abrazo
ResponderBorrarBuenas noches Lucía, por aquí con lluvia y con un movimiento sísmico hoy a la 10 de la mañana que me pescó a medo despertar creyendo que era un trueno por la vibración de los vidrios de mi ventana, pero sucede que los truenos no levantan los pies de la cama y la dejan caer como pasó. Total desconcierto hasta que me entero por los medios de lo sucedido, que no sucedía desde 1886. Cosas que pasan.
ResponderBorrarCon respecto a tus anécdotas de despiste también tengo un cajón lleno, buscar los lentes y tenerlos puestos, guardar un repasador en la heladera y dejar la mermelada en la mesada, pensar que es jueves y resulta que es martes, etc. etc. etc. Es bueno saber que estas cosas le pasan a mucha gente, aunque dice el refrán: «mal de muchos, consuelo de tontos» Me siguen gustando las frases de los genios y también mucho tu poema invocando a la madre de las musas, besos, Evy
Ay, Lu, qué divertido, siempre he sido bastante despistada, lo que ocurre ahora es que ese despiste de serie se alía con algunos cortes temporales de memoria, los míos y los de Xavi, claro, y a veces esta casa parece el "Club de la comedia"
ResponderBorrarTengo que reconocer que eso de estar buscando algo y tenerlo a la vista o en las manos, o buscar las gafas y tenerlas puestas es el número predilecto de Xavi.
Nos reímos como haces tú, Lu, que se le va a hacer, y nos unimos a tu hermosa invocación a la Musa para que nos conserve la memoria, eso sí selectiva desde ya.
Lo de la montaña de los Luthiers me soltó la carcajada, Lu, y lo de no tomarnos en serio eso es mi filosofía de vida.
Ah, Lu, para los nombres y los rostros soy un auténtico desastre, así que imploro como tú a la madre de las nueve Musas que no me abandone.
Un abrazo grandote y un achuchón para Calabacita.