Tampoco me importa el mío
Esta ha sido una semana de mucho "trajín".
¿Se usa aún esa palabra? Vino a mi en este instante y a la vez me surgió la pregunta. No creo que sea una palabra usada por la gente joven.
Pero, no es sobre las palabras que quiero contarte hoy. Sí lo haré en alguna edición próxima pues es un tema que mucho me gusta. Palabras nuevas, "antiguas", significado de algunas no tan conocidas y mucho más.
Volviendo al punto de mis "días trajinados", te cuento que ha llegado al fin doña primavera y, particularmente, el sol ha asomado con bastante frecuencia.
Entonces...
he salido a caminar y he tomado "fotos al paso"
¿Qué quiero decir con esto? Que no son fotos espectaculares, pero, me parece, son luminosas.
¿Las vemos? recordá que si le das "clic" las puedes ver ampliadas.
Y antes de despedirme, quiero contarte también que en mi país se celebra el día de la madre el tercer domingo de octubre, por lo tanto este año fue el 19.
Yo no soy de los "días de", ya lo he dicho en varias ocasiones, pero eso no quita que me agrade que mi hija me haya agasajado con un desayuno compartido y una hermosa taza de vidrio con un gatito. Otro pequeño/eterno momento, de esos que te dibujan una gran sonrisa.
¡Y qué bien sabe el café en mi taza nueva!
Gracias por pasar, hasta el viernes que viene o hasta cuando gustes volver.
Esa Musiquita en el recuerdo
Acá no zafás:
(por eso me hice “bloguera”, para publicarme...entrega Nº613 de la suelta de mis letritas)
Te debo el cuento
En estos días enredados, las palabras me urgen, se hacen borrador y mancha y tachón...los dedos endemoniados teclean letra tras letra y la pantalla se convierte en un texto enloquecido…
Surgen frases que juegan escondidas y cambian el orden de mis pensamientos...No logro compaginarlas, se sublevan, me piden la libertad de ser palabras sueltas para poder acomodarse donde más quieran...
Y huyen, se esconden una y otra y otra vez. Luego aparecen en apretados montoncitos, y vuelven a cambiar el texto original que mi "yo escritora" había trazado...
Me faltan horas. Me sobran: ideas apalabradas, frases desorganizadas, textos inconclusos, palabras revolucionarias, tsunamis del alma...
Por eso, sólo por eso, y por el valor de las palabras libres, me rasco la cabeza, apuro el coñac, las dejo ser y, con la mente en blanco, decido que lo mejor que puedo hacer es ir a dormir.
Tal vez surjan como sueños ideas originales, frases ocurrentes o regresen, en puntas de pie, las musas inspiradoras.
Mañana, será otro día...







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