Armada de coraje bajo el aroma de la parra

Tampoco me importa el mío 

Dado los últimos nada felices acontecimientos en mi vida personal -y porque no social como ciudadana del mundo- he estado pensando mucho sobre el estado de equilibrio y felicidad.

He estado pensando de qué se trata ese sentimiento tan personal y subjetivo.

Lo he dicho en otras ocasiones y lo sostengo. 

No creo en un estado de felicidad permanente. 

Creo en esos momentos que nos hacen sentir alegres, distendidos, despreocupados. Pueden durar más o menos, pero nunca son eternos. 

Y, tal vez, mientras los estamos viviendo si bien nos percibimos felices no nos damos cuenta acabada de ello. 

Cuando algo se quiebra, cuando la burbuja explota y algo empieza a faltar, es cuando nos empezamos a sentir mal, tristes, de bajón o como quieran llamarlo. 

Es entonces cuando percibimos lo bien que lo estábamos pasando, lo "felices" que habíamos sido. 

Buscando algunas definiciones de "gente entendida" al respecto, me topé con este pensamiento de Darío Sztajnzrajber (espero haber escrito bien su apellido)

El periodista del periódico "La Nación" le pregunta si es feliz y Darío responde:

–La felicidad no existe. Te diría algo más: el día que dejé de creer en la Felicidad, con mayúscula, empecé a ser un poco feliz.

Es un tema que tiene mucha tela para cortar y, sin duda, tantas hipótesis como personas intentando plasmar sus pensamientos al respecto.

Todas válidas pues cada uno es cada cual y por lo tanto tiene su modo de autopercibir los sentimientos.

Claro es también que si hay un hombre - Matthieu Ricard- que es el más feliz del mundo, todos los hombres y mujeres podríamos serlo.

Creo entonces que para lograr ese estado deberíamos despojarnos de quien hoy somos, deberíamos renacer, deberíamos cambiar la piel, los conceptos, los prejuicios, los valores...

A propósito de ello Matthieu Ricard dice:

"Hay quienes son más felices de manera natural, pero su felicidad es incompleta, vulnerable. La felicidad como forma de ser es una habilidad que necesita esfuerzo y práctica a lo largo del tiempo. Así desarrollas cualidades como la paz interior, el mindfulness y el amor."

"La verdadera felicidad procede de una bondad esencial que desea de todo corazón que cada persona encuentre sentido a su existencia. Es un amor siempre disponible, sin ostentación ni cálculo. La sencillez inmutable de un corazón bueno."

En fin, espero que sirva esta entrada como disparador de reflexiones de todas las personas que pasan a visitarme.

Agrego que, así lo creo yo, no se puede ser feliz cuando la realidad se ocupa de darte con el mazo, cuando tu vida está signada por la pérdida de tus seres amados una tras otra, una tras otra.

Por eso...

No puedo irme hoy sin antes despedir con mis letritas a mi querida amiga Mirta.

Mirta, ser generoso si los hubo, que cuando nació hiji, como yo vivía en una casa compartida con otras docentes, me ofreció desde el amor ir a vivir con ella y su marido. Ambos nos cuidaron muy bien entonces por poco más de dos meses. Luego estuvieron siempre atentos a nuestras necesidades y "oficiaron de abuelos" de Agus.

Mir, vuela alto amiga que aunque tu pérdida sea dolorosa sé que no estaba bueno para vos estar atrapada en tu propio cuerpo. 

Vuela alto y lleva mi abrazo a Berta, mi papá, mi Quiti y a todos esos seres que compartieron algún momento de mi vida y, si te lo cruzas por el camino, abraza también a mi gatito Momo.

       

Gracias por pasar. Hasta el viernes próximo, o hasta cuando gusten volver.

 Lu

Música para el disfrute

Acá no zafás:

(por eso me hice “bloggera”, para publicarme...entrega Nº415 de la suelta de mis letritas)

NOTA: Como conté en la edición del 11 de junio de este año, ocasión en la que escribí "El alma de Alma" a partir de las 3 palabras de mi alias de la cuenta bancaria, hoy improviso este relato breve a partir de las 3 palabras del alias de una de mis amigas. 

A saber AROMA PARRA ARMADA.

Armada de coraje bajo el aroma de la parra

Disfrutaba cada mañana, con todos los sentidos, de los amaneceres soleados. 

De la paleta de colores que pintaba el cielo de esos rosados intensos, anaranjados, fucsias sobre ese fondo azul celeste.

Del aroma de la parra, del trinar melodioso de las aves que poblaban su colorido y luminoso jardín.

Y sentada bajo la sombra de la frondosa parra, disfrutaba del sabor dulzón de esas uvas que explotaban en su paladar, de esas lujuriosas uvas de cosecha propia, de ese aroma que invitaba a por ellas. 

Mientras las saboreaba, jugaba con las palabras, asociaba libremente...

Y

Pensó entonces en Violeta Parra, en  la paradójico de su vida

¡Mirá que escribir "Gracias a la vida" y apenas un año después suicidarse! se dijo y se enredó en esos pensamientos.

¡Ay los laberintos de los sentimientos!, los dolores ocultos, las automentiras, la negación de la tristeza.

Los tiempos dolorosos hay que transitarlos, no ocultarlos. 

El dolor que no se saca afuera va, como el magma de los volcanes, haciendo un camino que no tiene retorno y llega el día en que estalla.

Como una cosa lleva a la otra, Clara pensó que era tiempo de afrontar la realidad, que por armada que estuviera, por bella que pareciera su vida no era la que ella deseaba. 

Entró a su casa, buscó una mochila como para poner algo de ropa, buscó sus pocos ahorros y -armada de coraje- le dijo a su violento marido que, como siempre, holgazaneaba esperando que ella le sirviera el desayuno, limpiara la casa y dejara de soñar bajo esa parra que él estaba decidido a arrancar de cuajo:

"Hoy es el primer día del resto de mi vida"

Entonces

pasó por debajo de ese brazo que intentaba cerrarle el paso y partió sin volver la vista atrás.