viernes, 25 de enero de 2019

En un minuto...¡la vida!

Tampoco me importa el mío
Quien sabe porqué vino a mi memoria la frase típica que usaban las madres cuando no podían, o no querían, poner algún límite a sus hijos o hijas:
"Cuando venga tu padre vas a ver"
Y quiero creer que hace ya años dejó de usarse, quiero creer que hace ya años las mujeres, el Estado y la sociedad en su conjunto, fueron cambiando su paradigma de patriarcado por otro más justo, por la idea y el convencimiento de que hombres y mujeres deben ir "juntos a la par"
Quiero creer...y la realidad en ocasiones me da una cachetada.
Tal vez haya mujeres que sigan pensando al hombre como autoridad, como la voz que se obedece, como el que puede hacer su vida como más le guste y nadie debe hacerle reproches. 
Y, con certeza, hay mujeres que naturalizan el hecho de que los hombres sean infieles.  A tal punto que oí por allí decir que "todos los hombres hacen lo mismo".
Y no hablo del siglo pasado, hablo de estos años que estamos transitando...
Estos años en los que, por suerte, hay un colectivo de mujeres luchando para cambiar el paradigma, para romper las cadenas que por siglos nos hicieron "sumisas y obedientes", nos hicieron creer que los hombres como "proveedores" podían hacer con nosotras lo que quisieran, que podrían decirnos "puta" , tanto hombres como mujeres, si usábamos una minifalda o un gran escote. Y no solo eso, peor que eso aun: si nos violaban era por nuestra culpa, por ser provocadoras. En tanto ellos salían a "picotear" por aquí y por allá esperando que en casa "la comida estuviera lista y servida" cuando volvían.
Y me doy cuenta que hablo en pasado porque, como dije, es lo que quiero creer. Pero racionalmente sé que aun gran parte de las sociedades siguen considerando esas premisas.
Y la lucha por reivindicaciones femeninas seguirá y habrá que sumar conciencias y se me escapa el llanto cuando leo que 
En lo que va del 2019, hubo 17 femicidios en Argentina.
Pueden ver la nota completa en 
https://www.airedesantafe.com.ar/sociedad/lo-va-del-2019-hubo-17-femicidios-argentina/
Pueden leer la nota de ese enlace o  googlear "femiciodios 2019 en Argentina" No van a poder creer en las noticias...Es un verdadero horror.
Y habrá quienes sigan pensando:" bueno, pero se lo buscaron", y habrá quienes empiecen a tomar conciencia de qué hablamos cuando hablamos de sociedad patriarcal, de machismo y qué queremos combatir las mujeres que nos decimos y verdaderamente somos feministas. Tanto que amamos a los hombres y detestamos a "los machos"
Tan feministas, tan mujeres, que sabemos que "nada como ir juntos a la par"
Cabe tal vez la aclaración de que hay mujeres machistas y hombres que también son feministas. Porque ser feminista o machista no es cuestión de  género. 
Esos hombres feministas nos acompañan y aman tanto a las mujeres que saben que nada es mejor en la vida de a dos que "ir juntos a la par".
Gracias por pasar por aquí. Espero opiniones, críticas y halagos también ¿Vale? Hasta el viernes próximo. Buena vida y BUENA VIBRA. 
 Lu
Frases: ¡otra vez Lucía Porta!
Escribo lo que siento. Así es como soy, por lo tanto estarán los que acuerden y los que no. Los unos se quedarán...lo otros partirán hacia otro blog.

Eso es la vida, una sucesión de principios y finales...
Hasta la partida de la que se vuelve, únicamente, en el recuerdo de los otros

Si has llegado al final de una meta prepárate para iniciar otra que “camino se hace al andar”, como bien dice el poeta.
Acá no zafás: 
(por eso  me hice “bloggera”, para publicarme... ¡así que leé la entrega Nº 304 de la suelta de mis letritas!) 
NOTA: Pido disculpas a quienes ya han leído hace un par de años este relato. Pero decidí publicarlo porque me parece que el tema de esta entrada lo merita.
En un minuto... la vida
_ ¡Mierda! dijo, me empujó, lanzó una piña al aire y se fue maldiciendo. 
Las doce en punto y yo, tiesa en medio del bulevar, en la media sombra de los lapachos, entre  la media tinta de mi vida y su vida, en el mediodía caluroso de Rosario, en la mitad justa entre el pasado y el presente, sin vislumbrar el futuro. Pero básicamente, tiesa en medio de mis inseguridades y mis no decisiones que giraban metiéndome en el medio de círculos concéntricos,  como si un viento huracanado me estuviera "chupando". 
Y sentí miedo...ese miedo que está grabado en las células y que se arrastra por generaciones, hasta que algún valiente de la familia se decide a enfrentar los fantasmas y termina con la mala vibra. Ese miedo asociado a la soledad, ese miedo a perderlo todo que ni siquiera te permite darte cuenta de que no tenés nada...
Ese miedo de saber que "sos tu todo" , y que de tus decisiones depende tu próximo segundo y el resto de tus días. 
Ese miedo...Ese maldito miedo a su furia descargada sobre mi nariz, mis ojos, mi vientre que empieza a redondearse, y sus manos de gigante posándose sobre cualquier sitio de mi pequeña humanidad...Ese miedo de mierda, de medio a medio,  de miradas destilando veneno y marcándome "culpable". 
Entonces, en ese estado de parálisis, sentí como si un pececito nadara dentro mío, sentí una brisa tibia inundándome...
Me cubrí la panza con ambas manos, le grité con todas mis fuerzas y una voz nueva: ¡¡Hijo de putaaaaaaaaaaaaa!! y me mezclé con ese grupo de jubilados que hacían un tour guiado, hasta que lo perdí de vista. A las doce y un minuto marqué, a pesar del temblor de mis manos, el número del Instituto Municipal de la Mujer...

3 comentarios:

  1. Lucía, de nuevo tu escrito de este 25 me emociona, y mucho por distintas razones, se cumplieron en este día 19 años de la muerte de mi primer esposo, padre de mi hijo. Y, casi como una casualidad macabra, tres años de la pérdida de mi posible primer nieto en su séptimo mes de gestación.
    Terrible día para mí el 25 de enero de todos los años. Pero bueno, tu tema es otro, y realmente es más que preocupante, horrible ver día a día las noticias donde siempre una mujer es la protagonista de algún hecho aberrante. Solamente quien ha estado dentro del infierno puede hablar de él. Yo estuve, y sé que es muy difícil de salir, así como le cuesta pensar a la protagonista de tu relato, sopesando los pro y los contra de terminar con una relación enferma. He aquí la cuestión, que me puso frente al espejo un profesional hace muchos años. «Su esposo está enfermo porque le pega, y usted está enferma porque lo permite» Fue tan claro tan tremendamente cierto, nunca lo había pensado. Ahora, ya fuera del infierno hace muchos, muchos años, me pregunto, ¿Por qué las mujeres nos dejamos enfermar por nuestro agresor hasta el punto de creer que no volverá a suceder? Creer en el idilio posterior a la ofensa y la agresión que ya hemos visto terminan muchas veces en la morgue. ¿Es acaso falta de autoestima, o esa educación machista, que oh casualidad la imparten mujeres, madres de hijas a las que se les enseñaba y y hoy aún se ve pero menos, todas las tareas del hogar mientras el «nene» era atendido como un rey de la casa igual que papá?
    Ese tipo de educación patriarcal arruinó la vida de millones de mujeres a punto tal que hoy cuando ven o leen algo referente a una violación o un crimen dicen: «Algo habrán hecho, andan con esas ropas mostrando todo, entonces se lo merecen» ¡Horror, espanto, nuestras propias congéneres disculpando lo imperdonable! Y todo sigue peor porque los hombres, los buenos hombres, que los hay, se sienten ofendidos e involucrados en una lista de perversos que no son para nada ellos. La justicia ya tiene los ojos bizcos de tanta barbarie, no se salva nadie, ni bebas, ni niñas, adolescentes, maduras o ancianas, el ataque es a todas. Y ya no se trata de feminismo o machismo sino de humanidad, todos somos humanos y deberíamos ir como dice la canción que mencionas, «juntos a la par» ni un paso atrás ni adelante, juntos, como dice otro poeta, «en la calle codo a codo somos mucho más que dos» Ojalá esto se cumpla alguna vez, no hagamos del mundo una división como en los animales, machos y hembras, sino seres humanos con distinto sexo pero con los mismos derechos y obligaciones para que la vida nos sea algo mejor.
    Me siguen gustando tus frases, seguí armándolas, están muy buenas como tu relato que no por conocido me sabe mejor, besos, Evy

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  2. Querida, Lu, lo primero, me conmovio tu relato, buenísimo, contenido y tremendo a la vez, y con ese final tan luminoso y esperanzador.

    Conozco muy bien el tema de las mujeres maltratadas, por suerte no por experiencia propia, sino porque ayudé a Xavi a documentar un libro de los primeros que se escribieron en Espña sobre el tema, y grabamos testimonios de las supervivientes estremecedores.

    Oímos como el maltratador es un hombre maravilloso fuera de casa y un monstruo dentro...Como las familias y el entorno a veces no sabe nada, a veces no quiere saber...

    Nos hablaron de las humillaciones, cómo les cuesta salir del agujero en el que él las ha ido encerrando, primero aislándola de su familia y amigos, luego haciéndola sentir inútil... Muchas veces son los hijos los que les dan la fuerza para huir de su agresor...

    Para poner un poco de humor, te diré que en mi casa eso de "cuando venga tu padre..." nada de nada con mis hijos. Es más cuando su padre les decía algo, me miraban a mí y me decían, ¿es así, mamá?

    Fue bien, porque luego más tarde tuve que hacer de mamá y de papá a la vez.

    Muy de acuerdo con tus frases. Me encanta como eres y como escribes, Lu, así que, si mis afectos no me lo impiden de nuevo, seguiré viniendo por aquí con mucho placer.

    Un abrazo,

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  3. Querida amiga, es posible que hayas puesto el dedo en la llaga de muchas. Un enfermo no busca cura a veces hasta que es muy tarde, desidia, miedo a la soledad, inseguridad, no importa, la puerta hay que abrirla desde dentro, porque le hemos puesto un gran picaporte y no nos permitimos, un abrazo grande, estaba tratando de llamarte pero voila! No he podido, en una de esas le achunto, un abrazito feliz!

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