viernes, 15 de marzo de 2019

De un tiempo feliz (a pesar de todo)

Tampoco me importa el mío
En esta "intro" seré muy breve por motivos varios que, todos juntos, hacen este caos que no me permite ordenar mis pensamientos. 
Creo que dije lo mismo el viernes pasado y la brevedad brilló por su ausencia.
En esta ocasión  quiero decir tanto que se me enredan las ideas. Tan así que mejor entonces no digo nada.
Estoy escribiendo mucho, leyendo algo, viendo dónde podría viajar este invierno, bombardeada por malas noticias, descubriendo más proyectos humanitarios y pensando a mil por hora.
Sumado a eso, las vacaciones de mis musas que me asisten para escribir estas crónicas que tanto me gustan y un terrible y fatídico dolor de muela que me tuvo a mal traer por más de 4 días. De hecho estoy tomando antibiótico y esperando mi turno para la maldita endodoncia.
Eso hace a mi caos.
Prometo estar más elocuente el próximo viernes. 
Eso sí no se pierdan mi nuevo relato que , una vez más, viene en capítulos.
Gracias por pasar por aquí. Espero opiniones, críticas y halagos también ¿Vale? Hasta el viernes próximo. Buena vida y BUENA VIBRA. 
    Lu
Frases: 3 de Florence Nightingale
Educar no es enseñar al hombre a sabersino a hacer.
Lo importante no es lo que nos hace el destino, sino lo que nosotros hacemos de él.
Si pudiéramos ser educados dejando al margen lo que la gente piense o deje de pensar, y teniendo en cuenta sólo lo que en principio es bueno o malo, ¡Qué diferente sería todo!
Acá no zafás: 
(por eso  me hice “bloggera”, para publicarme... ¡así que leé la entrega Nº 311 de la suelta de mis letritas!) 
De un tiempo feliz (a pesar de todo)
Todas mi amistades habían entrado a la facu, como correspondía en esos tiempos a los hijos e hijas de clase media, de progenitores que a su vez eran hijos o hijas, en su mayoría, de inmigrantes.
De papás y mamás que no habían tenido fácil la infancia ni la adolescencia y para quienes todo se debía conseguir con esfuerzo y "el sudor de la frente".
Pero
Para no variar y seguir siendo la oveja negra, la fuera de molde, la desobediente o la rebelde , tal lo que de mi decían, me saqué un 2 en el examen de ingreso a la facultad de psicología de la UBA.
Lo cierto es que mis padres muy preocupados y sin saber muy bien cómo actuar conmigo ni qué decirme (o no decirme) decidieron que lo mejor que podían hacer era mandarme unos cuantos meses a los de mis tíos que vivían en el campo en la provincia de Santa Fé.
Entonces
¡ Tuve mi año sabático!... de puro burra o por el azar de la vida nomás.
Ah maravillas de la adolescencia! 
Qué bien que lo pasábamos con mi primo Enrique y sus amigos Fernando y Nano.
Andábamos por los 18,  19 años. 
Yo pasé a ser la protegida del grupo y, felizmente en ese tiempo, la única mujer. 
¡Y qué fuertes esos lazos invisibles que nos unían! 
YO, la compinche, la que sabía todo lo que "los muchachos" hacían, pensaban y decían.
ELLOS, mis "guardabosques", mis hermanos, mis guardaespaldas queridos.
Todo era risa y jolgorio. 
Ellos trabajaban, eso sí. Riqui en el campo con su papá, Fer en el banco del pueblo y Nano en un taller mecánico. 
Al día siguiente de mi llegada a María Susana toda la pequeña comunidad ya sabía de mi presencia. 
Ni hablar que allí también yo era como "la luz mala". 
No para mis tíos y tías, que me apañaban tanto cuanto podían, pero sí para las señoras con ruleros y delantal que salían a barrer la vereda, los domingos a las 6 de la mañana, justo cuando nosotros recién regresábamos del boliche, de algún pueblo más grande, al que habíamos ido o de unos de esos bailes "de carpa" en medio del campo. 
Imagínense "la Lucy", o sea yo,  volviendo a esas horas con tres varones...
¡En esos años y en ese pueblito! Lo cierto es que "las viejas" más nos miraban a nosotros más risa nos daba.
Y  si de risas hablamos...
Continuará

4 comentarios:

  1. Que experiencia divertida, Lu!!! Ser un poco la “reina” del grumete y escandalizar a las viejas chusmas de paso...
    Espero que el dolor de muela te haya permitido pensar, y seguir con algún otro cuento con las experiencias de la salud y la enfermedad...
    También estoy leyendo un poco, y escribiendo un poquito...historias de familia. Y acompañando a Jorge en estas cosas de su salud. Abrazo y hasta cualquier momento

    ResponderBorrar
  2. Hola Lucía. ¡Qué feo el dolor de muelas, no hay nada que te quite más el sueño! Espero que ya estés mejor, por lo visto empezaste una nueva historia y eso es un buen augurio. Me hubiera encantado tener una familia así con primos guardabosques y tíos permisivos y mimadores, pero no tuve esa suerte. Me imagino que habrá mucha aventura en este relato, espero el próximo viernes, besos, Evy

    P.D. No sé si has recibido mi mail con fotos.

    ResponderBorrar
  3. Querida Lu, oh, las muelas, que dolor tan desasosegante... Espero que ya estés bien y la endodoncia acabe de solucionarlo por tiempo y tiempo.

    Mis musas también andan de vacaciones, me imagino a las tuyas y a las mías pasándolo en grande mientras las añoramos.

    Me quedo con todas las frases de Florence Nightingale, algo de eso traté de aplicar a mis hijos que siempre me decían "mamá no somos niños normales". En su caso era una queja porque siempre les requería más esfuerzo para reflexionar, aprender a elegir y pensar por sí mismos en vez de hacer lo que hacía todo el mundo.

    Me pasa como a Evy, siempre añoré tener una familia así. Que buenos recuerdos, Lu, y deben de serlo porque al leerte lo hago con una sonrisa.

    Ah, esas viejas con ruleros (acá decimos rulos) y delantal, las veo con su gesto tosco cabeceando y cotilleando... con sonido de risas al fondo y te imagino feliz y libre mimada por tus guardabosques. Me ha encantado.

    Espero la siguiente entrega, Lu.

    Un abrazo,

    ResponderBorrar
  4. Que linda tu entrada Lu, de esas experiencias de adolescente, me han encantado, un abrazo feliz!

    ResponderBorrar